12.- ¿Quién es él...?

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Luego de un delicioso desayuno hecho por Bakugo, ambos jóvenes decidieron salir a comprar provisiones, ya que el pelirrojo arrasaba con todo lo que estuviera en la despensa cuando tenía apetito. Y, últimamente, era bastante frecuente.

-… y para una vez que decido preparar algo decente para almorzar, ¡va a ser que el señorito se lo zampó todo!– se quejó Bakugo entre gruñidos, tomando una cesta apenas entraron al minisuper.

-Ya me disculpé, Katsu. Tenía hambre.– replicó Kirishima, haciendo un puchero digno de un niño pequeño.

Bakugo bufó, desviando la mirada. ¡Dios ¿como podía ser tan jodidamente tierno?!

Comenzaron a andar por los pasillos, revisando y metiendo a la cesta las cosas que Bakugo necesitaba para el almuerzo. Llevaban algunos cortes de carne, vegetales, salsa picante, tallarines, más salsa picante, masa de arroz…

Kirishima arrugó la nariz con desagrado cuando Bakugo metió a la cesta el cuarto bote de salsa picante. ¿O sería el quinto ya?

-¿Por qué tanto picante?– cuestionó en voz baja, pero debido a la cercanía, Bakugo logró escucharlo.

-¿Qué?¿No te gusta?– Bakugo sonrió con burla.

-No mucho.– admitió Kirishima, desviando un poco la mirada al verse pillado.

-¡Vaya…!– un falso deje de decepción se hizo presente en la voz del chico explosivo, haciendo que Kirishima lo viera, curioso. –No creí que fueses tan poco varonil, Kiri.– agregó.

Kirishima abrió la boca, atónito, sin saber si por el diminutivo de su apellido o porque Bakugo se estaba burlando de él. ¡Hace unos días solo lo insultaba!

Y ahora volvía a molestarlo…

Sonrió.

-¡Te demostraré lo varonil que puedo ser, Katsuki!– aseguró Kirishima, alzando su puño orgulloso.

-Eso espero.– susurró Bakugo, yendo a pagar su compra, siendo seguido por el pelirrojo.

Aunque, al salir del pasillo, tropezaron con un extraño chico un poco más alto que ellos, encapuchado.

-Ah, perdo…… ¿Katsuki Bakugo-san?– habló el chico al ver con quién había chocado. Su mirada denotaba sorpresa. –¿Qué haces a…?– la pregunta quedó a la mitad cuando sus ojos repararon en el pelirrojo al lado de Bakugo, que lo taladraba con una mirada fiera. –Lo siento, ya me iba.– el chico se alejó, casi corriendo, saliendo del minisuper.

Kirishima lo siguió con la mirada, sin dejar de fruncir el ceño. No se fiaba de aquel chico.

-Kirishima…– lo llamó Bakugo. –¿Quién era él?– preguntó.

-No lo sé. No lo había visto antes.– respondió el pelirrojo, volviendo su atención a la cesta.

Bakugo miró de nuevo el camino por el que se había marchado aquel chico y, de forma inconsciente, hizo una mueca de desagrado. No sabía de dónde, pero aquel chico se le hacía familiar.

O, tal vez serían ideas suyas. A fin de cuentas, él no recordaba mucho…

-¡¿Por qué…?!– un puñetazo se estampó, con rabia, contra la pared. –¡¡¿Por qué sigue con ese pelirrojo…?!!– gruñó.

En aquella pequeña habitación, se apreciaban varios postes de Dynamight, así como algunas fotografías tomadas desprevenidas del héroe en su labor y otras en su vida cotidiana. Y, en varias de ellas, aparecía un sonriente pelirrojo, el cual era tachado con rotulador permanente.

-¿Por qué no me ves a mí, Bakugo-san…?– susurró sobre una de las fotografías, pasando su mano como si lo acariciara.

Kirishima seguía sobre el sofá, con un brazo cubriendo sus ojos, pensativo. Aquel encuentro con ese chico en el minisuper lo había dejado algo sacado de onda. ¿De qué conocía a Bakugo?

-Kirishima…

-¿Hmmm…?– el pelirrojo alzó la mirada y, de la impresión, acabó cayéndose del sofá. En cuanto volvió a levantarse, escuchó a Bakugo reírse por su caída, pero él no podía apartar la vista de……

… el pecho marcado del cenizo, que relucía bastante gracias al delantal tan ajustado que llevaba. Tragó saliva con difícultad, tratando de concentrarse en lo que fuera… ¡la lámpara!

-¿Q-Qué de… decías?– se maldijo por tartamudear.

-Que el almuerzo está servido, coño.– gruñó Bakugo. Realmente le irritaba repetir las cosas.

-Ah, vale, yo…. v-voy enseguida.– sonrió Kirishima, corriendo al baño.

Cerró la puerta tras él y se dejó caer, deslizándose por la madera. Rayos…

-Oe, pelos de mierda…– casi dió un brinco del susto cuando escuchó la voz de Bakugo al otro lado, seguido de unos golpecitos en la puerta. –¿Estas bien? Actúas más raro de lo usual.– comentó.

-¿Yo?¿Raro?– rió nervioso. –¡Qué va!¡Solo necesito unos minutos aquí!

-¿En el baño?

-Emmm…– sin ideas. Buscó con la mirada algo que lo ayudara a pensar en algo, rápido, antes de que Bakugo pensara en abrir la puerta de una patada.

Pero no tuvo la necesidad de decir más cuando escuchó un "¡Oh!" por parte de Bakugo, seguido de una estridente risa burlona.

-Vale, solo… acaba tu asunto en el baño y lávate bien las manos ¿quieres?– escuchó los pasos de Bakugo alejarse tras eso.

¿"Acabar su asunto"?

Ladeó la cabeza sin entender, hasta que, varios segundos después, entendió a lo que su novio se refería y su rostro se tiñó del mismo color que su cabello.

-¡¡KATSU, NO ME ESTABA MASTURBANDO…!!– gritó, saliendo del baño rumbo al comedor, viendo cómo en este, Bakugo dejaba su plato a la mitad para verlo con los ojos abiertos al máximo y las mejillas sonrojadas.

El rubio dejo los cubiertos sobre la mesa y se levantó, comenzando a soltar explosiones.

-¡¡¿POR QUÉ MIERDAS TENGO QUE ENTERARME DE LO QUE HAGAS O NO EN EL PUTO BAÑO, MALDITA PIEDRA CON PATAS?!!

❤️💥❤️

Esto se pone cada vez mejor, ¿no creen?
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Y nos leemos la próxima
<3

Omoidasenai -思い出せない-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora