CONEXIONES
✧------------➣
Denisse
Tengo la cabeza hecha un lío.
Lo que sucedió afuera simplemente me dejó en claro que estoy loca y que me estoy convirtiendo en lo que juró provocar y hacer en mí. Un jodido monstruo. Un monstruo que me gusta como se siente en mi piel así como me gusta el que está a mi lado.
Termino de darle indicaciones a Antonella en cuanto a las placas de la Mercedes de Kylian, llegamos hasta su oficina donde Silbie nos trata de ver de manera disimulada. Sigo en el móvil, pasando mis datos a Lorraine para que mueva a los soldados ya que esto nos tomará al menos dos días y no estaremos en la central si es que mi plan sale bien.
Por eso mismo necesito a alguien que se haga cargo de ellos mientras le paso mis deberes a Byron.
[Byron]: ¿Por qué mierda tengo que hacer tu trabajo?
[Yo]: Porque tenemos que salir en la madrugada y yo tengo que preparar mi plan en el resto de la tarde. No tengo tiempo :)
[Byron]: Quiero una jodida pizza como pago, ahora.
[Yo]: Dile a Deandre que la compre, es bastante servicial y si sabe que es mi orden no dudará en pedirla.
[Byron]: Me cortarán los huevos si se enteran que te dejo tener amigos y no reporto lo que veo con mis propios ojos. La última vez me amenazaron con cortarme los huevos.
[Byron]: Si es que te dejaba tener amigos... solo yo tengo ese derecho. Y no es derecho, es una puta tortura tener una mocosa insufrible y habladora como supuesta amiga.
[Yo]: Sí, yo se que me amas y que te diviertes un montón conmigo, pide la pizza. Estaré ocupada, esperen mis señales más tarde.
Le mando un pequeño mensaje a Deandre para decirle que vaya por el método de pago que Byron ha solicitado. Cuando apago el aparato y la sonrisa adorna mis labios, se medio esfuma al ver como está con los brazos cruzados, el ceño fruncido y la vena ya latiendo en su frente; a su vez, su marca característica del enojo es la mandíbula apretada.
—¿Con quien te estabas hablando?
—Solo estaba pasando mis ordenes —me siento en uno de sus sillones individuales—. He detectado movimientos inusuales alrededor de nuestra zona, me aseguré de que sea un dato seguro para hablarlo contigo y ya tengo un plan en mente.
—Cállate.
—Pero...
—Silencio —pide de nuevo, me vuelvo a molestar porque su actitud va de arriba hacia abajo en cuestión de segundos—. No voy a entender nada de lo que me digas si sigues así de lejos. Ven, siéntate aquí.
Empujándose en sus pies mueve su silla, brindando un espacio perfecto para que se palmee las piernas y me deje en claro su intención. En el camino ya había tomado mi computador que tuve que dejar en el suelo mientras le destrozaba el todoterreno, subimos y tengo mi información lista con las pruebas. Tomo mi computador de su mesa, rodeo el escritorio y me paro al lado suyo.
—Así estoy bien, ya no tengo ganas de sentarme.
—No fue pregunta. —Como siempre, hace lo que quiere y esta vez me toma de las caderas para empujarme contra su regazo y que termine en la posición que el coronel a solicitado.
—Te dije que no me podías tocar, tus manos fuera de mi cuerpo.
—¿Me vas a mostrar tus avances para recuperarlo o vamos a seguir peleando? —Una de mis comisuras se eleva un milímetro al darme cuenta que es su tipo de berrinche. Lo es, es aquel donde evade mis preguntas y lo que digo porque quiere que se hagan las cosas como él dice—. ¿Con quién hablabas? Por un momento juré que me dejarías cogerte en mi escritorio desde que entramos y conté los minutos sin ver señales.
ESTÁS LEYENDO
Un paraíso en sangre #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO]
Romance[DISPONIBLE EN FÍSICO POR AMAZON] La guerra no la venía venir la capitana de la tropa. Estaba enamorada, decidida a caminar por el pasillo sin saber la verdadera vergüenza por la que pasaría. Una vida de ensueño, amigos, familia, la boda que desea...