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Entender lo que pasa por la mente de Katsuki es algo complicado o muy complicado de saber, no entiende como el cenizo logra disimular su desagrado a los acercamientos íntimos que han tenido

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Entender lo que pasa por la mente de Katsuki es algo complicado o muy complicado de saber, no entiende como el cenizo logra disimular su desagrado a los acercamientos íntimos que han tenido. No entiende como puede fingir sus gemidos y hasta ahora nota que aquellas lágrimas que derramaba cada que estaba dentro de él no eran de placer. Sinceramente no sabe cómo pasó todo esto por alto, únicamente asociandolo a que el menor no era experto y no sabía cómo expresarse o hacer ver su gusto por el sexo.

Las palabras del azabache resuenan en su cabeza mientras fuma de aquel cigarro. No durmió en toda la noche, el sol apenas se asomaba por las estructuras de los pocos edificios que quedaban de pie. No sé atrevió a molestar al cenizo ni mucho menos despertarlo con su habitual mañanero, por alguna razón, se siente culpable de someter al rubio a esos actos. Los pasos de sus trabajadores se escuchan por los pasillos, ve a algunos bajando por la escalera provisional que está ubicada en la abertura de la pared mientras los que estaban de guardia suben a descansar. Incluso logra ver entre los que limpian los restos de infectados de las rejas aquellos cabellos blancos que tanto le desagradan.

—Ese bastardo. —Murmura con molestia. Deja caer el cigarro y vuelve sobre sus pasos listo para irse a la habitación donde duerme el rubio, no es ningún genio para saber que el menor ya había despertado para ese momento y no se equivocó, al entrar lo ve vistiendo sus prendas más holgadas y arreglar su cabello frente al espejo. —Suki. —Sonrie un poco.

Nota como se tensa un poco y la culpa vuelve a instalarse en su pecho, se acerca. Apenas rodeando su cintura con un brazo y dejando un beso en la mejilla del menor.

—Hola Shotõ. —Murmuro algo cohibido, el bicolor muerde su labio inferior.

—Quiero hablar de algo contigo, algo importante. —Señala, separándose para sentarse en la cama, el menor se gira y lo mira. —Quiero la verdad, Katsuki, la verdad y nada más que eso. —Advierte con tono severo, el rubio asiente.

Sabe que Katsuki le teme, aún cuando su don es uno de los más fuertes y su actitud altanera le ponía límites, está nueva versión del cenizo parece una muñeca que solo asiente a sus exigencias.

No le agrada, no del todo.

—¿Que ocurrió cuando estuvieron allá afuera? —Pregunto directamente.

El rubio traga saliva mientras apreta ligeramente su muñeca, bastante nervioso sobre que decir o que responder exactamente, paso por tanto en las calles junto a los demás que posiblemente pasaría todo el día dando apenas una corta parte de sus anécdotas.

—¿Que exactamente? —Murmuro sentandose un poco alejado del más alto.

—Sero me comentó algo sobre un tipo que te... —No pudo terminar la frase, la mirada que el cenizo le dió le hizo callarse. —Quiero saberlo todo, Bakugõ. —Exige frunciendo su ceño.

—Si ya cara plana te contó yo no tengo porqué repetir las cosas. —Murmuro cruzando sus brazos.

—No me contó todo, tu eres el que mejor sabe que pasó.

𝚅𝚒𝚛𝚞𝚜 | 𝙱𝚊𝚔𝚞𝚐𝚘𝚞 𝙺𝚊𝚝𝚜𝚞𝚔𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora