CAPITULO 46

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SANAR

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Denisse

Empujamos la puerta de su habitación dejando a ver a Lorraine que está sorbiendo del agua que Antonella le ofrece con una pajita. Papá de golpe se me pone enfrente y tengo que elevar la mirada porque sigue siendo tan solo unos centímetros más alto que yo.

—¡¿Por qué no contestas?! Te estuve llamando, Byron lo hizo cuatro veces más, Antonella unas ocho veces más y yo ni se diga, señorita.

—Es lo mismo que yo dije.

—¡Tú cierra la boca! —Ataca papá gritándole a Kylian que está a mi espalda—. ¡¿Por qué y dónde te metiste?!

—Mi móvil se estrelló, papá.

—Hey, hey, dejen de estarla regañando —pide mi hermana que me saca una sonrisa—. En mi poder tengo agujas y maquinas que pueden abrirle la cabeza a más de uno.

—No puedes caminar, Lor.

—¡Tú me vas a cargar! —Le recrimina mi hermana a su pareja—. Y me vas ayudar a poner a todos estos señores en su lugar, déjenla pasar ya, estoy despertando y comienzan con sus contiendas —suelta una almohada por el aire que le cae en la cabeza a papá—. ¿Cómo qué ya estás prometida y yo no sabía?

—Es mejor que las dejemos solas —propone Antonella—. Más tarde interrogamos a Denisse y por qué no atendió los llamados.

—Gracias.

Le doy una corta sonrisa cuando comienza a sacar a todos los que están en la habitación. Me acerco a ella para sentarme al borde de su cama y pescar su mano. Me doy cuenta que de los brazos está alzada y no tardo en sacar mis conclusiones, su espalda a de seguir resentida por todo lo que le hicieron y lo mejor no es que sus heridas se presiones junto con su peso que puede hacerle más incomodo su proceso de sanación.

—Lor...

—No lloremos ahora que tengo mucho por el cual ponerme al corriente, me han hecho estudios y al parecer no puedo caminar como un ser normal, ¿puedes creerlo? —Suelto una sutil risa—. Claro que no, pero yo me estoy mentalizando que me pasaré cada jodida hora en rehabilitación porque ese hijo de la gran puta me va a escuchar —estrecha sus ojos—. Escuché lo que me pusieron en la espalda y, ¿sabes algo? Pues yo le voy a grabar en la puta polla que conmigo nadie se mete porque nos tuvieron que dejar casi inválidos para que se acercaran.

—Lo sé.

—Y no solo eso, me sedaron para hacerme esa mierda, porque estaban seguros que cuando se enfrentaran a mí iban a llover pedazos de penes flácidos como si no hubiera un mañana —las lágrimas descienden porque... No la perdí, sigue siendo ella misma—. Yo sé que va a quedar el mensaje y sabes como soy, a mi nada me detiene y mucho menos me debilita.

—Lo sé, siempre quise ser como tú.

—Lo entiendo —aprieta mi mano—. Sabes que perdí a mis padres desde muy pequeña, lo que hizo que mi abuela construyera una mujer fuerte que no se deja arrancar un solo puto pelo de su cabeza —refunfuña—. Byron piensa que se me salió un tornillo porque pensó que me echaría a llorar, pero no señor, ese pendejo de Nikola Petrov cara de culo no va a obtener una sola lágrima mía.

Sollozo porque ella sabe que la admiro.

Mucho, muchas veces quise ser como ella, desinteresada, que peleaba por lo que quería o ante su posición porque nadie la iba a mandar a callar. Pocas veces se ha echado la culpa, no es como yo que vivo en un constante terreno en el que no dejo de culparme por esto o aquello.

Un paraíso en sangre #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora