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Andrés esperaba impaciente frente al local de videojuegos ¿dónde se había metido Ari? Había estado esperando por casi diez minutos completos y el tipo no aparecía; y no, definitivamente no lo habían dejado plantado, nadie lo puede dejar plantado

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Andrés esperaba impaciente frente al local de videojuegos ¿dónde se había metido Ari? Había estado esperando por casi diez minutos completos y el tipo no aparecía; y no, definitivamente no lo habían dejado plantado, nadie lo puede dejar plantado. A la lejanía logró ver una cabellera shiraz entre las demás personas, ocultó su emoción detrás de una expresión neutra, no caería tan bajo como para emocionarse por alguien que llegó tarde a su "salida", ya que no creo que podamos llamar esto una cita.

--Perdón por llegar...tarde, mi...perdí las llaves de mi auto.-- habló Ari cuando por fin llegó con Andrés, entre-cortando sus palabras, causa de su agitada respiración, aparentemente por haber corrido una larga distancia. Aún así, mantenía su encanto.

Su cabello alborotado por el viento le daba un toque natural, al igual que su rostro sonrojado por el calor de su cuerpo. La camisa de mangas largas arremangadas y cuadros color color rojo encima de la camiseta color negro ocultaba sus brazos, pero marcaba su abdomen al dejar parte de la camisa descubierta. Por último, jeans azul rey hasta el tobillo y zapatos Reebok.

Como sea, Andrés no estaba muy feliz —o así quería verse—.

--No me puedo creer que se te hayan perdido las llaves del puto coche ¿Cómo mierda viniste entonces?.-- le reprochó enojado por tremenda estupidez, en su opinión.

--En Uber.-- contestó con obviedad.-- Además, de seguro están debajo de la cama.-- sonaba mas como un pensamiento que a una afirmación.-- Vamos a disfrutar de esta salida, tenemos que pasarla bien, el estrés es malo para la salud, te hace ver más viejo.

--Eres un caso Ari.-- musitó Andrés mientras acariciaba sus sienes estresado, al menos hasta que captó correctamente las palabras de su contrario.-- Espera ¿me estás diciendo viejo?.-- lo juzgó con una ceja alzada, luciendo indignado.

Ari no respondió, en cambio, se acercó a Andrés, llevando su mano hasta el cuello de la capucha de su sudadera, jugando con los bordes de la tela.

--¿No crees que este hoodie está muy fuera de temporada? Aún no termina el verano.-- comentó observando los movimientos de su mano, guiando sus ojos lentamente a hacer contacto con las orbes avellanas de su contrario.-- Y no te estoy diciendo viejo, de hecho luces menor que yo; pero te diré así si te sigues molestando por algo tan insignificante.-- la expresión relajada de Andrés cambió al instante. Ya había cagado el momento.

--Y yo te voy a partir todo lo que se llama cara si sigues jodiendo, entremos de una maldita vez.-- apartó la mano ajena de su cuello, caminando hacia al Arcade, dejando a su acompañante atrás.

--¡Pero no me dejes solo!.-- corrió detrás del castaño para entrar al lugar.

El Arcade estaba lleno de niños, adolescentes y algunos adultos, pero no muchos estaban jugando en las maquinitas, más bien se encontraban tomando batidos, conversando o simplemente estaban ahí por sus hijos.

ᗷᗩᖇᗰᗩᑎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora