CAPÍTULO EXTRA. Solo ellos.

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Louis curvó su espalda cuando sintió como la lengua de Harry trazaba un recorrido en su intimidad, haciéndole perder el aliento. La cálida respiración de su novio se perdía entre sus cachetes inferiores, siendo amasados con sus manos mientras era torturado de las mejores maneras.

—Ni se te ocurra parar, por favor... —rogó con su voz temblorosa mientras cerraba sus dedos sobre el cabello de Harry—. Por favor, por favor...

—No dejaré a mi chico a medias —aseguró, mirándole desde su posición, amando como Louis se veía tan desesperado por él—. No otra vez.

—Eso espero, porque o si no... ¡mierda!

Harry introdujo su lengua en la entrada de Louis, silenciando su reproche antes de que pudiese terminarlo. Los dos últimos diez días fueron algo complicado de sobre llevar, sobre todo si tenían en cuenta lo agotado que terminaba Harry al final del dia.

Los conciertos estaban terminando con su cordura, pasando las mañanas llenas de estrés mientras hacían un poco de turisteo por las ciudades. Luego, cuando la tarde llegaba, se pasaban horas encerrados en un camerino para que Harry pudiese practicar un poco más. Y cuando la luna se posaba sobre sus cabezas...

Harry se dejaba caer en la cama, estando agotado.

Así fue durante ocho días.

Hasta que dos noches atrás, Harry pareció un poco más animado para cumplir los caprichos de Louis le pedía de forma disimulada. Sin embargo, cuando su chico estuvo masturbándole en plena madrugada, Harry le tuvo que pedir que parase porque no era capaz de concentrarse, dejándole así a medias y con sus mejillas rojas por la excitación que no fue consumida.

Sin embargo, esa noche, Harry estaba feliz y orgulloso de lo bien que le recibió Glasgow, habiéndose coronado como el mejor recital que hizo hasta el momento. Tenía que celebrarlo de alguna manera y, en el momento que descubrió como Louis pensaba irse a dormir sin darle su besito de buenas noches, decidió que esos no serían sus planes.

Pensaba recompénsale.

Solucionar su pequeño e infantil cabreo.

Por eso mismo se encontraba tan entretenido con su chico, haciendo que este se retorciese sobre la cama. Sus rizos eran estirados con suavidad, sintiendo su corazón palpitar lleno de amor al saber que su novio nunca le haría daño incluso en un momento cargado de lascivia y adrenalina.

Le encantaba como habían evolucionado las cosas desde que terminó su segundo verano juntos. Tuvieron su primer aniversario en la orilla de la playa, habiendo sido sorprendidos con una lluvia de estrellas que dejo a Louis alucinando. Harry tomó aquello como una señal del destino. ¿Cuántas probabilidades había de que las estrellas lloviesen el dia que hacían un año de novios?

La confianza era absoluta entre ellos, habiendo aprendido la lección. Louis no volvió a silenciar sus pensamientos y sentimientos, temeroso por volver a vivir lo mucho que dolió esa semana llena de dolor y desesperación.

Y Harry...

Harry le seguía tratando como a un príncipe.

Su príncipe...

—Necesito más, Harry —rogó Louis.

Estaba al borde del orgasmo, sin embargo, todavía no deseaba culminar con su noche. Necesitaba prolongarlo lo máximo posible, pues sabía que momentos así eran escasos desde que Harry inició su pequeño tour por Reino Unido.

Cumplió con su promesa, esa en la que le aseguró que recorrerían juntos Reino Unido en cuanto pudiesen.

—¿Más? Tenderas que ser un poco más específico —jugueteó el pianista, separando su lengua de la intimida de Louis para introducir dos de sus dedos—. Dímelo, Lou.

HISTORIA DE VERANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora