Todas nuestras vidas estamos buscando un hogar, en cierta forma la vida mortal es volver a casa.
Hay una magia en este pequeño espacio en el que habitamos, un círculo místico que rodea las comodidades y las virtudes, virtudes que pueden o no, llegar a conocerse más allá de los límites sagrados.
Se dice que se disfruta más de la existencia perteneciente cuando quedan plasmados los aromas, sueños y gustos que nos transportan a la felicidad instantánea; un recuerdo, una sonrisa y hasta un pequeño toque, son capaces de llevarnos a donde realmente pertenecemos, entonces es ahí donde llegamos a ser suficientes a lo que merecemos por nosotros y con quienes se acoplara con nuestra existencia.
El ser lo suficientemente benévolo para compartir, ser y dejar ser, es una de las más grandes maravillas que se puede experimentar, el abrigo de tener un camino que nos guíe a un sitio bendito, donde todo se vuelve seguro al extender tus alas y sentir el calor de tener a quién apreciar y ser apreciado.
Pertenecer a un sitio es tener a quien para admirar las noches, es despertar y ver tu reflejo en sus ojos, entonces no habrá más soledad porque nunca te sentirás perdido.
Un lugar donde estar y retirarse para descansar de las guerras. Es un refugio contra la tempestad exterior, es arroparse en el rincón más cálido y tener con quién compartir una tempestad, una fogata, un susurro o un te quiero.
En cada una de nuestras vidas estamos buscando a dónde pertenecer, a donde llegar y en donde permanecer, podrá tornarse difícil el trayecto de esta larga senda, pero con algo de suerte terminamos en los brazos que fueron creados para arroparnos en las noches más oscuras. Es recibir el cobijo que siempre esperamos.
Este instante se convierte en un santuario donde podemos descansar y relajarnos, donde adorar y venerar.
Y al final comprenderemos que es aprender y crecer, en donde tendremos una fuerte conexión y podremos estar tranquilos de ser quienes somos y pertenecer.
—¿Crees que tu madre se volverá loca? —Louis preguntó, su aliento rozaba el cuello de Harry. Se encontraban sentados dentro de la tina, el rizado tenía su espalda sobre el pecho de su alfa.
El ambiente era tranquilo, el vapor del agua genero un toque agradable, Harry encendió un par de velas aromáticas.
—No lo sé, ella está loca, así que no tengo en claro cuál sea su reacción. —se quedó con la vista perdida a en la espuma que el jabón provocó.
Louis acercó sus labios y dejó un beso, luego recargó su barbilla sobre su hombro —debemos pensar en algo, no considero que todos respondan como deseamos.
—Eso creo. —se inclinó al toque de su alfa acariciando los brazos que rodeaban su cintura.
Louis peinó sus cabellos, el roce era tan suave que cerró los ojos instantáneamente, besó su mejilla y lo abrazó más fuerte —luces cansado, vamos a la cama.
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DOMINIO
RomanceLouis y Harry, ambos alfas dominantes, uno territorial y el otro posesivo. ¿Serán capaces de dejar su orgullo para escuchar a su instinto? ¿Quién será el que ceda su dominio y aceptar su verdadero destino?