Los choques intensos entraban desde el cuello y se extendían por toda su cara y cuerpo, dolía y sentía sus venas bailar con la misma intensidad que las descargas, sus nervios y arterias también bailaban al punto en el que sentía que en cualquier momento explotarían y abandonarían su cuerpo
Se convulsionaba en el suelo mientras sus ojos solo le permitían ver la sombra de su esposo
Ten se dedicó a atar fuertemente sus pies y sus manos y hasta que terminó de apretar los nudos dejo de presionar aquel botón, acomodó al castaño de forma que su cabeza quedó a la altura justa de su cadera, agarro agresivamente los lindos y ligeramente largos cabellos color café, hicieron contacto visual — Veamos si aprendiste algo de Jaehyun —
Con la mano que tenía disponible empezó a desabrochar su pantalón y lentamente se bajo el bóxer para revelar su miembro erecto y obligarle a tirar la poca dignidad que le quedaba
En un principio por razones más que obvias el castaño se negó hasta que el menor apretó los cabellos que se enredaban por sus delgados y pálidos dedos y empujo con una fuerza sobrenatural la cabeza llevándola directo a su objetivo
Las lágrimas del mayor empezaron a escurrir y aunque volteara a ver a su marido para que parara este solo lo miraba con superioridad — ¿Te gusta sentir lo que sentí? — dijo antes de volver a insertar su miembro dentro de su boca unas veces más hasta que llegó un momento en el que Taeyong quiso morirse ahí mismo, no podía creerlo
El semen cayó sobre la cara de el mayor, su boca también se lleno de aquel líquido viscoso y estaba a punto de vomitar "Ten me limpiara ahora, tranquilo" se repetía en su mente mientras veía que el rubio se levantaba y se dirigía a la cocina
Se subió los pantalones y se sirvió agua muy tranquilo mientras el castaño seguía en el suelo y sucio — ¿No vas a limpiarme? — exclamó enojado a lo que el menor lo miro inocentemente y respondió con serenidad — ¿Acaso tú me limpiaste alguna vez? — se tocaba la barbilla aparentando intentar recordar y después soltó una risita para regresar a donde estaba su esposo y regresarlo a la jaula
Un día el alimento para gatos se terminó lo que quería decir que Taeyong se había quedado sin comida, pasó algunos días sin comer hasta que de nuevo su necesidad le ganó al orgullo y pidió alimento una vez más a su esposo quien se encontraba contestando mensajes de sus padres haciéndose pasar por el
Después de que estuvo rogando por algún alimento por una hora el menor por fin lo miro y le sonrío, las sonrisas solían aterrar a Ten en el pasado pero ahora quien se sentía intimidado por estas era Taeyong, se habían invertido los papeles y eso era lo que más odiaba el castaño, odiaba a su esposo y a sí mismo también por haber permitido que esta situación pasara — ¿Tanta hambre tienes? — dijo el menor rompiendo la burbuja en donde se encontraba
— Verás, no hay nada para comer mi amor, me sienta mal porque se que te encanta la carne —
— Lo que sea con que sea comestible — gritó desesperado
El rubio levanto el dedo — Ya se — exclamó emocionado mientras corría a la cocina por el mismo cuchillo que Taeyong usó en el pasado para hacerle sus tatuajes
Se acercó y jalo una de las manos por las rejillas de la jaula a lo que Taeyong intentó apretar su mano para obligarle a sacarlo de ahí, en la mente del mayor en ese momento le rompería la mano y ahora tendría el poder. Nunca se le pasó por la mente que la intención del menor era cortarle la mano sin piedad, grito tan fuerte que su garganta ardía, pero sus gritos eran ignorados
Le colocó una toalla en la extremidad sangrante y después decidió echar sal, cosa que hizo que el mayor se desmayara del dolor y ardor, realmente pensó que moriría, pero por lástima su corazón aún no se detenía
Cuando se despertó tenía un plato con carne cocinada acompañada de zanahoria rayada, la escena parecía como cuando ves a un perro de la calle afuera de una tienda y cuando sales de ella decides comprarle un poco de comida, la misma desesperación del perro abandonado la tenía Taeyong
Al terminarla Ten se aseguró de hacerle saber que se había comido su propia mano, y desde ahí empezó a desarrollar cierto gusto por cortarle diferentes extremidades a su esposo y dárselas de alimento