CAPITULO 30

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CUESTE LO QUE CUESTE

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Denisse

Al abrir los ojos, noto por completo las luces del hospital militar para cada uno de los miembros del comando. Tengo que girar la cabeza, mi cuello truena y a mi lado está mamá que acaricia mi cabeza, a su lado está el médico que ya me había revisado una vez y recuerdo su nombre porque era el encargado de trabajar con mamá por mi nuevo tratamiento. Julian.

—¿Cómo te sientes, cerecita?

—Estoy bien, relajada porque creo que he descansado como nunca.

—Sí, son las ocho de la noche y ya descansaste por muchas horas —besa mi cabeza, Julian nos permite la privacidad que tanto anhelo tener con ella—. Kylian nos llamó, está desesperado por mejorar el tratamiento y de decirte que solo estábamos dándole un poco de tiempo para luego obtener tu permiso de iniciar las primeras pruebas.

—Me gustaría probar, odio cuando tengo esos ataques.

—Kylian está en el pasillo con tu padre, Anto y Mason, todos corrieron para saber que es lo que estaba sucediendo cuando nos llamó. Byron trajo esto para ti —de su bata médica saca una barra de chocolate amargo que pone en mis manos—. Volvió al trabajo para adelantarlo y que no se atrasaran demasiado.

» Como tienen pruebas de México, quieren armar bien el expediente para que ni un solo dato haga falta y Byron se encargará de él. Tienes que estar tranquila, ya pasaste por mucho y teniendo en cuenta que tus heridas recién están sanando, el comandante te mandó cuatro días de descanso.

Mis labios se fruncen junto con mis cejas, no quiero descansar, tengo que alejarme de toda la bruma que hay en mi cabeza.

—Estoy bien, quiero irme a mi cama, odio las del hospital.

—Ahora que estás mejor, podemos trasladarte, solo deseábamos que despertaras.

—¿Cuándo comienzo con el tratamiento?

—Realmente cuando tú lo desees, te puedo dar las inyecciones que tienen su propio instructivo de cómo colocártelas, con esa misma tienes para la mitad del mes y veremos si funciona —besa mi frente—. Tienes que hacernos saber los cambios y como te vas sintiendo. Estos cuatro días nos pueden servir para monitorearte de cerca.

—Estoy en el apartamento de Anto, mamá.

—Puedo ir contigo si gustas o pasearme por allá las veces que sean necesarias. —Acomoda la camilla para que quede sentada—. Todo lo que gustes se te dará para que te sientas cómoda, no tienes que preocuparte de nada, solo de descansar.

Lo pienso por unos minutos, el ataque de esta mañana sin duda me mandó a dormir por todas las horas que necesitaba. No quiero más ataques, no quiero seguir padeciendo y lo mejor es que nos pongamos en marcha para que nos vayamos acercando a un resultado más acertado.

—Podemos inyectarme ahora, así me quedo más tranquila y me voy a la cama directamente.

—Entonces iré contigo para monitorearte y que no te cause fiebre o alguna alteración mientras duermes, ¿bien, cerecita?

—Lo que digas, mami.

—Ya vuelvo entonces.

Cuando cierra la puerta me acomodo en la camilla, me saco el pantalón porque lo más seguro es que vaya en el muslo o en el glúteo. No demoran mucho en volver, pero lo que me saca de mis casillas es que Kylian se adentra con el medicamento sellado en la mano.

—Le dije que esperara afuera, pero tu hombre no se resistió y quiere inyectarte por su cuenta.

—No estamos juntos, doctor —Julian desaparece la sonrisa que tenía en los labios ante mi confesión—. Y prefiero que mi madre lo haga, no me inyectaré...

Un paraíso en sangre #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora