ᑕᗩᑭITᑌᒪO 26

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Oscuridad, sus ojos no lograban percatar nada aparte de eso, la habitación estaba muy oscura

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Oscuridad, sus ojos no lograban percatar nada aparte de eso, la habitación estaba muy oscura.

Entonces, en medio de esa oscuridad logró ver una luz. No era estúpido, era típica luz al final del túnel. De haber sido por él ni muerto se acercaría, pero aquella luz era la que se acercaba lentamente hacia su persona. No sabía cuando, pero comenzó a correr, no pensaba en nada más, pero aquel radiante destello le pisaba los talones, quemaba, ardía en su piel.

Cuando creyó que no lo lograría, despertó.

Su cuerpo se sentó de golpe en la cama ¿Espera? ¿Cama? Él no recordaba haberse ido a dormir, solo recordaba…

--Oh, veo que ya despertaste cariño.-- dijo una voz masculina frente a la puerta de la habitación.

--Tú otra vez, en serio ¿Qué quieres?.-- exclamó Andrés algo harto de la inexplicable insistencia del tipo.-- ¿Y en dónde diablos estoy?

--Awww, eres muchísimo más tierno de cerca, y eso que estoy como a un metro de ti.-- Samuel se acercó a la cama, sentándose a la orilla de ésta contemplando con una sonrisa a Andrés. Intentó tocar su mano, pero él la apartó rápidamente.

--No–me–toques. Tampoco respondiste mi pregunta.-- el recién tintado de negro suspiró cansino "Se está haciendo el difícil",  era lo que su conciencia pensaba.

--Bueno, he de admitir que tu belleza me cautivó, Andrés, no podía dejarte ir tan fácilmente, lindura.-- agarró fuertemente la mandíbula del castaño, sin dejarlo moverse o escapar del agarre.

--E-eres repugnante ¿Lo sabías?.-- comentó intentando separarse, más lo único que causaba era un dolor insoportable en su rostro.-- No me digas que estás tan obsesionado conmigo y por eso mandaste un maldito King Kong a dormirme para traerme aquí.

--Mhmm…chico inteligente, eso me gusta.

--¿Y a mí que pingas me importan tus asquerosos gustos? Ya déjame ir, tengo novio por si no sabías, y comparándolo, jamás lo cambiaría y menos por ti.-- el pelinegro echó un respingo de frustración.

--En ese caso, no me dejas otra opción Andy.-- sonrió. Dejó descansar la pobre mandíbula del castaño, ya dolía y sus manos estaban marcadas en ella. Se levantó tranquilamente de la cama, vacilando un poco.-- de todas formas no iba a dejar que te fueras.

--¿Qué? No, no, no, esto debe ser una broma, una muy, muy mala broma.-- el pelinegro rió con un aura siniestra. La mirada de Andrés mostraba confusión y miedo.

--Tú eres mío ahora, la mansión está rodeada de guardias y cámaras de seguridad, no hay manera de que escapes, amor; y si lo haces… .-- sus ojos rasgados e intimidantes se dirigieron al español, quien palideció por instantes, el terror reflejado en sus ojos miel.-- créeme, te irá peor. Ten en cuenta que soy capaz de matar a los que me traicionan.

El castaño no dijo nada, estaba mudo, tenía mucho miedo de lo que podría hacerle.

--Podrás mantenerme aquí lo que quieras, seis meses, un año. Jamás sentiré algo por ti aparte de odio, repugnancia, coraje, y sobre todo…nunca olvidaré al que en verdad se ganó mi corazón.-- Samuel rió con sarcasmo.

--No me importa si a ti te gusta ese mugriento latinoamericano, te quedarás aquí, serás MI pareja, y posiblemente casarnos ¿No es genial? Será la fiesta más grande a la que asistirás, Andy.-- Andrés no respondió ante la sonrisa encantadora y la actitud suave del tipo.

Samuel dio una mirada de compasión, volvió acercaste a Andrés, el castaño abrazaba sus piernas con rigidez. Tomó su mano, acariciando sus nudillos.

--Tranquilo, aquí no te faltará nada, serás muy feliz aquí conmigo, lo prometo.-- ambos contactaron miradas, la sonrisa radiante del pelinegro.-- de hecho, como no puedo dejarte conservar tu antiguo móvil ¡Te compré uno nuevo!. Sé que te gusta la marca Samsung, así que te compré el último que salió. Te lo puedo dar ahora si quieres.-- manifestó con entusiasmo. El oji miel solo apartó la mirada.

--No gracias…¿Podrías…podrías dejarme solo? Por favor…

--Claro, claro. Necesitas asimilar todo esto. Luego vendrán a traerte el desayuno.

--¿De…sayuno?.-- estaba confundido, cuando se lo llevaron era casi de noche.

--Oh, cierto, dormiste un día entero. El inútil de Kishida le echó mucho líquido al pañuelo, discúlpalo, jamás lo había mandado a secuestrar a alguien.-- exclamó con toda la tranquilidad del mundo. A Andrés le incomodaba la paz con la que hablaba de un secuestro, eso no era normal, él no era normal.

Samuel solo revolvió sus rizos, despeinándolo más de lo que ya estaba. Antes de marcharse dejó un rápido beso en su frente, para desaparecer de su vista.

Nuevamente solo, sumido en su tristeza, las lágrimas se dejaron caer, saliendo a montones, sin detenerse.
Estaba en un lugar que no conocía, "solo", sin sus conocidos, sin, Ari…

--Ari… .-- sollozó, escondiéndose en sus rodillas, abrazando su aún débil cuerpo.

Jamás sería feliz al lado de ese psicópata, no lo amaba, amaba a Ari, su lindo y amoroso Ari Coronel.

Jamás sería feliz al lado de ese psicópata, no lo amaba, amaba a Ari, su lindo y amoroso Ari Coronel

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~Nada volvería a ser como antes~

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¿De qué color tenía los ojos Samuel? ಥ⁠‿⁠ಥ Se me olvidó :'D

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ᗷᗩᖇᗰᗩᑎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora