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—Entonces

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—Entonces... Esto queda de la UA.

Mirko expresa con cierta impresión, ya de la escuela no queda nada más allá de escombros y cadáveres en estado de descomposición, la de flamas verdes solo se queda en silenció. Custodiando la zona acompañada de Mirio, ambos tienen armas. Además de contar con sus dones no saben cuánto habitan el lugar, los caídos, los sobrevivientes no tienen estadísticas de nada.

—Bien, puedes comenzar a buscar, pero no te alejes mucho. —La coneja ordena al de gabardina, este asiente. Luciendo aún incrédulo por la situación en qué se encontró la escuela.

Escombros por todos lados, además de uno que otro cadáver por la zona bajo estos o en sus restos, el olor no es para nada agradable, y eso lo tienen presente la coneja, el rubio y la de flamas. Intenta ser cauteloso ante sus movimientos, no quiere que por un descuido suyo terminé llamando la atención de una horda entera, aún no está en condiciones de enfrentarlos directamente, a diferencia de Mirio él no puede evadir a los cadáveres con facilidad.

—Este lugar está totalmente colapsado. —Murmuro observando los edificios que resguardaban a los estudiantes.

Ni lento ni perezoso empezó a caminar a dicho lugar, apenas abrió la puerta solo noto cuerpos, por lo que sospechaba, eran de sus compañeros o más bien, los padres de estos. Un escalofrío le recorrió la espalda al momento en que noto una cabellera castaña que se asemejaba a la del cenizo, apenas moviéndose un poco para observar el cadáver de lo que fue Masaru Bakugõ.

Toma una bocanada de aire, adentrándose más con la albina a sus espaldas, está solo está al pendiente de que no use su don, además. El suyo era más factible para matarlos de un solo golpe, evitando así más daños a la estructura.

—¿Cómo estás tan seguro que sigue con vida? Mira este lugar. —Murmuro con cierta asco al notar las paredes manchadas de sangre y sesos. —Pudo irse, o haber muerto, en este momento las posibilidades de que esté vivo son bajas.

—Se que está vivo. —Asegura con notable molestia, aquello genera que la mujer se aleje apenas un poco. —Si no está aquí debe estar cerca al centro, o en algún vecindario cerca de la escuela.

—Ya va más de un mes, pudo irse de aquí en el dado caso de que siga con vida.

El de vendas suspira con cansancio, deteniéndose apenas observa algo de movimiento en alguna de las habitaciones, Mirko se pone frente a este, lista para atacar.

—¿Deberíamos hacer ruido?

—No es lo más factible, si hay más de uno tendré que usar mi don y es lo que estás evitando.

La coneja asiente, caminando con lentitud hasta la puerta de la que creyeron ver movimiento, entra de golpe, deteniendo su pierna al momento en que analiza a quien tiene frente a ella.

—Uhg... Así que... Eras tú. —Dice bajo, volviendo a su posición inicial y ayudando al rubio a ponerse de pie.

—L-lo siento es solo que, pensé que eran una de esas cosas. —El de mirada violeta pronto vuelve su vista tras el hombro de la albina, abriendo ligeramente la boca. —¡Por Dios!

𝚅𝚒𝚛𝚞𝚜 | 𝙱𝚊𝚔𝚞𝚐𝚘𝚞 𝙺𝚊𝚝𝚜𝚞𝚔𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora