Kacey pasaría esa semana con la familia de Irvin, mentiría al decir que esa relación no se volvió más fuerte con lo sucedido, pero pensar que Kacey se aferra a un final ya marcado para ambos me hace pensar en Graham. Nuestro final nunca estuvo marcado y aún así tengo miedo de dar mi primer paso.
Tenía una semana con mi padre, me recogió de la escuela con mi maleta, aun sabiendo que no soy su hija biológica no dudo en correr hacia mí y darme un abrazo preguntando como me fue en el tiempo que llevo ahí. Podía haberse el ignorante acerca del tema, pero tarde o temprano hablaré y él tendrá que hacerlo también. Subiendo mi maleta me detengo a voltear a la entrada de la escuela donde Graham iba saliendo.
Mi padre me vio observándolo y se fue caminando a su dirección, lo quise detener preguntando que hacia varias veces. Desde lejos vi como hablaba con él y durante unos minutos mi angustia de que hiciera algo tonto lleno mi mente. Al verlos girar a mi dirección subo al auto con velocidad; no tardo en entrar mi padre y Graham en el asiento trasero.
—Erin, tu amigo se quedará con nosotros esta semana ...
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué te dijo? ¿Qué le dijiste? —Giro hacia atrás y Graham me observa queriendo reírse de mí.
—Tu papá me preguntó si tenía planes para ir otro lado, le comenté que mi vuelo de avión se canceló y estaré una semana solo. Como el increíble hombre que es, me invito a quedarme con ustedes.
—Espero no te moleste, hija.
—¿Molestarme? —miró a mi padre con esa sonrisa de lástima y aprieto mi mandíbula fingiendo una sonrisa— Como podría. Es mi buen y nada molesto, amigo Graham.
Camino a la casa de mi padre, ambos se pusieron a platicar como si fueran buenos amigos, intente ignorarlo poniéndome mis audífonos y mirando hacia la ventana, pero Graham movía mi asiento cada que quisiera molestarme. Al llegar salí directamente a la casa, adentro, me quedé plasmada al ver que mi padre cambió todo en esa casa donde crecí.
Mi madre se la dejo pensando que seria una buena disculpa por lo que le hizo, fue como una trato en el que ambas partes estuvieron de acuerdo en todo menos la custodia de sus hijos. Mi madre no quería perder a Joshua y mi padre no quería perderme a mí. Mostrándonos donde dormiriamos, mi antigua habitación era tal cual la recordaba, él dejó todo en su lugar, pero en la habitación donde dormiría Graham, que era la de mi hermano, todo era diferente.
Cenamos temprano y Graham se fue a dormir directamente, mi padre me cambio de tema cada que quería preguntar sobre su versión de la historia de lo ocurrido. Se que esta lastimado y evite el tema porque significa aceptar que no soy su hija, pero quiero resolver todo lo más pronto posible.
Las primeras noches estuvieron tranquilas, incluso las tardes eran divertidas porque Graham se ponía de acuerdo con mi padre para hacerme los días más pesados. Me refiero a que le dio consejos de cómo ser un mejor padre que definitivamente odie desde la primera vez que lo hizo.
La quinta noche me levante en la madrugada bajando a la cocinas y buscando el helado que compro mi padre con Graham, chocolate, perfecto para pensar en esa noche tan molesta que pasaba por aún no lograr hablar con mi padre. Tomando la cuchara más grande que encontré me senté en la cocina agarrando grandes pedazos de helado y comiendolos mientras veía por la ventana.
—No podrás dormir si sigues comiendo eso...
—¿Qué haces aquí abajo? ¿no deberías estar durmiendo abrazado de mi padre? Con eso que son tan amigos —le hago una sonrisa sarcástica.
—Ah. Eso se escucho horrible. ¿Qué sucede contigo? Todo el tiempo has estado con esa mirada amargada desde que llegamos a esta casa.
—Graham, no sabes lo que pasa, así que por favor no opines sobre mí o mi familia. —me levanto guardando el helado y antes de irme me detiene del brazo.
—Se todo. Él me contó. Sabes ... —me suelta agachando la cabeza y escucho como suelta un suspiro burlón— él pensó que era tu novio por la forma en que te mire.
—¿Qué?
—Por un segundo quise decirle la mayor mentira de mi vida y asentir cuando me preguntó. Porque te amo, mono.
—Graham. Tú no me amas, solo sabes quererte a ti mismo y lo note cuando... olvídalo.
—¿De qué hablas? —me niego a contestar caminando hacia las escaleras y puedo oír sus pasos siguiendome— ¡¿De que carajos hablas, Carey?!
—No es importante. Es tan simple como aceptar que nunca serás nada para mí.
Subiendo a mi habitación empuje la puerta con mi mano esperando a que se cerrará por detrás, mientras me aventaba a la cama gire y vi a Graham deteniendo la puerta. Dentro cerro la puerta con él dentro y me levante pidiendo que saliera.
Antes de poder molestarme con él me tomo de la cintura besándome, apartándose de mí pude ver sus lágrimas queriendo brotar de sus ojos. Alce mi mano a su mejilla, pero antes de tocarlo me alejo saliendo de la habitación. Que me sucede, porque no soy capaz de aceptar que él no puede cambiar.
Todo el día siguiente me quedé en mi habitación con seguro en la puerta, mi padre venía de vez en cuando. Escuchando como iba por las llaves para abrir la habitación me escondí en el armario, recostada en un lugar cerrado y oscuro cubrí mi cara llorando en silencio.
La voz de pánico de mi padre que llamaba a Graham y preguntando donde estaba con alteración me hizo me preguntar que diferencia habría su hubiera abierto la puerta del armario y decir que estoy ahí. Dure horas ahí dejando que mi padre que amo con mi alma porque fue el que me vio crecer y Graham el chico que odio tanto al punto de amarlo se preocuparan.
Me quedé dormida toda la tarde ahí dentro hasta que un ruido fuerte me despertó. Mi padre se encontraba sentado en el suelo de la habitación llorando y el golpe fue de él aventando algo al armario donde me encontraba.
—¡Hija! Es mi culpa, soy un mal padre que no supo escuchar a su hija, que clase de cobarde soy para no aceptar que no soy tu papá.
—Tú siempre seras mi papá... —abro la puerta del armario cortandome la mano con un vidrio del cuadro roto, pero ignoro mi herida sentándome frente a él— quien es mi padre biológico nunca definiría quien es el que me vio crecer y me cuidó, eso quise decirte desde que llegaste por mí ese día.
—Hija, estaba tan preocupado —se arrastra a mí abrazándome— perdóname por ser un mal padre estos días.
—Nunca lo has sido, papá.
Recibí su abrazo y Graham entró a la habitación dándose cuenta de mi mano herida, busco el botiquín de primeros auxilios y me ayudo a vendar mi mano mientras mi padre descansaba en su habitación. Frente a él pude agradecerle por todo, pero no podría estar con él, al menos no ahora.
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Enemigos Del Amor
Teen FictionUna relación depende de un hilo muy ligero, se puede trozar tan fácil o se pueden caer de él. A veces también se necesita saber si estas listo o no para estar con alguien. Erin no odia la escuela, pero si hay dos razones por las que desearía dejarla...