08.- Malos recuerdos

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Bakugo gruñó por millonésima vez, maldiciendo al pelirrojo que caminaba sonriente delante de él. No sabía cómo rayos lo había convencido de salir a pasear…

…y algo le decía que Kirishima tramaba algo, pues estaba más enérgico que los días anteriores.

-Oe, idiota…– lo llamó Bakugo, tajante. –¿A dónde diablos vamos?– preguntó.

-Eh… pues…– Kirishima se rascó la nuca, nervioso. –Es una sorpresa, Katsu. Tendrás que esperar.– respondió tras pensarlo por largos segundos.

Bakugo alzó una ceja, desconfiado con aquella respuesta. Pero prefirió esperar y ver de qué se trataba, total ¿qué tenía que perder?

Siguieron caminando y llegaron a la entrada de la UA, haciendo que Bakugo se detuviera para admirarla y, aunque su rostro seguía con la misma expresión de hostilidad usual, sus ojos denotaban un brillo de fascinación que lo delataba.

Kirishima sonrió y siguió caminando.

-¿Eh?¿A dónde vas?– preguntó Bakugo, saliendo de su ensoñación.

-Aún no llegamos.– respondió Kirishima, sin girarse.

Bakugo se apresuró a seguirlo, mirando los alrededores con una extraña sensación de dejá . Y así, acabaron llegando al gimnasio.

Estaba vacío y con las luces apagadas, haciendo que los sentidos del rubio cenizo se pusieran en alerta.

-¿Qué hacemos aquí…?– cuestionó.

Kirishima solo encendió las luces, dejando ver que en el medio de aquel gimnasio estaba un nervioso Deku, vistiendo su traje de héroe. Bakugo frunció el ceño al instante.

-Deku…– gruñó Bakugo, serio.

Midoriya respiró profundamente y…

-¡K-Kacchan…!– exclamó, serio, acercándose hasta el rubio, con paso firme.

-¿Ha?¿Qué pasa, maldito nerd?– exclamó Bakugo, con una sonrisa ladina, soltando pequeñas explosiones.

Deku lo tomó del brazo y, aplicando una llave, arrojó a Bakugo contra el suelo. El rubio soltó un quejido de dolor, sintiendo toda su columna adolorida.

-¡M-Mi Deku no siempre significará "inútil"…!– exclamó Deku, con un creciente temblor en su voz. –¡…mi Deku viene de la expresión japonesa "puedes hacerlo"!– concluyó.

Reinó el silencio un par de segundos, hasta que Bakugo se puso de pie, soltando explosiones bastante amenazantes.

-Di tus últimas palabras, maldito nerd…– gruñó Bakugo enojado.

-E-E-Espera, Kacchan, yo…

-¡¡¡¡SHINEEEEEEEEEEE!!!!

Con una estruendosa explosión que sacudió el gimnasio, Bakugo terminó dejando inconsciente al pobre peli-verde. Kirishima sonrió nervioso cuando Bakugo se giró a verlo, aún soltando explosiones.

-¿Sabías que el puto nerd me atacaría?– interrogó el rubio, acercándose como un depredador.

-¡N-No!¡No lo sabía, de verdad!– mintió Kirishima, agitando sus brazos de forma exagerada.

Bakugo lo miró por un par de segundos, desconfiado, hasta que dejó de soltar explosiones y salió del gimnasio, sobando su adolorida espalda.

Kirishima suspiró.

-Lo siento, Midoriya… eras tú o era yo.– susurró el pelirrojo, con exageradas lágrimas corriendo por sus mejillas.

No era de hombres mentir, pero…

Omoidasenai -思い出せない-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora