Se despertó de su sueño entre los brazos del chico que amaba desde hacía tiempo. Levantó la cabeza y observó el rostro pacífico del chico que estaba junto a él. Sonrió y levantó una mano para apartar el mechón de pelo que le impedía una mejor vista de la cara del chico de pelo azabache. Suspiró con amor.
Él jamás esperó que el contrario correspondiera sus sentimientos, su cabeza siempre le decía que lo que era un amor unilateral y que debía acostumbrarse a ello, y, ahora que se encontraba acostado junto él en la cama, creía que todo era un simple producto de su imaginación, pero al recordar la noche anterior, después de que ambos confesaron sus sentimientos y se besaron en varias ocasiones, sabía que no era su imaginación.
La noche anterior hablaron por varias horas, diciendo todo eso que llevaban reprimiendo por tanto tiempo. Hablaron y hablaron hasta que el sueño les ganó y cayeron rendidos en la cama del menor.
Sonrió ante sus pensamientos y, con mucho cuidado, salió de la cama, tratando de no despertar al pelinegro. Salió de la habitación sin hacer mucho ruido y, con aire soñador, se dirigió a la cocina por su dosis de té matutino ya que no le gustaba el café.
Entró a la cocina sin prestarle mayor atención a su alrededor y empezó a preparar algo en la cafetera del menor. La sonrisa aun no desaparecía de sus labios cuando se sirvió un taza de la deliciosa y caliente bebida. Aspiró el aroma y una sensación de éxtasis recorrió su cuerpo.
—¿Por qué tan feliz? —Saltó del susto y por poco se echa todo el té caliente encima, soltó unas maldiciones al sentir unas pocas gotas de líquido caliente caer en su mano. — Esa boca— lo reprochó.
—¡Jimin, casi me matas del susto! —el bajito soltó una carcajada.
—lo siento, pero debías de haber visto tu cara —él se relajó y se acercó hasta él con el rostro imperturbable— ¿cómo llevas lo de...?
No tuvo que terminar la pregunta para que él supiera de qué hablaba.
—Estoy mejor, no te preocupes —el pelinaranja se empinó y lo rodeó con sus brazos, el rubio le devolvió el abrazo pasando sus brazos por la cintura del más bajo.
—Lo siento mucho, Tae. No sabes cuanto —se separó un poco de él y lo besó en la mejilla.
—Tranquilo, ya todo pasó y no hay nada que podamos hacer al respecto.
Jimin se alejó de él y se acercó a la alacena.
—¿Quieres comer algo? debes de tener hambre.
Pasaron varios minutos en los que hablaron de cualquier cosa mientra el bajito cocinaba algo para comer. Eran pasadas las doce del medio día y el cielo estaba cálido, brindándole un toque acogedor al loft en el que estaban. la luz del sol entraba a raudales por las ventanas enorme de piso a techo que había en la sala. No había un balcón como en el apartamento de Taehyung y de Jimin, pero una chimenea decoraba una de las paredes y unos sillones que daban de frente con las ventanas. ambos amigos estaban ahí sentados mientras comían algo para llenar sus estómagos vacíos. Reían y charlaban juntos, tan ensimismados en su conversación que no se percataron de la presencia de cierto pelinegro que los observaba el inicio del corredor.
Jungkook se acercó hasta ellos con una mueca perezosa en su rostro y el cabello desordenado. La primera persona en notar al menor fue Jimin, por lo que no se molestó en ocultar su sonrisa.
—Buenos días —musitó con la voz todavía algo adormilada, encaminándose hacia ellos. Jimin se rió.
—¿Días? querrás decir tardes, ya son las dos de la tarde, dormilón.
—Digamos que tuve un buen sueño —dijo mirando de reojo al rubio, este se encontraba con las mejillas tan rojas que parecía un tomate e intentaba cubrir su rostro con la taza de té que traía en las manos.
—Pero uno muy bueno —exclamó el bajito con complicidad.
Jungkook sonrió y se sentó junto a Taehyung en el sofá, tomó el pocillo de éste entre sus manos y lo colocó en la mesita cerca de ellos. Se acercó a un muy sonrojado rubio y le dio un casto beso en la comisura del labio.
—Hola, Tae.
—Hola, Kookie.
Ambos se miraron con una sonrisa y un sonrojo bien marcado en sus rostros, sin apartar los ojos del otro, en una forma de decirse mil cosas sin la necesidad de utilizar las palabras. No obstante, un grito junto a ellos los sacó de su trance.
—¿Jimin?
—Oh no, Tae, ustedes dos van a explicarme que sucedió entre ustedes y ni se te ocurra intentar cambiarme el tema —él se acercó hasta ellos y los miró con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja.
—Pues... —Jungkook miró a Taehyung, este le sonrió— anoche hablamos y empezamos a salir.
El mayor soltó otro chillido que casi los deja sordos.
—¡Por fin! se tardaron demasiado, ya me estaban empezando a estresar.
Se abalanzó sobre ellos y los abrazó por los hombros, acercando a los dos hacia él, lo único que ambos chicos pudo recordar con ese abrazo fue al primer día de la universidad, donde habían empezado a hacer las paces hace solo varias semanas atrás, y pensar que ahora ya eran pareja.
![](https://img.wattpad.com/cover/342558966-288-k949735.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El hijo de la luna (Vkook)
FanfictionTaehyung pensaba que su único problema sería ver al chico del cual estaba enamorado todos los días sin poder decirle lo que siente, no obstante, todos sus problemas amorosos se ven opacados cuando un serie de asesinatos empiezan a tomar lugar en el...