II

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Lessa estaba empezando a sentir el escosor de su piel en sus muñecas por las apretadas esposas qué las aprisionaban, juraba que su hombro estaba a punto de dislocarse por estar sosteniendo el peso de todo su cuerpo, al igual que sus muñecas.

Habian sido atrapados y llevados a un almacén, donde los habían encadenado, dejándolos colgados ahí por varias horas, o al menos, así lo sintió Lessa, quien ya estaba moviendo sus manos sobre las esposas mientras escuchaba como la puerta del lugar se abría con fuerza.

Los ojos de la cabeza de uva se abrieron al ver al hombre que entro, reconociendolo al instante.

Hernán Reyes.

Vaya qué seguia viéndose como el mismo viejo ambicioso de siempre, sí, conocía al hombre, más que nada por su padre, uno que otros tratos, al menos, eso es lo que su padre siempre le decía.

La chica decidió bajar la cabeza, tratando de hacerse la dormida o algo por el estilo, queriendo evitar ser vista y reconocida por le viejo, lo cual logró, porque este solo la miró un segundo cuando llego al lugar, posando su vista en los hombres. — Ustedes causaron muchos problemas allá. Tres de mis hombres muertos, tres agentes de la DEA con ellos... Claro que son negocios, y a veces las cosas salen mal... Lo único que me importa es el auto... Díganme donde esta, y los dejaré ir.

Lessa frunció el ceño, el auto, ¿qué tenía el auto qué lo querían con tanta urgencia? Se habían llevado un auto carisimo, ¿acaso el otro era más caro o algo por el estilo que lo querían tanto?

Lessa decidió dejar de prestar atención, moviendo sus manos con precaución, tratando de no llamar la atención, cuando la puerta se cerró, la chica sonrió al escuchar el pequeño click de sus esposas, tomándose de la cadena para no caer por la falta de agarre, esta levantó la cabeza. — Oye... ¿Puedes venir un segundo? — Esta llamo a uno de los dos hombres que habían quedado de guardias.

Cuando este se acercó, la chica apretó su abdomen, elevando sus piernas para luego pasarlas sobre sus hombros, soltandose de la cadena, la chica dejo caer su peso sobre los hombros del hombre, tomando su arma cuando este levanto las manos para intentar quitársela de encima, la chica apunto hacia el otro guardia, disparando de inmediato antes de inclinarse un poco, haciendo al hombre caer al suelo junto a ella, la chica se movió rápido, quedando sobre su estómago antes de golpearlo con el mango del arma, dejándolo inconsciente.

Suspirando, esta se levantó de encima del hombre, haciendo una mueca de dolor, esta acaricio sus muñecas, haciendo un puchero al ver su blanca piel con marcas rojas alrededor de estas. — Con qué no me deje un moretón, no me lucen, para nada. — Esta dijo, mirándolas con una mueca.

— Lessa...

— Oh, sí, sí, claro. Sus cadenas.

...

El trío se adentro a la gran bodega, donde sabían que Mia estaba esperándolos, Lessa caminaba con su chaqueta, rota, en su hombro, el calor del lugar la había obligado a quedarse con su delgada blusa negra. La menor suspiro, mirando su chaqueta, inspeccionando la gran rotura de la tela. — Lessa.

— ¿Sí? — La menor se tenso un poco al sentir los brazos de Mia enrollarse en su cuerpo, la menor miró a Brian, quien asintió con una sonrisa, esta simplemente dejo unos pequeños toques en la espalda de la mayor, viendo como esta se alejaba, sonrió. — Estoy bien, mala hierba nunca muere.

Mia se rio, viendo como la menor tenía manchas de suciedad en su rostro, limpiandolas con su mano, esta miro a los demás. — ¿Dónde esta Vince?

— Buena pregunta.

— Ya aparecerá.

— Estamos en las noticias. — Mia dijo, Lessa hizo una mueca, si ella estaba en las noticias, eso significaba qué un buen regaño de parte de su padre le esperaba. — A excepción tuya Lessa, por ahora no fuiste reconocida... Fue por la muerte de los agentes de la DEA.

𝐎𝐏𝐏𝐎𝐒𝐈𝐓𝐄 𝐒𝐏𝐄𝐄𝐃𝐒 || Han LueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora