𝚅𝚒𝚛𝚞𝚜 | 𝙱𝚊𝚔𝚞𝚐𝚘𝚞 𝙺𝚊𝚝𝚜𝚞𝚔𝚒

XXII

N/A: se recomienda escuchar la canción durante la primera parte del capítulo.

En su cabeza suena una melodía lenta, talvés un poco equivocada para la ocasión pero es inevitable intentar reproducir algo ajeno a lo que sucede en el exterior, ve los cuerpos de sus amigos masacrados a manos de su sensei. Yaomomo, Eri, Denki y ella fueron los únicos en escapar, después de todo. Vio a Stain llevarse a All Might con él antes de que Aizawa apareciera mordiendo al resto.

Cubre la boca de la niña mientras aguantan la respiración, no desean llamar la atención. No cuando su única protección del exterior es una puerta, cierra los párpados contando mentalmente mientras esa melodía sigue sonando, ¿Por qué la recuerda en el momento en el que su vida está peligrando? ¿Dónde la escucho la primera vez? Claro.

Izuku Midoriya.

Uraraka reprodujo esa canción el día que ella confesó sus sentimientos al peliverde y fue correspondida, sin embargó; por sus metas decidieron no ser pareja y ser amigos, cuando llegase el momento y si aún se querían, podrían llegar hacer algo más.

Aunque ahora no podía cumplir eso, Izuku estaba muerto y ella estaba a un ruido de acompañarlo en el más allá, es triste saber que nunca pudo saber que se sentía ser novia de la persona que te gusta, mucho menos el haber dado un primer beso o una primera cita. Ya no le quedaba nada, probablemente sus padres estuvieran muertos, más de la mitad de sus amigos murió. ¿Cómo escaparían de allí?

-Uraraka... -Momo llama a la castaña, está le da una mirada cargada de confusión y pánico. -Podemos irnos, se fueron hace como diez minutos.

Asiente soltando lentamente a la niña que estaba frente a ella, Kaminari estuvo en silencio todo ese tiempo, pareciendo una especie de muñeco por lo rígido que estaba, una vez fuera de ese armario miraron lo que quedaba de la casa, los cadáveres que pronto se levantaría en busca de algo para comer y ellos claramente no querían estar ahí. Recogieron sus cosas y poco a poco fueron avanzando lejos de esa zona urbana, debían empezar a moverse y buscar más grupos sobrevivientes, eso era evidente.

-Esto me arde... -Eri tomo la mano de la castaña y la jalo un poco, enseñando su brazo, había una mordida allí. -Cuando estaba intentando rebobinar al sensei me mordió y no pude.

Los adolescentes se miraron entre sí notablemente nerviosos, si la niña había sido mordida se suponía que en cualquier momento se convertiría. Kaminari tomo una respiración y sujetó la muñeca de la pequeña.

-No te preocupes, estarás bien. -Le sonrío para tranquilizarla, la niña le correspondió la sonrisa empezando a caminar junto a él.

Las chicas se miraron y luego dieron una mirada a su compañero, no estaban del todo seguras que tramaba, o si esperarían hasta el tiempo límite para poder dar fin a la vida de la pequeña, un escalofrío recorrió sus espaldas, después de todo, nunca imaginaron que en algún momento de su vida asesinarían a una niña, mucho menos que la misma niña fuese Eri.