XVI

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Los besos son dominantes, talvés más de lo que alguna vez fueron, las manos del bicolor lo sujetan con fuerza mientras lo apega a la pared, el aire le falta

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Los besos son dominantes, talvés más de lo que alguna vez fueron, las manos del bicolor lo sujetan con fuerza mientras lo apega a la pared, el aire le falta. Siente su pecho arder y sus muñecas quemándose bajo su agarre, no le gusta, definitivamente no está disfrutando en lo que se ha convertido el bicolor.

—S-shoto...

Gime bajo, su toque lo quema, y no literalmente, su piel se torna rojiza bajo su agarre en el justo momento en que se ve cargado por sus manos. No ve el brillo habitual en esos ojos bicolor, no ve su semblante amable ni mucho menos el que solía regalarle cada que lo miraba. Quiere llorar, no, de hecho, va a llorar en ese momento si se sigue sintiendo de esa manera.

—Carajo, Katsuki. —Se queja cuando el rubio muerde su lengua, y si bien le gustó ese trato agresivo, no disfruto que el contrario terminará por alejarlo de un empujón.

—¿Que carajos pasa contigo? —Su rostro está teñido de rojo mientras siente como los ojos se le humedecen, igual intenta ignorarlo. —Tenemos meses sin vernos, te creí muerto, ¿Por qué carajo no me buscaste si lograste escapar de la casa?

Las preguntas del rubio lo marean ligeramente, sin embargo. Suspira y frota el puente de su nariz, no es momento de enfadarse, tiene a su lindo cenizo allí, frente a él, acababa de comerle la boca segundos atrás.

—Cuando escape corri lejos del vecindario, no sé dónde fui a parar. —Admite con cierta vergüenza. —Me encontró Hawks, dijo que mi piel había tomado una infección por la contaminación así que me trajo. —Señala el edificio, aquel que por unos meses, fue su hogar. —Termine cayendo en un coma inducido, para que mis heridas mejorarán del todo, mientras más me movía, mi piel se rompía, así que decidieron que era lo mejor.

—Comprendo... —Murmuro acercándose lentamente al más alto, en ese momento, estaban en la parte trasera del edificio, dónde nadie iba, nadie a excepción del bicolor. —Te creí muerto y, me hiciste mucha falta.

Pronto es rodeado por los brazos del bicolor, se sintió por un corto instante en su mundo, dónde todo era felicidad y armonía, aún cuando aquellos brazos estaban llenos de cicatrices por sus quemaduras, sabía que podía haber sido peor.

—Tambien me hiciste falta, Suki. —El bicolor besa su cabeza con cariño, sonriendo un poco. —Pero mataré a esos bastardos.

—¿A quien te refieres?

—A Kirishima y Sero, también a Shigaraki aprovechando que el cabron no tiene como defenderse.

—¿¡Qué!? —El rubio se mueve erráticamente soltándose del agarre del bicolor, o lo intenta, porque definitivamente no logro zafarse del todo.

—¿En qué te afecta? Ahora me tienes a mí, no los necesitas a ellos.

—¡Son mis amigos, Shotõ!

𝚅𝚒𝚛𝚞𝚜 | 𝙱𝚊𝚔𝚞𝚐𝚘𝚞 𝙺𝚊𝚝𝚜𝚞𝚔𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora