05.- Recuerdo vago

408 36 1
                                    

Bakugo seguía caminando, chocando ocasionalmente con algún peatón y continuando su camino sin disculparse. Sus ojos ardían, pidiendo a gritos dejar salir sus lágrimas…

… ¿Por qué…?

¡¿Por qué Deku estaba con ese imbécil de cabello bicolor?!

Se detuvo y se apoyó de una pared cercana, sintiendo una ligera punzada en el pecho.

«¡Kacchan, me gustas mucho!¡S-Sé mi novio, por favor!»

¿Acaso ese maldito nerd solo había jugado con él?

Kirishima decidió pedir comida para llevar, pues seguía preocupado por el extraño comportamiento de Bakugo minutos atrás.

Así que, en cuanto le dieron las bolsas con su orden de hot dogs, caminó de vuelta al departamento. Hasta que…

… se topó con Midoriya y Todoroki saliendo del restaurante en el que los habían visto. Y estos, al ver al pelirrojo, se acercaron a saludarlo.

-¡Oh, Kirishima-kun, cuánto tiempo sin verte!– saludó Deku con una sonrisa.

-Si, he estado algo ocupado últimamente.– comentó Kirishima, rascándose la nuca, avergonzado.

-¿Y Kacchan cómo está?– cuestionó el peli-verde, haciendo que la sonrisa de Kirishima desapareciera.

-Pues… él…

-¿Le pasó algo?– preguntó Todoroki, preocupado.

Kirishima suspiró y les contó lo que había ocurrido: como Bakugo había sido afectado por un extraño Don y había perdido gran parte de sus recuerdos.

Deku se cubrió la boca, impactado por la noticia. Mientras, Todoroki tenía una expresión algo triste en el rostro.

-Pobre Kacchan…– susurró Deku con la voz algo quebrada. –¿C-Cuánto olvidó?– cuestionó.

-¿Mucho?– respondió Kirishima, dudoso. –No lo sé. No recuerda casi nada de mí o nuestra relación.– explicó.

-Entonces hablamos de algunos años.– razonó Todoroki, pensativo. –¿Tal vez unos 3 o 4 años?

-Midoriya, tú lo conoces desde niños… ¿me ayudarías?– pidió Kirishima con unos ojitos de cachorro que le hicieron imposible al peli-verde rechazar su petición.

-¡C-Claro!– aceptó.

Por ahora, lo que importaba era ayudar a Bakugo a recordarlo todo. Nada más.

Una explosión.

Luego otra.

Ya había perdido la cuenta de cuántas explosiones le había lanzado a ese pobre bote de basura que ahora se encontraba chamuscado.

-¡¡¡SHINEEE!!!– gritó, soltando una explosión aún más potente, mandando a volar el bote de basura.

Jadeó exhausto y se dejó caer sobre el suelo, sentándose y recostando su espalda en la pared. Y cerró los ojos para calmarse.

Gotas de agua caían sobre él, empapando su uniforme, mientras se encontraba tirado en el suelo, sobre el cuerpo del peli-verde que lo miraba con tristeza.

El sabor metálico de su propia sangre se hizo presente en su boca, pues se había mordido la parte interna de las mejillas…

Omoidasenai -思い出せない-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora