ᑕᗩᑭITᑌᒪO I

619 54 4
                                    

Había sido un día largo, malditamente largo y no exactamente bueno para Ari, llegar a casa al inicio de la noche no subía para nada su ánimo caído

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había sido un día largo, malditamente largo y no exactamente bueno para Ari, llegar a casa al inicio de la noche no subía para nada su ánimo caído.
Su novia le fue infiel pero ¿qué más daba ahora? Bien dicen que hay que dejar atrás el pasado para seguir con tu futuro, y eso haría él. Por inercia levantó su antebrazo, viendo el número de teléfono perteneciente a aquel simpático y para nada presumido muchacho que conoció en el bar. Sonrió, imaginar una salida junto a Andrés era divertido, pensar en que estaría molestándolo con sus ocurrencias y tal vez una que otra jotería.

Marcó el número en la aplicación de llamadas; al tercer timbre, el remitente respondió.

--«¿Hola?».-- escuchar la voz de Andrés nuevamente le devolvió la sensación del cosquilleo en su estómago, simplemente su tono de voz era hipnotizante.

--Hola, soy Ari, me…diste tu número en el bar ¿me recuerdas?

--«Oh, pero si es mi cliente favorito».-- la risa coqueta al final de su frase no faltó.--«Entonces…¿Puedo saber el por qué de tu llamada?»

--Solo quería saber cuándo estarías libre, ya sabes, así te invito a algún lado ¿o para qué me habías dado tu contacto?

--«Vale…estaré libre este viernes, podríamos ir a un Arcade.»

--¿Arcade?.-- realmente, no sabía qué era ese lugar.

--«Las tiendas con máquinas de videojuegos ¿nunca fuiste a una de chico?».-- una palabra: primermundismo, y puede que también una familia funcional, eso describia la infancia de andres desde el punto de vista de Ari.--«No importa ¿estás libre ese día?».-- Ari asintió, dándole una afirmativa a Andrés.--«Bien, nos vemos el viernes, o quién sabe, tal vez me visites antes.»

--Lo pensaré. Adiós, Andrés.

--«Adiós, guapo».-- antes de que pudiese responder —aunque siendo sincero, no sabría cómo responder ante la insinuación del chico— Andrés concluyó la llamada.

Apagó el celular, mirando a la nada con una sonrisa irónicamente feliz, pero a la vez extrañada ¿ahora en que se había metido? No tuvo mucho tiempo para pensarlo al escuchar como tocaban la puerta, o más bien la golpeaban, pero la golpeaban que parecía que iban a romper la puta puerta.
Y bueno, no es que se encontrase con alguien agradable al abrirla.

--¿Qué quieres Mia?.-- masculló con desagrado fulminando con desprecio a Mia.

--Explicarte todo. Por favor Ari perdóname, no lo vuelvo a hacer. Porfi…perdóname.-- verla rogar por algo tan estúpido, pidiendo perdón como si sus acciones fueran una minoría. Odiaba a ese tipo de personas.

¿Cómo estuvo tan cegado?

--¿Cómo te atreves a venir a mi casa tú…maldita hipócrita? ¡Yo confiaba en ti! ¡Te amé como un idiota solo para que me desecharas como si no valiese nada!.-- sonrió con amargura, reteniendo las lagrimas que amenazaban con salir.-- Solo…vete.-- su entrecejo fruncido. Su voz cortada.

ᗷᗩᖇᗰᗩᑎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora