Chapter one: the outsaider

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1995

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1995

Conocí a Matt mientras trabajaba en la tienda de videoclub. Al principio cuando crucé miradas con él lo primero que pensé fue que nunca antes lo había visto por el lugar. Su rostro me era desconocido por lo que supuse no tenía mucho de haberse mudado al lugar. Me costó despegar la mirada curiosa pues el chico era atractivo, además de emanar un aura algo extraña en él, no sabía como describirlo pero era como ver a un forajido solitario, decaído y perdido aunque le atribuí a que podía ser a la forma de sus ojos cansados. Él caminaba lento mirando con detenimiento los títulos de las sección de horror. Las pocas chicas que se encontraban en el lugar no paraban de mirarlo, (como yo incluida). Fue hasta ese momento en el que volví a la realidad y me obligué a enfocarme en mi trabajo y no en aquel extraño. Aprovechaba los momentos en el que el lugar estaba tranquilo y con poca gente para avanzar los trabajos de algunas clases pues lo único que quería hacer llegando a casa era cenar y después tumbarme en la cama para dormir sin ningún pendiente, de lo contrario volvería a tener problemas por no entregarlos.

Aunque disfrutaba trabajar aquí, había veces en los que deseaba simplemente no tener que trabajar, pero luego llegaba a casa y ese sentimiento se esfumaba, agradeciendo pasar las tardes aquí en vez de mi hogar. Volví a repasar el párrafo una vez más al no poder retener la información. No sirvió de nada pues mi mente por alguna extraña razón no se enfocaba lo cual me provocó un maldito coraje pues, sabía que "esa"  extraña razón se encontraba a unos metros de mi. Quería continuar escaneándolos pero ya había muchos ojos haciendo eso, lo último que quería era ser partícipe de incomodar a alguien, además, ya estaba recibiendo demasiada atención como para sumarle más. Me frustró no poder concentrarme y obligarme a no sucumbir en mi curiosidad. Sabia que lo único que me distraería sería atender a los clientes pero las pocas personas que estaban no se irían hasta que aquel chico de ojos azules saliera por la puerta.

Mire el reloj y me di cuenta que faltaba media hora para cerrar. Mi estómago comenzaba a demandar comida por lo que una parte de mí estaba feliz de al fin salir y otra me pesaba pues, aunque fuera duro admitirlo, no sabía si volvería a ver al forastero de nuevo. Me era más fácil verlo de lejos pues sabía que la única interacción que existiría entre ambos sería para cobrarle la película que decidiera  llevarse, o en el peor de los casos, un "buenas noches" si se iba con las manos vacías. Cual fuera la opción, la interacción se quedaría en cliente y trabajador. Me daba vergüenza admitir que quería que me notara aunque en mi interior sabía que eso no pasaría. Él se me hacía un chico difícil de alcanzar, no tanto por su atractivo sino porque me había hecho una idea en mi cabeza en el que era el tipo de chico egocéntrico que adoraba ser admirado por el sexo opuesto. Me di cuenta cuando sin percatarme de que mis ojos habían viajado del texto de mi libro a él, este miró de reojo sobre sus hombros hacia las miradas acosadoras, en seguida y sin darme tiempo de reaccionar hizo contacto con mis ojos. Como idiota y tratando de parecer algo furtivo hice lo único que creí sería creíble y eso fue desviar mi atención hacia el siguiente estante como si fuera lo más interesante del mundo. Pude sentir como mi corazón se aceleró del miedo y la vergüenza de ser atrapada viéndolo. De todas yo fui la más estupida al estar frente a él. Honestamente no pensé que pasaría pues él se encontraba sumergido en su propio mundo –o eso aparentaba– pues no imaginé que se percataría.

CHANGES [Matt & Chris Sturniolo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora