10.- Cómo inició...

376 35 0
                                    

Bakugo caminaba por los pasillos de la UA, a pasos veloces, con un aura que dejaba bastante claro que lo mejor era no acercarse a él. Y varios alumnos, al verlo pasar, se preguntaban quién sería la pobre víctima de su ira…

… aunque no hubo que cuestionarse mucho cuando, en medio del pasillo, Bakugo tomó del cuello a un peli-verde que hablaba tranquilamente con un medio albino. Y los curiosos no se hicieron de esperar.

-¡¿K-Kacchan…?!– exclamó el  peli-verde, entre sorprendido y asustado. Ya había pasado bastante desde que había visto a su amigo de la infancia en aquel estado…

…tan enojado y agresivo.

-Bakugo ¿sucede algo con Midoriya?– preguntó Todoroki, tan calmado como siempre, logrando empeorar la ira del rubio cenizo.

-¡¡¿QUÉ MIERDAS TE IMPORTA A TI LO QUE PASE O NO CON MI NOVIO…?!!– gritó con rabia, pegando el cuerpo de Midoriya al suyo en un abrazo posesivo.

-Kacchan, yo…

No lo dejó acabar de hablar. Lo tomó de la muñeca y comenzó a caminar por los pasillos, prácticamente obligándolo a seguirlo.

Todoroki no los siguió, aún cuando su interior gritaba por hacerlo…

Y, cuando acabaron saliendo al patio de la UA donde, por suerte, ya no quedaban estudiantes, Bakugo soltó la muñeca de Midoriya, dejándole una marca rojiza a causa de la fuerza que usaba.

-Lo siento, yo…– Bakugo suspiró. –…no quise hacerte daño, Izuku.– admitió.

-Kacchan… ¿Qué sucede?– cuestionó Deku, algo temeroso, sobando su adolorida muñeca.

Bakugo lo miró, ladeando la cabeza, con una sonrisa bastante aterradora y una expresión de profundo dolor en sus ojos. Deku se estremeció.

-¿Por qué…?– preguntó Bakugo, casi sin fuerzas. –¿Acaso yo no fui suficiente?

Deku apartó la mirada, dirigiendo sus ojos esmeralda a algún punto del suelo.

-Lo siento mucho, Kacchan… yo… no debí confundir mis sentimientos.– admitió el peli-verde, en un susurro apenas audible. –Creí que te amaba, pero en realidad no era así…

-Cállate…

-…… te admiraba y lo sigo haciendo. Eres una persona maravillosa, pero ninguno de los dos está enamorado.

Una explosión.

Deku se encogió, temiendo recibir la siguiente. Pero Bakugo la asesta contra un árbol cercano, dejándole una marca de quemadura en el tronco.

-¡¡¿CÓMO MIERDAS PUEDES SABER LO QUE SIENTO O NO?!!– gritó Bakugo, enojado y dolido.

-Porque te conozco, Kacchan.– Deku lo miró, por primera vez, desde que salieron al patio y, trató de sonreír para calmarlo.

Bakugo rió con ironía, llevándose las manos al cabello, peinándolo hacia atrás. Aunque este volvía a su posición en segundos.

-Si, claro… ¡lo olvidaba!– gruñó Bakugo, mirándolo con el ceño fruncido. –Conoces todo de mí, porque de imbécil te conté lo que querías ¿no es así?

La lluvia comenzó a caer de forma repentina sobre ellos, empapando sus uniformes. Pero ninguno se movió, permanecieron ahí, inmóviles, viéndose como si quisieran decirse todo a través de una simple mirada.

-Y ahora… me cambias por ese bastardo mitad y mitad.– susurró Bakugo, cabizbajo, temblando por la rabia.

Deku sintió su corazón estrujarse y, estiró su mano para tocar el hombro de Bakugo…

…pero éste usó una llave y lo azotó contra el suelo, subiéndose sobre él, con una mano presionando su rostro contra el suelo y la otra en alto, como si quisiera activar su Don pese a la lluvia.

-Kacchan, yo……

-¡No vuelvas a acercarte a mí, Deku!– escupió con rabia. –¡O te juro que te haré explotar, maldito nerd!

Deku alzó la mirada, con tristeza, viendo cómo aquellos ojos rojizos parecían fuego líquido, quemándolo con un gran dolor. Y, las gotas de lluvia, que bajaban por su rostro, le daban un aire más triste y desgarrador…

Bakugo se levantó, y se alejó, caminando casi arrastrando los pies hacia la residencia. Tenía clases, pero le importaba una mierda en ese momento.

Quería estar solo…

…o al menos, eso quería. En cuanto cruzó la puerta de la residencia, chocó con su amigo pelirrojo quien, como de costumbre, iba tarde a clases. Y, por la ropa que llevaba, asumía que recién se despertaba.

-¡Bro ¿qué te sucedió…?!– exclamó Kirishima preocupado, al verlo todo empapado.

-Cállate…– y sin más, Bakugo abrazó al pelirrojo, empapando la ropa que éste llevaba. –solo… no me dejes…– pidió.

Kirishima no entendía nada de lo que sucedía, pero al ver a su amigo en un estado tan lastimero, prefirió no preguntar… y lo abrazó, sintiendo como el cenizo apretaba sus puños sobre su camisa.

-Siempre estaré aquí aunque no me lo pidas, Bakugo.– susurró Kirishima, sonriendo con cariño.

Y, sin más, el cenizo dejó escapar aquellas lágrimas que había estado conteniendo, junto a un grito de dolor que hizo que el pelirrojo lo abrazara aún más.

Cielos…

…solo una vez, Kirishima había visto a su amigo así: tras el incidente de Kamino.

-No soy más que un pasatiempo…– susurró Bakugo, aunque más que decírselo a alguien, parecía hablar consigo mismo. –Todos… me desechan cuando se hartan… No sirvo de nada…

-Eso no es cierto, bro.– replicó Kirishima, serio.

-…incluso él… aún cuando lo amé, aún cuando le di todo, él solo… me cambió…

Kirishima lo tomó de los hombros y lo separó un poco de su cuerpo, viendo cómo las lágrimas caían sin control por las mejillas del cenizo.

-¡Bakugo, mírame!– ordenó el pelirrojo, serio, como pocas veces. El cenizo obedeció lentamente. –¡No eres un pasatiempo ni algo desechable!¡Eres alguien asombroso y super varonil!

Bakugo rió, sin ganas.

-¡Y no sé qué fue lo que sucedió para que te critiques de forma tan cruel, pero te aseguro que nada de eso es cierto!– aseguró Kirishima.

-¿Cómo podrías saberlo?– preguntó Bakugo, frunciendo el ceño.

-¡Porque el Bakugo que conozco es seguro de sí mismo, y aunque a veces es arrogante, se preocupa por otros!¡Y eso es lo que amo de ti!– soltó Kirishima sin pensarlo.

Bakugo abrió los ojos, sorprendido ante las palabras del pelirrojo quien, al percatarse de lo que había dicho, se sonrojo.

-D-Digo… m-me refiero a que yo… pues……

-Eres un idiota…– suspiró Bakugo, volviendo a abrazar al pelirrojo. –Pero me agradas así…– agregó.

Aquello hizo palpitar aún más rápido el corazón del pelirrojo.

-Oye, bro…… ¿Qué te parece si te secas y te cambias el uniforme?– preguntó el pelirrojo tratando de cambiar de tema para calmar su acelerado pulso.

Bakugo gruñó en negativa.

-Te podrías resfriar.– agregó Kirishima, consiguiendo que el cenizo accediera.

-Realmente me irrita que seas tan amable.– bufó Bakugo, desviando la mirada para ocultar su creciente sonrojo.

Aunque, en el fondo agradecía que Kirishima siempre estuviera ahí…

…siendo una pequeña luz en medio de ese mar de sombras que constantemente lo perseguían.

❤️💥❤️

Si les gustó el capítulo, recuerden dejarle una ⭐ y comentar qué les pareció.

Omoidasenai -思い出せない-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora