CAPÍTULO XVII. Luces de neón.

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Después de una laaarga semana intentando convencer a Harry, consiguió que aceptase estar un ratito en el bar. Era algo arriesgado si tenían en cuenta que caerían miradas curiosas sobre la pareja, sin embargo, Harry llamó a su jefa para comentarle el plan, siendo aprobado por ella cuando dijo que había mucha seguridad en el local.

Harry estaba algo nervioso a pesar de que Penelope le dijo que no era algo malo que la gente le viese en un bar de ambiente, nadie tenía porque asumir su sexualidad. Aunque para todas las personas que seguían su trabajo, Harry era un hombre heterosexual completamente enamorado de Aradia.

Penelope también le comentó que podría ser bueno que le viesen interactuar con otras personas, que la gente no hablase solo del matrimonio. Ir a ese local haría que creciesen rumores de su sexualidad, seguramente creando noticias donde irían dejando de lado a Aradia.

Todo era cuestión de intentarlo.

Estaba esperando que Louis bajase al salón, puesto que le exigió salir de la habitación para darle una sorpresa con el conjunto de ropa que se compró. Harry le hizo caso, llevando unos diez minutos a su espera. Él había optado por un conjunto monocromático de color negro; algo básico de camisa y pantalón ajustado.

Impacientado por querer ver a su chico, se puso de pie para encaminarse a la segunda planta. Pero se quedó paralizado cuando vio la silueta de Louis en la parte superior de las escaleras. Era algo básico pero que le sentaba tan bien...

Camiseta blanca con unos pantalones negros largos, amando como supo reconocer una de sus sudaderas atadas en los hombros de Louis. Había llenado sus dedos de anillos plateados, haciéndole babear en cuanto quedó delante de él.

—¡Tachaaan...! —Louis llegó hasta quedar delante de Harry, sin necesitar ponerse de puntillas por el escalón de diferencia que les nivelaba—. ¿Te encuentras bien?

—Nunca te había visto tan arreglado, te sienta genial.

Louis sonrió agradecido de sus palabras, ganándose un beso lleno de suavidad. Habían momentos donde Harry le besaba como si fuese la última vez en su vida, perlo luego estaban las veces que lo hacía suave. Introducía la lengua en la boca de Louis con tranquilidad, dedicándose a recorrer la cintura de su chico con las manos, siempre intentando memorizar de nuevo todo lo que amaba de él.

—He cotilleado un poco tu armario para ponerme la sudadera, sabía que te gustaba Gucci, pero no imaginé que tanto —comentó, recordando la cantidad de cosas que habían con el logotipo de la famosa marca.

—Todo tu armario es de ropa de cantantes —Se defendió en broma, haciendo sonreír a Louis.

—No es lo mismo.

—¿Ah, no? Explícame qué diferencias hay.

Harry vio como Louis ponía una cara pensativa, aprovechando la aparición de Topanga para no responderle. Puso sus ojos en blanco, acercándose hasta el sillón para esperar a que terminase de hablar con la perrita como si todavía fuese un cachorro. Topanga se lanzó encima de Louis y los dos cayeron al suelo, haciéndole ladear una sonrisa por escuchar las carcajadas del universitario.

Cuando ambos parecieron cansarse de rodar por el suelo, Harry sostuvo la cintura de Louis, y puso su huella en el ascensor para marcharse de una vez. La noche ya cayó sobre Londres, era la una de la mañana, y Harry no quería hacer la fiesta muy larga. Tenía que terminar de editar su libro, ensayar para su concierto...

Demasiadas cosas.

Pero ahí estaba, viendo a Louis ilusionado por salir juntos a un bar de ambiente donde el coctelero era su amigo.

HISTORIA DE VERANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora