CAPÍTULO XX. Segundas oportunidades.

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—Quédate aquí... —pidió Harry con los nervios creciendo en su interior. Louis respiró hondo, pudiéndolo notar en como su tripa se infló bajo su mano—. Por favor, quédate.

Harry se mantuvo en silencio para conocer la respuesta de Louis, obteniendo la incomodidad de sus labios sellados. Podía sentir su corazón golpear con violencia sobre sus costillas, teniendo miedo de que pudiese ser audible si continuaban sin mencionar palabra alguna.

—No creo que sea una buena idea —respondió Louis.

La decisión de quedarse en la soledad con Harry no era correcta, pues sabía que su reacción acabaría siendo un llanto que no podría cesar. Louis se vería vulnerable ante sus ojos, no quería parecer una víctima para Harry.

Sin embargo, no intentó marcharse.

Louis perdió el contacto de Harry en su estómago, ahogando un jadeo cuando sus dedos se posaron por debajo de su barbilla para hacerle alzar la cabeza. Asimismo, permitió que Harry explorase las nuevas características de su rostro, sintiendo sus mejillas enrojecer por el bochorno.

—Lou... —susurró Harry.

Harry recordaba una carita suave, llena de una felicidad que se contagiaba al instante de verle sonreír. No obstante, lo que Louis le permitió ver, hizo que su corazón palpitase más rápido, deseando poder borrar esas ojeras y esa rojez en la córnea de sus preciosos ojos.

—Me están esperando, yo... —Quiso agachar su cabeza de nuevo, sin embargo, los dedos en su barbilla se lo impidieron—. Se enfadará si tardo mucho.

—Puede esperar cinco minutos.

Louis sintió sus ojos escocer de nuevo, derramando un par de lágrimas cuando parpadeó en un intento de apaciguar su tristeza. Harry sostuvo las mejillas del universitario, secando sus lágrimas sin saber que eso le haría llorar más.

—Por favor... —suplicó, sin saber que deseaba.

—He visto todos tus mensajes —habló Harry, finalmente derrumbándose ante la presencia de Louis. Pensaba que podría ser distante con él, pero ahí estaba, tocándole con amor—. Puedes explicarte de nuevo.

Cuando Harry decidió desprender sus manos del rostro de Louis, pensó que perderían el contacto visual. Sin embargo, el pintor hizo brillar sus ojos con una chispa de esperanza, haciendo sentir a Harry horrible.

Como si fuese el malvado de la historia.

—Ese video está sacado de contexto —Louis soltó las palabras que hicieron a Harry rodar los ojos—. En-entiendo que pienses que no te respeté, porque si me hubiesen enseñado ese video a mí, también estaría enfadado como tú.

—No estoy enfadado, estoy dolido.

Harry tragó saliva cuando Louis se encogió sobre su lugar, pareciendo un animal indefenso al acecho de su cruel cazador. No quería que le mirase así.

—Nunca besaría a otra persona teniéndote a ti —respondió Louis, intentado calmarse—. Sabes que te quiero.

—Entonces explícate, dime que pasó. Porque cada vez que pienso como Marco te besó...

—Yo te estaba esperando donde me pediste —explicó, cortándole a Harry—. Te prometo que no me esperaba la presencia de Marco, mucho menos que me besase. No me dio tiempo a reaccionar, pero luego le empujé.

Louis esperó a saber la opinión de Harry, viendo como parecía querer leer su rostro. Estaba diciendo la verdad, no sabía de qué otra manera hacerle entrar en razón. Le dolía que creyese antes a un video que a sus palabras.

HISTORIA DE VERANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora