XV

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Es

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Es... Tan complicado, ¿¡Por qué es tan complicado?! No lo entiende del todo, lo único que sabe en ese momento es que el cenizo se encuentra sentado frente a él, ambos lucen asustados pero jura que Katsuki talvés se ve más asustado de lo que él en su momento pudo estar, ¿Por qué? ¿Por qué su amigo tiene ese brazalete tan extraño en el brazo? ¿Por qué le mira como si fuera un perro a punto de ser sacrificado? No lo entiende, ni siquiera se han dicho palabra alguna desde que está encerrado en ese cuartucho de maderos caídos, la luz del día se cuela entre las rupturas otorgando iluminación, muy pobre, pero al menos puede ver más alla de su nariz.

—Shima.

La voz de Katsuki le saca de su debate personal, en dónde su mejor amigo se ve extraño y no como habitualmente es, sin embargó. Ahora a eso se suma un moretón en el cuello.

—¿Que carajo? —Sus cejas se fruncen en el momento en que capta ese chupetón, el cenizo se tensa. —Bakugõ, debes estarme jodiendo, ¿Es en serio? ¡¿Con él?!

—No lo entiendes. —Intenta callarlo, aunque casi no lo logra, suspira un poco. —Estoy... Intentando convencerlo de que no los mate, a ninguno.

Sus palabras son tan pesadas como si se tratasen de sus mancuernas de diez kilos, su respiración se hace lenta, pesada, mientras el cenizo suspira bajo, cansado. La puerta que está a espalda de ambos se abre y de allí emerge la figura del bicolor, este sonríe cuando la mirada carmesí del teñido va a parar a su persona, apenas se encuentra cerca, toca casualmente la cabeza del cenizo.

—¿Sucede algo, Suki? —Pregunto juguetón, el cenizo se tensa un poco. Colocandose de pie.

—No, nada. —Responde inmediatamente, el menor apenas se mueve cuando el brazo del bicolor le rodea la cintura.

—Deberias ser más agradecido, este lindo y caprichoso muñeco acaba de salvar tu culo. —Escupe con malicia, es entonces que el pelirrojo mira al menor.

El bicolor nota las miradas de ambos, carraspeando la garganta para que el cenizo le preste atención, apenas lo logra. Sujeta con firmeza sus mejillas uniendo sus labios en un corto, pero territorial beso, dejando un mensaje claro.

"Me pertenece".

—Vamos, Katsuki, el desayuno estará listo en unos minutos y no quiero que esos salvajes te dejen sin comer.

—Esta bien, iré en un momento.

El mayor no luce del todo convencido, sin embargo. Asiente y se retira, el cenizo vuelve a sentarse en esa silla guardando total silenció, eso claro, hasta que nota la mirada confusa del pelirrojo.

—Tú... ¿Y él? ¿Que demonios le pasó? Hasta hace meses apenas nos estábamos llevando bien. —Pregunto con toda la duda que su voz revela en ese momento.

—La verdad, no se qué mierda le ocurrió, este no es el Shotõ del que me enamoré. Pero se quienes pueden saberlo.

—¿Quien?

𝚅𝚒𝚛𝚞𝚜 | 𝙱𝚊𝚔𝚞𝚐𝚘𝚞 𝙺𝚊𝚝𝚜𝚞𝚔𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora