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Jungkook tenía una sonrisa en el rostro mientras bebía del té, desde que volvieron a hablar no había tenido una muy buena relación con Tarhyung, casi siempre terminaban peleando y cuando no lo hacían era porque Jimin estaba con ellos, aunque si notaba que Taehyung se estaban volviendo a abrir con él y eso era un avance, lo único que le disgustaba era la situación en la que se encontraban.

Él tenía el propósito de volver a entablar una amistad con el mayor una vez entrara a la universidad, y lo logró, solo que todo el caso del asesino serial los tenía muy distraídos a ambos como para poder hablar sobre ellos.

Escuchó unos sollozos provenientes del mayor, lo que hizo que levantara la mirada con sorpresa y preocupación. Taehyung tenía el pocillo apretado fuertemente entre sus dedos, lo más probable era que mientras él se encontraba pensando en que sería de ellos, el rubio debió de estar recordando lo sucedido horas antes en su apartamento.

Se acercó rápidamente hasta él y le quitó el vaso con delicadeza para que no se terminara lastimando.

—Tae, todo va a estar bien, te lo prometo —intentó tranquilizarlo. El rubio se alejó de él repentinamente.

—¡No lo sabes! Eso no está en tu control, Jungkook. Puedo morir mañana y no puedes evitarlo —gritó.

—¡Claro que puedo! —exclamó mientras lo tomaba de los hombros—. Por ti haría hasta lo imposible, ¿qué no lo entiendes?

—¿No lo entiendes? Nada de lo que está sucediendo está bajo nuestro control. Cosas malas pasan siempre y no podemos evitarlas. Yo no pude salvar a Lisa, ¿por qué podrías salvarme tu a mi?

—Nada es imposible. ¿Por qué no tienes un poco de fe? Sé más positivo, las cosas solo se logran si de verdad lo crees —suspiró cansado, las lágrimas ya empezando a asomarse por el rabillo de sus ojos— ¿Por... por qué no confías en mí? —musitó con la voz entrecortada.

El mayor lo miró con sus ojos azules inundados en lágrimas.

—El problema no es que no crea en ti, es que no creo en mí.

Jungkook bajo de sus hombros a sus manos, acariciando con suavidad cada milímetro de su piel, tomó sus muñecas y bajó hasta entrelazar sus dedos juntos.

—Entonces déjame a mi creer por los dos. Te demostraré que todo es posible y que no vas a morir no mañana no dentro de dos días, sino dentro de muchos años más cuando ya hayas vivido lo suficiente y sea el momento apropiado.

—Por favor, deja de hacerlo —murmuró con tono suplicante. El pelinegro lo miró confundido.

—¿Hacer qué?

—Eso, enamorarme con cada una de tus palabras y suspiros, deja de darme esperanzas y hacerme creer que tengo alguna oportunidad contigo cuando sé que no es así, sabiendo que es todo lo contrario. No quiero crearme ideas de una realidad en la que correspondes mis sentimientos y formamos una vida juntos, donde envejecemos el uno al lado del otro con Dante —él suspiró— desde hace mucho entendí que tú no me quieres como yo te quiero a ti.

—¿Qué... ? —intentó hablar, más sin embargo las palabras no surcaban del interior de su garganta. Se alejó de él, trastabillando hacia atrás, en un intento de encontrar algo de donde poder agarrarse y no caerse de la sorpresa.

—Porque yo no te quiero como un amigo y no es que te odie, es que cada vez que te veo se me hace más difícil el contener las ganas que tengo de besarte, de abrazarte, de acariciarte o al menos de solo estar contigo.

—Tae... —el mencionado se acercó hasta él, acorralándolo contra la encimera de la cocina en donde estaba apoyado.

—Lo siento, Kookie —lo observó con un brillo indescriptible en sus ojos azules, un estremecimiento recorrió su espina dorsal al percatarse de amor y la calidez expresado en su iris color zafiro, dándole un aire tranquilizado y Pacífico—. Pero si muero mañana, necesito hacer esto antes.

Se acercó al contrario acabando con la poca distancia que faltaba para que sus bocas se unieran en un suave beso. Sólo fue un pequeño e inocente toque, el mayor no quería obligar al otro a corresponderle el beso, él estaba conforme con esa delicada caricia que sus labios estaban compartiendo.

Jungkook estaba paralizado por la sorpresa, no podía creer que el mayor lo estuviera besando. Cerró los ojos y con una sonrisa pasó su brazos por la cintura del rubio, en un intento de acercarlo más a él.

Taehyung abrió los ojos sorprendido y se separó de él con un empujón. Se alejó de Jungkook con un muy claro sonrojo mostrándose en sus mejillas.

—Mm... —carraspeó tratando de deshacerse del mundo que comenzaba a formarse en su garganta— creo que ya está muy tarde, debería... eh... irme a dormir, si eso... —le dio la espalda e intentó salir de la cocina.

—¡Espera, Tae! —Jungkook lo tomó de la muñeca y lo atrajo hacia él en un abrazo— tú también me gustas, no, no solo me gustas, estoy enamorado de ti, Kim Taehyung.

El rubio se quedó estático entre sus brazos por varios segundos, porque Jungkook lo sostenía con demasiada delicadeza. El menor sintió algo humedeciendo el cuello de su camisa y se percató tarde que eran las lágrimas del mayor. Taehyung comenzó a removerse y a golpearlo para alejarlo de su anatomía.

—Basta —murmuró.

—¿Qué? —la sonrisa se borró de sus labios.

—¡Basta! —lo empujó lejos y se llevó una mano al rostro para limpiar las lágrimas que comenzaban a resbalar por sus mejillas— ¡Deja de darme esperanzas! No correspondas mis sentimientos por lástima.

—No es por lástima, Tae —caminó hacia él, el rubio retrocedió a cada paso que él dada—. Enserio estoy enamorado de ti.

—No, no es posible.

—¿Cómo puedes saber tú lo que yo siento? —cuestionó.

—Yo...

—Taehyung, me gustas demasiado. Desde hace mucho que llevo enamorado de ti... es sólo que tardé en comprenderlo y cuando me di cuenta tú ya no me querías cerca de ti y no te lo había dicho por miedo a que mis sentimientos no fueran correspondidos. Pero ahora que sé que sientes lo mismo que yo no voy a dejarte ir. Cuando digo que no te voy a dejar morir es enserio. Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para hacerte sentir seguro y protegerte, por tu felicidad es la mía. Si tú mueres yo me muero contigo.

—¡No te creo! Si de verdad me quisieras no te habrías alejado de mí. No me des falsas esperanzas, te bese no para que me correspondieras de vuelta, sino porque era algo que quería hacer desde hace tiempo y no quería morir antes de hacerlo —tomó un respiro y cerró los ojos con fuerza— solo... no digas nada.

—Está bien, no lo haré.

Taehyung sintió las cálidas manos del pelinegro sobre sus mejillas, abrió los ojos sorprendido y se encontró con el penetrante iris de su mirada observándolo con calidez y... ¿amor?

—¿Q-qué ha...? —intentó hablar, siendo interrumpido por las suaves palabras del contrario.

—No necesito hablar para mostrarte lo que siento.

Dijo para luego acabar con el espacio que había entre ellos y juntar sus labios en un profundo y suave beso, uno en el que ambos iban a aprovechar el delicado toque para expresar esos sentimientos que tantos años habían estado reprimiendo.

El hijo de la luna (Vkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora