21.- Acosador

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Luego de llamar al Bakusquad e informarle donde se reunirían, Kirishima corrió a la agencia de Fat Gum, tratando de localizar a Deku y Todoroki. Pero con ambos caía la contestadora. ¡Joder!

Guardó su teléfono y, con la respiración agitada, llegó a la agencia donde, por las prisas, acabó chocando con Mirio que venía saliendo de la agencia.

-Ey, tranquilo. ¿Por qué las prisas?– sonrió Mirio, curioso y preocupado.

-Ni te imaginas.– murmuró el pelirrojo, entrando a la agencia a paso apresurado.

El rubio lo miró, sin saber si debía irse o no. Pero al final decidió marcharse, pues tenía un compromiso importante al que no podía llegar tarde. Solo le deseó buena suerte al pelirrojo, en silencio.

Total, ya luego se enteraría.

Bakugo abrió los ojos de golpe en cuanto escuchó el chirrido de la puerta. No sabía cuánto había dormido, pero estaba seguro de que no había sido mucho.

-Te traje el desayuno.– informó el rubio, algo más serio que de costumbre. Aunque asumió que, tras la patada que le plantó el día anterior, no le apetecía mucho tratarlo con amabilidad.

-No tengo hambre.– mintió Bakugo, serio. Su estómago, tan orgulloso como él, se rehusó a sonar pese a estar totalmente vacío.

-Qué necio eres, Dynamight. ¿Acaso quieres morirte de hambre?– preguntó, suspirando, mientras dejaba la bandeja de comida sobre la mesa de noche junto a la cama.

Acercó su mano al rostro de Bakugo quien, al instante, giró el rostro y cerró los ojos, asqueado. El rubio lo miró un rato, en silencio, con la mano suspendida a pocos centímetros del rostro del otro.

-Lamento lo de anoche…– se apresuró a decir el rubio. –… y, ya sabes… pues…– dudó.

-¿Secuestrarme?– completó Bakugo con molestia.

-Sí… eso también.– afirmó el rubio. –Yo solo quería tener tu atención.– admitió.

-¡Pues felicidades! Ya tienes toooda mi jodida atención con esto.– gruñó el chico explosivo, con cargada ironía, aplaudiendo y haciendo sonar las esposas que lastimaban sus muñecas.

El rubio lo miró con tristeza.

-Empecemos de nuevo ¿te parece?– sonrió. –Mi nombre es Jaden.– se presentó.

Bakugo no respondió.

-Supongo que no te agrado mucho, eh.

-¡Nah! Me agrada que me secuestren y traten de violarme.

-Me hubiera gustado que todo fuese distinto, créeme.– suspiró Jaden, saliendo de la habitación.

Bakugo respiró, aliviado, pero al segundo siguiente se maldijo internamente. El rubio había dejado la comida justo al lado de su cama, haciendo que su estómago gruñera ansioso.

-Maldita suerte la mía…

-¿No han notado que los malos siempre secuestran a Bakugo?– comentó Kaminari, con un aire bromista, tratando de calmar el tenso ambiente en la agencia de Fat Gum. Pero, las miradas de sus compañeros le dejaron claro que era mejor callarse.

-No es momento para tus bromas, Denki. Esto es serio.– regañó Sero, dándole un golpe en la cabeza.

-Lo sé, pero en serio ¿no les parece extraño?¡Todos van tras Bakugo, a pesar de su personalidad tan agresiva!– explicó Kaminari, sobando su adolorida cabeza.

-Es normal que Bakugo-san atraiga la atención. Tiene firmes convicciones y nunca flaquea, eso es algo digno de admirar, ya sea un villano o un héroe quien lo vea.– habló Fat Gum, serio. –Pero su secuestro… ¿Creen que se trate de la Liga nuevamente?

-No, Shigaraki no tiene interés en él.– aseguró Kirishima, pensativo. –Además, si hubiera sido la Liga, habría encontrado alguna pista que los señalara. Pero no había nada.– explicó.

Todos permanecieron en silencio, hasta que la voz de Kaminari soltando un débil ¡Oh! les hizo girar a verlo.

-¿Y si fue ese chico?– preguntó Kaminari hacia Mina, quién lo miró sin entender durante unos segundos, hasta que sus ojos se abrieron al máximo.

-¡Ahh, es verdad!¡Pudo haber sido él!– exclamó Mina, levantándose de un salto del sofá en el que se encontraba.

-¡¿Y quién carajos es "él"?!– gritó Kirishima, ya desesperado.

-Un acosador que seguía a Bakugo a todos lados.– respondieron Kaminari y Mina al unísono, serios.

-¿Un acosador?– repitió Kirishima, incrédulo y sorprendido. ¡Bakugo nunca le comentó nada de eso!

-Era un tipo que estaba en todas las patrullas de Bakugo, lo seguía y le tomaba fotos, creo.– habló Kaminari, pensativo. –De hecho… creo que una vez se le declaró, ¿no?– preguntó hacia Mina, quién asintió, cruzada de brazos.

-¡¿Que hizo qué…?!

-Tranquis, Kiri. Bakugo lo rechazó.– se apresuró a decir Mina, para calmar al pelirrojo. –En ese momento salía contigo y se lo dejó claro.– agregó.

Con aquello, Kirishima se relajó un poco, pero su puño continuó apretándose con fuerza mientras sus amigos seguían hablando sobre el acosador, tratando de encontrar una pista de adónde podría haber llevado a Bakugo. ¡Solo necesitaban una pista, por pequeña que fuera para dar con él!

Y estaba seguro que, algún punto, habría dejado descubierto.

-¡Oyeeeeeee…!– gritó Bakugo, agitando sus esposas contra el cabecero. –¡Tengo que ir al baño, maldición!

La puerta se abrió, despacio, dejando entrar a Jaden con una extraña sonrisa burlona. Bakugo chasqueó la lengua, molesto. ¡Odiaba a ese jodido tipejo! Y odiaba tener que tragarse su orgullo.

Pero le iba a dejar claro quién era Katsuki Bakugo, ¡por las buenas o por las malas!

-Vale, te desato y te llevo. Pero no trates de hacer nada ¿okey?– comentó Jaden, acercándose a la cama con las llaves de las esposas.

Omoidasenai -思い出せない-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora