▪︎Capítulo 18▪︎

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Era el día siguiente, todos tenían una sonrisa en sus caras porque esa noche era la famosa feria de recaudación y los puestos se trabajaron con mucho esfuerzo, además de que la diversión está garantizada; al menos para todo aquel que no sea la chica que está sentada viendo a Graham en otro sitio en las clases como una acosadora.

Nunca fue mi intención que las cosas terminaran así, el beso se suponía que debía recibirlo él. Ahora está durmiendo en quien sabe donde y mi mente no se concentra en las clases más importantes, como los anuncios que vienen con ellas. Todos después de clases salieron corriendo empujando a todos como animales en una selva, algunos por los estands y otros definitivamente son por las listas de la obra de teatro que se hará; cada año la escuela hace las audiciones por estas fechas y mucho desean entrar, incluso que los ensayos son tan pronto la gente se cree actores de hollywood y pueden lograr todo, pero no es la culpa de nadie mi mal humor del día.

Varios de los alumnos me empujaron haciéndome caer, aunque eso no dolió tanto como ver a Graham pasar mientras me ignoraba. No puedo soportar más ser tratada como si fuera una criminal pagando la sentencia de algo que no debería. Me levante del suelo rápido tomando mis cosas y deteniendo a Graham del brazo, ningún chico, menos este en específico tiene derecho a tratarme como si fuera una zorra de primer nivel.

—¿Qué te sucede? Llevas evitandome todo el día. Si me dejarás explicarte...

—¿Explicar? ¿Qué cosa? Cómo te besas con chicos. Me da igual, Carey. No es mi maldito problema y deja de ser tan irritante. No todo gira a tu alrededor.

—Te digo que ... —digo apartando mi mano y pidiéndole el dedo por impulsividad del momento— ¡Vete al carajo!

Me aleje pasando por las listas de las audiciones, aunque las pasé de alto en el primer segundo, me detuve al ver un cartel aún más llamativo para mis ojos. No solo era buscar alumnos que actúen mal para interpretar papeles de una obra de mierda, sino que también buscaban a una persona que escribiera esa obra de mierda. Ver a Graham caminar de regreso a mí me hizo quitar el anuncio y guardarlo entre mis libros para salir corriendo. Al llegar al estand aun con mis cosas, Irvin me dijo que podía irme a cambiar u otra cosa que tuviera planeada, habíamos acabado justo a tiempo y solo queda que las personas de cada cabina llegara, pero para eso debían estar presentables y por supuesto se refería a mí.

Mi lógica me llevó al punto de preguntar porque la novia de Irvin revisaba mi armario buscando algo que ponerme y maquillandome como muñeca de porcelana, después de todo nadie me vería el rostro en la oscuridad de la cabina. Mientras me ponía el maquillaje, me sentí un poco mejor. La persona que veía en el espejo no era yo, claramente era alguien capaz de darse cuenta que no se da por vencida nunca, quisiera ser esa persona que tanto maquillan.

Pasaron varios cambios de ropa antes de que la novia de Irvin aceptara el que mejor me quedo. A todo esto, no recuerdo muy bien su nombre. Tomando mis manos me detuvo sentándome frente a ella como una cita al psicólogo o una plática con una amiga.

Ni el maquillaje que tenía, la ropa o el pelo lacio que se posaba en mis hombros ayudo a disimular frente a una chica experta en el amor y las buenas relaciones lo mal que estoy, acomodando mi cabello detrás de mi oreja me hizo la pregunta que más espere que alguien me hiciera desde hace mucho y no fuera un chico.

—¿Qué está pasando?

—Nada. Supongo. Oye, ¿tú cómo supiste que Irvin era el correcto?

—Primero. No hay chico correcto, Erin. Y si lo hubiera te diría el secreto para encontrarlo, solo tu sabrás cuando estés lista...

—¿Por qué estas con Irvin? Osea, no digo que sea un mal chico, simplemente quiero... saber...

—Amo a Irvin, la razón de que estemos juntos es porque un día me pare frente a él y se lo grite... "Irvin Taylor Ross, se mi novio o acaso planeas seguir con indirectas estúpidas".

—Y yo grite ... "Kacey Russell Mackay, sabes cuanto odio mi segundo apellido y aun así amo la forma en que lo dices". —ambas volteamos a ver a Irvin que toma de la mano a Kacey. Así que esto es lo que llaman un amor casi dando su segundo escalón a un futuro largo.

Los deje solos durante un tiempo y no tardaron en bajar, los tres fuimos a la feria de recaudación, mi momento de brillas estaba dentro de una cabina oscura. Admito que estar dentro no era tan malo, el aroma es fresco y eso se lo agradecemos a Kacey que hizo hasta lo imposible por que fueran perfectos en acondicionamiento para la cabina paraíso.

Mis manos temblaban, la mayoría de personas que entraron me veían como alguien a quien pudieran contarles sus penas, se supone que debía ser ardiente, no un desahogo de todos los males que hicieron en la escuela, aún así eramos el equipo con más dinero juntado. Estando a minutos de acabar con nuestro horario y poder disfrutar de otros estands entró un chico diferente, alguien que no creo que quisiera decirme su mayor pena.

Puesto que tan pronto entro me tomo de la cintura besándome, sus labios eran suaves y claramente estuvo comiendo algún tipo de dulce o era mi saliva combinándose con la de él que provocó que se sintiera tan bien. El tiempo de mi horario terminó y no podía parar de besar al chico, tampoco es como si él me dejase muchas posibilidades de moverme. Cuando termino dirigió su mano a mi cabello acariciándole y antes de que pudiéramos seguir salió de la cabina.

Abrí la cortina rápidamente buscando al chico y solo pude ver a una persona con capucha irse de la feria, me quedé congelada por un tiempo hasta que Kacey tomó mi hombro, eso me dio un escalofrío haciendo que reaccionará y preguntara quien fue el último chico que entró a mi cabina. Ninguno de los dos que se suponía checaban me pudo decir. Mi cabina dejó de tener gente cuando el tiempo terminó.

Más tranquila, con una bebida y algunas frituras, les conté que sucedió. Ambos lamentaron no haber estado viendo quienes entraban si pagar por detrás, ya que deseaban dar la privacidad necesaria. Intentando pensar quien pudo ser me imagine a Graham en mi cabeza. Lo busque con la mirada en toda la feria encontrándolo en un puesto trabajando, uno que claramente está lleno de puras chicas.

《No es él. Aunque se hubiera cambiado la ropa es imposible que haya regresado como si nada》Puede decirse que la decepción fue poca, es obvio que él no fue. Incluso cuando le pregunté a Irvin y Kacey sobre si estuvo en su puesto, me aseguro que nunca se movió hasta donde ellos pudieron notar, tampoco es que lo estén vigilando cada segundo por si se le ocurre hacer algo. Ahora tengo un misterio más grande que el hecho que dejé mi teléfono en la cabina y pude darme cuenta a tiempo.

Enemigos Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora