11.- Quiero recordar

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Bakugo se despertó de golpe de aquel extraño sueño, sintiendo algo cálido resbalar por sus mejillas y, al pasar su mano, descubrió que eran sus propias lágrimas. Estaba llorando…

Miró la espalda del pelirrojo frente a él y pegó su frente a la nuca de este, dejando que las lágrimas siguieran saliendo por sus ojos. ¿Como había podido olvidarlo…?

Todas las citas, las discusiones, los planes a futuro, la primera vez que hicieron el amor, o las veces que se habían quedado hasta tarde estudiando para algún examen de la UA. Era como si todos sus recuerdos con el pelirrojo hubieran sido arrancados de su mente, dejándolo incompleto.

-Mierda…– susurró Bakugo, pegando su cuerpo aún más al del otro quien solo emitió un gruñido en sueños.

Acarició con suavidad el cabello del pelirrojo. Era tan suave al tacto, pese a siempre parecer lo contrario por toda la gomina que usaba para peinarlo. Sonrió.

Kirishima se removió en sueños y Bakugo cesó sus mimos. El pelirrojo se había dado la vuelta, quedando ambos frente a frente, y lo había abrazado, pegándolo bastante a su cuerpo. Y, aunque Bakugo no podía verse, pero estaba seguro de que su rostro estaba casi tan rojo como el cabello de su compañero.

Podía sentir la respiración tranquila de Kirishima chocar contra su rostro, y sus brazos enroscados en su estrecha cintura. Cerró los ojos y trató de calmar sus acelerados latidos.

-Katsu…– llamó el pelirrojo en sueños, emitiendo gruñidos por lo bajo.

Aunque Bakugo no tuvo tiempo para preguntarse con qué soñaba el pelirrojo cuando, para su asombro, sintió algo duro chocar contra su vientre.

Y, por instinto, llevó su mano hasta rozar aquello, escuchando un gemido ahogado por parte del pelirrojo, quién apretó más el agarre en su cintura. Y, si antes Bakugo estaba rojo, ¡ahora lo estaba más!

¡Kirishima estaba teniendo un sueño erótico con él!

Y, a causa de eso… tenía una erección.

-Katsu…– volvió a hablar Kirishima en sueños, pegando su frente a la del rubio cenizo. –…recuérdame…– susurró.

Bakugo sintió una punzada en el pecho al escucharlo. ¡Joder, claro que quería recordarlo! Pero por más que trataba… no podía a causa de ese maldito Don que lo había afectado.

-Eso intento…– susurró Bakugo, armándose de valor para juntar sus labios a los del pelirrojo en un tierno beso que sólo duró unos segundos.

El cenizo sonrió al separarse y cerró los ojos, dispuesto a seguir durmiendo. Sin percatarse de una sonrisa que se había dibujado también en los labios del pelirrojo que fingía dormir…

Los rayos del sol se hicieron tan molestos que Kirishima gruñó, acurrucando más su cabeza en el pecho del cenizo, buscando refugiarse de la intensa luz. E intento volver a dormirse…

… pero unas suaves caricias en su cabello lo hicieron abrir un ojo, y alzar la cabeza, para mirar al cenizo con una sonrisa.

-¿Te desperté?– preguntó Kirishima, algo apenado.

-Llevo un buen rato despierto, pero no he podido abandonar la cama.– confesó el cenizo, encogiéndose de hombros.

-¿Por qué no?– cuestionó Kirishima, ladeando la cabeza, confundido.

-Porque no quería despertarte para seguir tocando tu cabello.– admitió Bakugo, desviando el rostro, sonrojado.

El pelirrojo rió en voz baja, divertido por aquella reacción tan tierna. Y acercó su rostro al del cenizo.

-Sabes que puedes tocar mi cabello cuando quieras, Katsu.– sonrió el pelirrojo, dándole un beso en los labios, despacio.

Bakugo se dejó, correspondiendo aquel beso, pasando sus brazos por los hombros de Kirishima, para pegar más sus cuerpos. Pero el pelirrojo separó sus labios, soltando un jadeo.

-N-No creo que sea correcto seguir…– susurró Kirishima, cabizbajo, desviando la mirada. –No quisiera obligarte a algo que no……

Bakugo lo tomó por el cuello y, volvió a juntar sus labios, ésta vez profundizando más aquel beso, metiendo su lengua en la boca del pelirrojo, quién por la sorpresa, apenas y reaccionó. Bakugo sonrió al separarse de él.

-¿Quién ha dicho que no quiera?– gruñó Bakugo, con fingido enojo, rozando sus labios contra los del pelirrojo.

-K-Katsu, yo…

-Quiero recordarte…– interrumpió el cenizo, con un tono triste que sorprendió a Kirishima.

Con ternura, Kirishima tomó el rostro de Bakugo y le dió un beso en la frente.

-Ten paciencia, Katsu. Ya verás que los efectos de ese Don desaparecen.– animó el pelirrojo con una sonrisa.

❤️💥❤️

Perdón por no actualizar, tuve problemas con mi internet :'c

Espero que les gustara el capítulo (entregado tarde), déjenle una ⭐ y comenten qué les pareció.

Omoidasenai -思い出せない-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora