CASTIGOS
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Denisse
No podía esperar menos del gran Kylian Gauthier, a los miembros necesarios para el viaje nos hizo viajar en un jet privado a su nombre, con todas las comodidades y el personal adecuado para hacer sentir cómodo al señor Gauthier. Llegando a Londonderry, lo primero que detecto es la constitución de la ciudad, este tipo de casas de ladrillos con tejas, casas elegantes y a la vez un poco antiguas. Todo es hermoso, son calles bastante acogedoras mientras vamos en la camioneta que nos traslada hasta la central de Gran Bretaña.
El cuartel es enorme, muros altos, cercas con sensores especializados, lectores de caras y mejor tecnología de la que podría esperar. El edificio no está divido por torres, es un enorme edificio extendido a lo largo y a lo alto con las áreas correspondientes.
Los soldados son amables cuando nos muestran nuestras habitaciones, nos otorgan identificaciones que ya tenían preparadas porque en el puesto que nos asignaron dice «Equipo del coronel Gauthier». Disfruto de las vistas, hay muchas cristaleras, áreas comunes que rezuman elegancia.
Todo esto es diferente, no quiere decir que mi central sea un asco, pero no siento que diga que es elegante o de dinero como si estuvieran en un equipo de soldados que son de elite y despilfarran un montón de dinero en lo más simple para consumir al día. Cuando terminan de mostrarnos las áreas correspondientes, nos llevan al comedor y es bueno que vaya al lado de Lorraine.
El traslado fue bastante rápido, salimos a las siete de la tarde de la central, con todo el trayecto hicimos un par horas, y me impresiona que pese a que sean casi las doce de la noche todavía haya soldados usando cada una de las áreas de su central.
Nos dejan solas, pedimos lo que nos recomiendan y tomamos una mesa para poder platicar un rato.
—¿Qué fue lo que de verdad pasó en tu oficina, Den?
—Ya te lo dije, las cosas se pusieron tensas porque ambos estábamos en desacuerdo con un par de movimientos que queríamos hacer. —Miento, tengo que bajar la mirada y dedicarme a desdoblar la servilleta de tela.
—Es imposible que me mientas, cuando entré luego de que me dieran el aviso, pude sentir el olor a sexo puro en ese lugar.
Me arranca una carcajada de tajo, Lorraine es una persona que no se le escapa nada, muchas veces ve cosas donde no las hay y de verdad me pongo a pensar, cuál es la necesidad de mentir. Esta mujer me conoce a la perfección, creo que callarme solo es una manera de evitar darle pie a lo que Kylian dijo en mi oficina.
—En pocas palabras me hizo saber que me deseaba, que me podía ayudar a olvidarme de Nikola por un rato y que después volveríamos a lo nuestro —tomo la copa de vino cuando la termina de servir el camarero—. Me negué, las cosas no son fáciles conmigo y menos después de lo sucedido.
—Pero por lo que me dijiste, él te defendió.
—Es algo que haría cualquier superior.
—¡No mientas! —Empuja sus cubiertos con los que estaba rebanando su costilla bañada en salsa—. Tú de verdad estás peor que un topo, no te das cuenta de las cosas.
—Lorraine —hago sonar su nombre con una ligera advertencia—. Se me hace que solo quieres ser cupido y ver como surge un amor imposible entre nosotros. Pero es eso, imposible y el hombre de verdad es cruel, es un peligro andante.
—¿Por qué sería imposible? —Inquiere un poco molesta—. Por si no lo sabes o no lo has visto, te tiene a su lado, no te echa como a los demás que nos dice en la cara que le estamos robando oxígeno si demoramos mucho en dar nuestros reportes —me hace saber, empuja el cuchillo en el aire—. Contigo te comparte todo, te defiende, te da un computador nuevo y encima se va en contra de Nikola después de lo que te hizo.
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Un paraíso en sangre #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO]
Romance[DISPONIBLE EN FÍSICO POR AMAZON] La guerra no la venía venir la capitana de la tropa. Estaba enamorada, decidida a caminar por el pasillo sin saber la verdadera vergüenza por la que pasaría. Una vida de ensueño, amigos, familia, la boda que desea...