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CAPÍTULO UNO[LLAMADA]

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CAPÍTULO UNO
[LLAMADA]










Celia llegó primero a la línea de meta. Las personas a su alrededor se acercaron para celebrarse junto a ella, el otro auto llegó segundos después.

— Me debes una apuesta — dijo Celia caminando hasta él.

— No lo creo cielito — se burló el chico. — Tuviste suerte, no ganaste.

Se escucharon unos abucheos y negatividades por parte de las personas a su alrededor, habían apostado y Celia ganó.

— Apostaste y yo gané dame mi dinero — estiró su mano.

El hombre se acercó a Celia, ella no se intimidó. Se cruzó de brazos poniendo su peso en la otra pierna.

— Mi dinero.

— Mira niña — el hombre la apunto. — Tú no sabes nada de las carreras.

— Y tú no sabes nada de lealtad, dame mi dinero ahora — estiró su mano.

El hombre sacó del bolsillo de su pantalón unos cuantos billetes que puso en la mano de Celia, ella los miró para darse cuenta de que faltaba efectivo.

— Falta — señaló.

— Tómalo o déjalo.

Celia los guardó en su chaqueta, regresó a su auto para arrancar. Todos se movieron para evitar que ella los atropellara.

— Si, eso, regresa a llorar con tu madre — se burló el hombre.

Celia manejo para golpear la parte trasera del auto, el hombre gritó al igual que varios de los espectadores.

Bajo la ventana de su auto estirando su mano con el dedo de en medio levantado en dirección a aquel conductor.

Aceleró lo las que pudo, estaba llegando tarde a su reunión mensual con Stiles, donde él le contaba todo lo sucedido en Beacon.

Entró al establecimiento de hamburguesas saludando al propietario.

— Hola Harry — le sonrió al hombre de cuarenta años.

— Celia — le saludó. — ¿Lo de siempre?

— Lo de siempre.

Celia se sentó en la mesa cercana a la ventana donde pudiera ver su auto. Sacó el móvil de su chaqueta viendo aquella fotografía que su padre le tomó junto a su hijo.

Eli Hale.

Tras la muerte de Allison y su separación con Derek, la custodia de Eli estuvo en duda por la corte, quien falló en contra de Celia argumentando que la pérdida de su hermana la hacía una persona inestable para cuidar de su propio hijo, otorgándole la custodia a Derek.

Celia odiaba con todo su ser que los jueces le hubieran arrebatado a su hijo, lo extrañaba condenadamente. Y más cuando Derek no le contestaba el maldito teléfono, como aquella mañana.

La campanita del establecimiento sonó al tiempo que Harry dejaba la hamburguesa en frente de Celia.

— Hola Harry — saludó amablemente Stiles.

— Hola Stiles ¿lo mismo?

— Lo mismo. — Stiles se sentó enfrente de Celia. — Hola flechitas.

Celia sonrió al escucharlo, dejó el móvil en la mesa.

— ¿Cómo has estado?

Stiles sacó de la mochila que llevaba al hombro puso en la mesa una fotografía y un oso de peluche dentro de una bolsa.

Celia estiró sus manos para ver la mano, era Eli con una sonrisa en su rostro, sacó el peluche oliendo el olor que emanaba su hijo, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.

— Es lo único que pude sacar del Loft de Derek sin que quisiera pegarme — dijo Stiles.

— Te lo agradezco Stiles — sonrió Celia. — Muchas gracias.

Stiles movió su mano. — Para eso estamos los amigos, dime ¿qué tal todo?

Celia dejó al lado las cosas. Cruzó sus manos sobre la mesa.

— Me metí en una carrera ilegal, el tipo era un idiota y no quiso pagarme lo correcto, así que golpeé su auto — sonrió satisfecha mordiendo una papa frita.

Stiles negó con su cabeza al escucharla, sin duda la Celia Argent que conoció en Beacon Hills era muy diferente a la que tenía delante suyo.

— Scott mordió a un chico y ahora es parte de la manada.

— Wow wow — lo detuvo — ¿Qué Scott que? Cuando me fui el ni siquiera estaba de acuerdo en la transformación de Ericka, Boyd y menos de Isaac, y ahora él mordió a un chico.

— Todo lo que ocurre cuando nos dejas sin supervisión — se quejo Stiles.

Harry dejó la hamburguesa delante de Stiles, el chico agradeció. Celia moría de hambre pero no iba a comenzar hasta que su mejor amigo tuviera la suya en la mesa.

— Yo creo que...

— No volveré a Beacon — se negó Celia bebiendo de su refresco.

El teléfono celular de Celia que estaba en la mesa comenzó a sonar, cerró sus ojos pensando que era su padre, no se molestó en ver quien era solo llevó el aparato a su oído.

— Argent — habló mordiendo una papa.

Stiles movió sus manos haciendo señas preguntando quién era.

— Sigues sin ver quien habla, las cosas no cambian, Celia.

Celia sonrió al escuchar al propietario de aquella voz.

Dominic Toretto.

Celia Argent y Dominic Toretto se conocieron en las carreras ilegales en Los Ángeles. ella compitió con él y perdió. Dom vio en los ojos de Celia aquella alma competitiva y la pasión por los autos, así que decidió entrenarla para que la próxima vez que corrieran tal vez pudiera ganarle, solo que uno existió una próxima, Celia se mudó.

— Ya me conoces, Dom — sonrió. — Algunas cosas nunca cambian. Pero dime, sé que no me llamarías sino existiera una razón.

— Me conoces, Argent — respondió Dom. — Necesito tu ayuda.

— ¿Dónde?

— Río de Janeiro.

Era lejos, pero si quería un respiro que mejor oportunidad que esa, lo único que lamentaría era dejar las noches junto a Stiles.

— Saldré mañana mismo. — aviso Celia, Stiles seguía preguntando quién era. — Envíame la dirección.

— Tenemos una carrera pendiente, Celia.

— Quiero la revancha, Toretto — Dom colgó la llamada. Celia miró a Stiles. — ¿Qué?

— ¿Quién era?

— Un amigo que pidió mi ayuda — informó Celia. — Así que amigo mío está es nuestra última noche de hamburguesas por un largo rato.

Los dos cenaron en silencio, compartiendo más momentos que pasaron en ese mes. Al terminar la cena Stiles le hizo prometer que le llamaría si algo sucedía, por más mínimo que fuera, lo llamara.

Celia subió a su auto sabiendo que su nueva aventura sería en Río y sobre todo que estaba en búsqueda de esa revancha junto a Dominic Toretto.

RESCUE ME; F&F X TEEN WOLF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora