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Su segundo aniversario fue la última vez que comieron juntos, ahora rara vez se hablaban, Taeyong regresaba solo a dormir al punto en el que ambos se olvidaron de lo que era ser una pareja, se olvidaron de todas esas salidas a comer helado, de esas pláticas hasta la media noche pero sobre todo de lo mucho que disfrutaban la compañía del otro


Se acostó a un lado de su esposo y lo abrazó colocando su cabeza en su pecho en donde empezó a sentir un olor desconocido 

— Hueles a perfume —  dijo el pelinegro mientras levantaba un poco su cabeza para mirar la cara que seguía con los ojos cerrados pero con el ceño fruncido

Taeyong se volteó y le dio la espalda a su esposo, se recostó de nuevo y sintió una vez más un olor raro, era su cabello, no, todo su cuerpo en general 

— En donde te bañaste, esto no huele a nuestro jabón —  

Chistó los dientes y respondió algo molesto —  Me olvide de ducharme el otro día y John me invitó a darme una ducha en su casa, ya sabes queda cerca de la oficina — 

Sus respuestas eran totalmente frías, palabras vacías que hacían que el corazón del menor se rompiera en mil pedazos ¿Cuánto tiempo había pasado de que lo recibía con un profundo y romántico beso y luego le contaba todo lo que pasó en el día? ¿Cuándo fue la última vez que Taeyong lo tocó? Nisiquiera recuerda ¿Si quiera su esposo aún lo amaba? 

Ten se levantó y paso una pierna por el abdomen de su esposo, quedando encima de él, los nervios lo carcomían, fue bajando lentamente hasta llegar a su cuello y comenzar a repartir algunos besos mientras pasaba sus manos por el pecho del mayor, sabía que esa acción lo provocaba tan rápido que podría sentir un gran bulto creciendo detrás de el ¿Pero ahora? No sentía nada, miro atrás para asegurarse de que estaba equivocándose, pero no, se sentía inseguro y lleno de preguntas ¿Acaso ya no logra excitar a su esposo como lo hacía antes? Su esperanza cayó en picada, hasta que tuvo un poco de fe al ver aquellas manos que tanto anhelaba tocar sus brazos y sujetarlos con un poco de fuerza 

Y de nuevo todo se derrumbó cuando aquellas manos lo empujaron a un lado de la cama — Hoy no Ten — mientras tomaba la cobija y la subía a la altura de sus hombros

Decidió ignorar que le llamó por su nombre y no por su característico "Tesoro" — ¿Por qué no?—

— Trabajo todo el día, entiende — contestó en un tono frío y algo golpeado

— Esta bien, será otro día entonces, descansa mi amor — sonrió cálidamente y le dio un pequeño beso de buenas noches para después regresar a dormir


Lo que no sabía Ten es que la magia que sentía Taeyong hace un tiempo se desvaneció con el pasar de los años, y es decir ¿Puede culparlo? Su amor por él se enfrió tal como una taza con café, y aunque podría meterlo al microondas para calentarlo no sabe igual. Junto con el interés que precisamente perdió unos meses atrás así como las ganas de tener sexo, es decir, Taeyong sabía que fue la primera vez de Ten, también su primer beso, su primer novio, literalmente todo. Así que no es de sorprenderse que aunque en un principio se sentía excitado y emocionado por eso con el paso del tiempo se aburrió totalmente, una rutina repetitiva de la cual sentía que no podía escapar, tiene un buen cuerpo y una buena cara pero nada más y cree firmemente que si abres un diccionario y buscas la palabra "aburrido" lo primero que vas a encontrar en la definición es una foto de Ten Lee



Pay de fresa | TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora