27.- Y colorín colorado

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-¡Todoroki-kun, vamos! Tu padre nos invitó, debemos ir…– trató de razonar Deku, empujando al medio albino para que entrara a la mansión de su familia.

-No. Seguro que intenta humillarte otra vez frente a mis hermanos.– aseguró Shoto, cruzándose de brazos.

-Sabes que Enji-san no tuvo la culpa. Fui yo quien se emborrachó y comenzó a hablar sobre la era dorada de All Might.

-Pero él compró el alcohol. Es su culpa.

-El alcohol lo compró Natsuo-san.– bufó Deku, ya cansado de aquella discusión. –Por favor, Todoroki-kun, solo por hoy…– rogó.

El Todoroki menor suspiró, resignado, antes de tomar al peli-verde de la mano y caminar al interior de la residencia. Allí ya estaban reunidos sus hermanos Fuyumi y Natsuo, además de su madre y, cruzado de brazos en la puerta del jardín trasero, estaba su padre.

-Llegan tarde.– sentenció el pelirrojo mayor, serio. Deku se estremeció.

-S-Sí, lo sentimos. Nosotros…

-No queríamos venir.– interrumpió Shoto, serio. Deku le dedicó una mirada acusadora.

-Entiendo. Entonces seré breve…– Enji se aclaró la garganta, llamando la atención de los demás. –Hay un nuevo miembro en la familia Todoroki.– concluyó.

-¡¿QUÉÉÉÉÉ……?!– la reacción de sorpresa no se hizo esperar y Enji solo señaló al jardín trasero. Y, uno a uno, todos se asomaron para ver de qué se trataba.

En el amplio jardín de la familia Todoroki estaba Hawks, vistiendo ropa casual, de espaldas a ellos; agachado frente a uno de los árboles.

-¿Vas a casarte con él o qué?– cuestionó Natsuo, recibiendo un codazo por parte de su hermana.

-¡Por supuesto que no!

-¿Entonces cómo es que Hawks se unirá a la familia?¿Será nuestro hermano?– preguntó Fuyumi, igual de confundida que los demás.

-¡¿Seré un "Todoroki"?!– exclamó Hawks, sorprendido, mientras se ponía de pie y dejaba ver a la pequeña niña a su espalda. –No suena mal, sabes. "Keigo Todoroki", ¡me gusta!

-¡Deja de decir tonterías, Hawks!¡Es Yui quién será parte de mi familia!– gritó Enji, frustrado, rodeado de un amenazante aro de fuego.

-¡¡¡¿EEEEEEHHHH……?!!!

Luchaba por contener la risa, pero con semejante escena frente a él parecía imposible lograrlo. Miró a su lado, viendo que Masaru se encontraba en una situación similar; mientras que, frente a ellos, Mitsuki le daba de comer a su hijo que, a regañadientes, abría la boca para no ser golpeado por su madre. ¡Necesitaba atesorar ese recuerdo para siempre!

Quiso sacar su teléfono para plasmar en una fotografía aquel momento, pero los ojos de su novio lo miraron, en una silenciosa amenaza de que lo haría explotar si lo hacía. Y prefirió dejarlo así.

-Emmm… Disculpen ¿quién de usted es Katsuki Bakugo?– cuestionó un enfermero, entrando temeroso a la habitación.

-¡Oh, no lo sé!¿Quizás el que lleva una jodida bata de hospital y no le dejan levantarse de la camilla?– respondió Bakugo con un marcado sarcasmo. Su madre lo golpeó, haciéndolo quejarse de dolor.

-¡Más respeto, mocoso insolente!– gruñó Mitsuki.

-¡¡¡DEJA DE GOLPEARME, MALDITA SEA!!!

Kirishima rió divertido, mientras Masaru trataba de calmar la ruidosa discusión que tenían madre e hijo. El enfermero, por su parte, se escabulló fuera de la habitación, en silencio. ¡Que otro se encargara de darle el alta a aquel paciente!

Omoidasenai -思い出せない-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora