4. El aroma de las feromonas

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"Ji Ran, ¿sientes algo hoy?"

Ji Ran sabía que se refería al celo y respondió sin expresión: "¡No!"

Ye Linghan estaba extremadamente decepcionado. "¿Cómo es posible que no sientas nada? El compuesto no puede ser ineficaz".

"Si tanto quieres un Omega, hay muchos por ahí afuera. No necesitas desperdiciar tu tiempo conmigo", Ji Ran lo estába rechazando verbalmente, pero el fondo de su corazón sentía impotencia y amargura.

"¿Por qué estás actuando así de nuevo?" Ye Linghan, irritado, desabrochó y abrió el cuello de su camisa. "Ya estoy bastante molesto, y regreso para encontrarme con esa cara pesimista tuya. ¿Crees que perdería el tiempo contigo si quisiera encontrar un Omega?"

"Entonces, no pierdas tu tiempo conmigo. Por favor, haga lo que quiera, Joven Maestro Ye ", dijo Ji Ran mientras intentaba alejarse de Ye Linghan.

Antes de que pudiera levantarse, Ye Linghan lo tiró de nuevo con fuerza y preguntó:  "¿Por qué estás haciendo un escándalo otra vez?"

La actitud de Ji Ran enfureció a Ye Linghan.

Con una mirada feroz, Ye Linghan sujetó la mandíbula de Ji Ran y levantó su rostro. "¡Mira cómo te ves ahora! ¿Dónde está la mitad de la adorable persona que solías ser antes? ¿No te convertí en Omega? Si me amaras, deberías sacrificarte y hacer esto por mí".

"¿No he dado lo suficiente en todos estos años? Soy un Alfa, no puedo darte hijos".

Ji Ran trató de liberarse del agarre de Ye Linghan, pero este movimiento enfadó por completo al orgulloso hombre. Ye Linghan lo volteó y lo inmovilizó en el sofá, brutalmente gruñendo amenazantemente: "Incluso si no puedes convertirte en Omega, te seguiré follando de por vida".

Fue como una bofetada ardiente estrellándose contra su rostro, Ji Ran se sintió humillado y miserable.

En el Continente de Longqi, los Alfas eran la existencia con más nobleza, admirados tanto por los Betas como por los Omegas.

Pero él mismo se había convertido en la existencia más despreciable.

"¡Lárgate!" Gritó Ji Ran, lanzando un puñetazo hacia Ye Linghan.

Rápidamente, Ye Linghan agarró su muñeca y lo presionó contra el sofá, mientras con una mano rasgaba su ropa.

"¿Acaso estoy equivocado? Durante todos estos años, ¿no has estado debajo de mí de esta manera? ¿Eres un Alfa, y qué? ¡Sigues siendo igual que un Omega! Aparte de que no puedes tener hijos, ¿Que diferencia hay entre tú y un Omega?"

Ye Linghan lo poseyó de manera brusca y violenta, sin mostrar ni un ápice de compasión en sus movimientos.

Si fuera antes, Ji Ran definitivamente habría sido capaz de liberarse.

Pero desde que se inyectó el compuesto, su resistencia física ya no era la misma, había disminuido significativamente.

Aunque no era tan débil y fácil de derribar como un Omega, no tenía ninguna capacidad de resistencia frente a Ye Linghan, un poderoso Alfa.

Ji Ran se encontraba tumbado en el sofá, agarrando con fuerza el forro de cuero del sofá mientras intentaba contener las oleadas de dolor que surgían en su pecho.

El hombre detrás de él se volvía cada vez más salvaje en sus movimientos, sin ningún rastro de compasión ni cariño.

Ji Ran estaba sintiendo un dolor inmenso, no solo físicamente, sino que también sufría su corazón.

Finalmente, todo se volvió negro ante sus ojos, perdiendo por completo el conocimiento .

Cuando se despertó volviendo en sí, ya era la mañana del día siguiente.

Ye Linghan ya no se encontraba por ninguna parte, solo estaba los sirvientes a su alrededor.

Para evitar que las feromonas en el cuerpo de Ji Ran atrajeran a los Alfas cuando entrara en celo, todos los sirvientes de la Villa eran Omegas, y recibían inyecciones de inhibidores cada semana para evitar que ellos entraran en celo fácilmente.

Después de aquella abrupta pelea, Ye Linghan no había vuelto.

En un abrir y cerrar de ojos, pasaron tres días.

Ji Ran permanecía en la Villa todos los días, ya que Ye Linghan había ordenado que no saliera.

En cuanto a la escuela, Ye Linghan ya había solicitado una licencia médica prolongada para él.

Ji Ran levantó la cabeza y contempló el cielo azul, observando cómo un grupo de pájaros volaban frente a él.

En seguida un toque de tristeza cruzo por sus ojos. 

¿Cuándo se terminarían estos días?

El no era un canario enjaulado, el era un ser humano con pensamientos propios.

Justo cuando Ji Ran estaba sumido en su propia tristeza, de repente sintió una intensa oleada de calor en su cuerpo.

Al mismo tiempo, percibió un ligero aroma.

Era el aroma de las feromonas que los Omega desprendían cuando entraban en celo.

Ji Ran abrió los ojos de par en par, mostrando una expresión de incredulidad en su rostro.

El origen de este aroma provenía de su propio cuerpo. ¡Increíblemente, estaba entrando en celo!

El ex esposo quiere volver a casarse otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora