Una extraña enfermedad desata el caos y la caída de la sociedad creada por los héroes.
𝙵𝚊𝚗𝚍𝚘𝚖 𝙱𝙽𝙷𝙰
𝙻𝚘𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚓𝚎𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚝𝚎𝚗𝚎𝚌𝚎𝚗 𝚊 𝚛𝚎𝚜𝚙𝚎𝚌𝚝𝚒𝚟𝚘 𝚊𝚞𝚝𝚘𝚛
𝙿𝚊𝚛𝚎𝚓𝚊𝚜 𝙻𝙶𝙱𝚃+
𝙻𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚜𝚒 𝚎�...
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El lugar está en llamas, mientras todos corren despavoridos para apagar el fuego Shotõ solo observa a quien está en el techo con una sonrisa llena de sangre y suficiencia, sostiene su muñeca y mantiene la palma en alto evidenciando una amenaza silenciosa de que no quiere que nadie se acerque o llevará el mismo destino que el edificio.
Shigaraki por su parte observa desde unos cuantos metros más atrás al cenizo, lo vio enloquecer poco a poco y finalmente estallar ese día, nada más precioso que ver a ese rubio siendo lo que debió ser desde un principio, una amenaza total para todos. Ya puede deshacerse de aquella foto porque está consciente que el Katsuki que tiene ahora enfrente es mucho mejor que el que conoció cuando tenía dieciséis. La figura del rubio se tambalea un poco, baja la mano mientras ríe. Aquello es casi una obra de arte para sus ojos.
—Katsuki. —Llama bajo, acercándose lentamente para tocar el hombro del menor, este apenas se mueve. —Ya hiciste suficiente daño y destrucción...
—No es suficiente. —Murmuro en un ligero gruñido, mirando al albino con cierto despreció. —Tu dejaste que esto me ocurriera. —Giro sobre su talón para encararlo.
Todo esto ocurre bajo la mirada de Shotõ que solo puede hundirse en la impotencia, no tiene forma de llegar al edificio sin que la estructura ceda, seguramente de intentar levantar un muro de hielo terminaría alertando al rubio y se escaparía. Lo observa acercarse al mayor, ve como este le toma del mentón y cuando cree que estos van a unir sus labios ve como el albino termino siendo expulsado por los aires.
—¡Esto fue tu maldita culpa! —Katsuki grita mientras sostiene su cabeza un momento, hiperventilando. —¡Fue su maldita culpa! —Dice ahora en general, solo para que los demás le presten atención.
Las explosiones siguen apareciendo de vez en cuando, un temblor en el suelo le advierte que es muy seguro que el edificio termine por caerse, Hawks no puede ayudarlo está vez, Katsuki se encargó de herirlo antes que a nadie con el pensamiento de que esté sería quien le detuviera en su hazaña.
La respiración se le corta un corto instante, finalmente termina levantando un muro de hielo que sostiene una de las bases que cede lentamente con cada explosión que el cenizo provoca, el fuego aumenta y además del rubio. Muchos más lugares de la estructura explotan por alguna acumulación de líquido inflamable.
Shotõ lentamente intenta acercarse, el cenizo parece hablar con alguien pero él no ve a nadie allí, tensandose por un segundo cuando escucha las palabras del rubio.
"Dabi, no puedo matarlo. No a él."
¿Qué demonios ocurre en la mente del rubio?
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En el momento en que abrió los ojos supo que algo pasaría aquel día, aquel sueño no era solo algún producto de su imaginación. Katsuki tenía algo que lo atormentaba de eso estaba seguro y si bien todos tienen sus propios demonios, tienen muertes de gente cercana sobre sus hombros es evidente que con Bakugõ el panorama es distinto, su inestabilidad significa destrucción y un Katsuki descontrolado es probablemente lo último que querría, desde hace algunos días duerme en una habitación separada al rubio, se ven de vez en cuando. Apenas logra besarlo pero admite que las cenas hechas por las manos de su lindo cenizo son más deliciosas desde entonces.
Talvés no molestarlo en la cocina sea la respuesta del porque esa comida sabe cómo la gloria misma, aún cuando solo sea algo tan simple como unos huevos revueltos, para él. Todo lo que haga Katsuki es y será una maravilla misma.
—Callense. —Se detiene abruptamente cuando escucha al cenizo, le mira, está solo, completamente solo. —Necesito paz...
Las palabras del cenizo le hacen estremecer un poco recordando lo último de su sueño, todo envuelto en llamas, explosiones y un Katsuki teniendo un colapso mental en plena destrucción.
Si, su sueño definitivamente debía significar algo.
—¡Suki! Cariño, hola. —Saluda con una sonrisa un poco tensa, el rubio deja de pelear consigo mismo.
—A-ah, hola Shotõ. ¿Cuánto llevas allí? —La sonrisa nerviosa del rubio lo hace sospechar un poco más, intenta dejarlo de lado.
—Solo unos cuantos minutos, dime gatito, ¿Que estabas haciendo?
Respeta el espacio del rubio, más aún con este teniendo un cuchillo en la mano, admite que la comida que está preparando se ve deliciosa pero no quiere arriesgarse a una puñalada.
¿En algún momento llegó a pensar que temeria tanto de Katsuki y su salud mental? Definitivamente no, de alguna manera su nueva vida le jodió más de lo que hubiera pensado, llegando al punto dónde apenas hace uso de su don. Aquello le genera malestar, saber que su cenizo no quiere (porque es más de querer que de no poder) usar su don por quien sabe que cosa le molesta, no quiere decirle nada. Ni por el más mínimo error.
Lidiar con esta clase de situaciones ya no pintaba en su panorama, pero si quiere a Katsuki tanto de mente como de cuerpo, sabe que debe tenerle paciencia, aún cuando ya haya sobrepasado su límite.
—Me preguntaba, si querías cenar conmigo. —La mirada del cenizo es su debilidad, este parece saberlo y por ello mismo cree que lo hace a propósito.
—Me encantaría, Suki. —Sonrio apenas un poco, el rubio se notó bastante contento por su aceptación.
Solo tenía unas cuantas cosas que pensar, la primera, era que Katsuki nunca, ni por error le invito una cena, siempre era él quien le pedía que cocinara para los dos, segundo, jamás se notó feliz de compartir tiempo con él, ¿Debía empezar a preocuparse por ello? Esperaba que no, de verdad quería creer que el cenizo se encontraba bien mentalmente. Al menos un poco, no lo suficiente para explotar y querer hacer trizas todo lo que a él le costó conseguir.
Finalmente sale de la cocina dónde el cenizo vuelve a su comida, Shotõ esta inseguro, incluso con el tema mismo de la comida. Teniendo el pensamiento fugaz de alimentar primero a uno de los múltiples ayudantes de bajo rango que mantienen las rejas cerradas y seguras, si, definitivamente haría eso, prefería darle primero un bocado de aquella maravillosa comida a cualquier idiota hambriento y aburrido de las barras de granola. Porque, Katsuki no era un tema de preocupación, ¿No?
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