AVANCES
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Denisse
Un día más dentro de esta operación, reviso los informes, lo que me han dado mis soldados que recabaron en las últimas horas. Termino de marcar los datos importantes.
Hay rutas claras dentro de México donde tiene permitido y comprada a la policía para que no digan nada del movimiento de las drogas o incluso de la trata de blancas. La red es algo común, algo que no se controla dependiendo de los gobiernos que están inmiscuidos hasta el cuello. Todo depende también de como manejen estos mismos las situaciones que hacen mucho ruido.
El fentanilo está siendo trasladado y vendido de manera silenciosa, no se sabe mucho de lo que está pasando con él, solo se encuentra lo que provoca en el cuerpo y dicen en los informes o artículos, que este tipo de droga no sería capaz de venderse a grandes masas. Más personas vendidas de por medio.
Tengo que tomar un descanso al recordar el shot que debo de tomar, vine corriendo para continuar con mi labor y ahora, antes de desayunar me tengo que inyectar.
Preparo todo en mi escritorio, me bajo el pantalón, la pierna siempre es donde me inyecto ya que es donde mejor surte efecto todo el medicamento. Deslizo la borla de algodón contra mi muslo, siseo un poco al sentir el frío líquido deslizándose en mi piel.
La inyección ya está lista, empujo el contenido cuando la aguja ya está dentro de mi muslo y la saco en un movimiento. Esta vez, hay un poco más de sangre y es cuando abren la puerta de golpe, el general se adentra, al verme en bragas con el pantalón a mitad de rodillas y la mano entre las piernas se queda perplejo.
—No es agradable masturbarse en la oficina, capitana Leroux.
Mi cara se pone roja, él cierra la puerta y me vuelvo a vestir, ya no me ocupo de la poca sangre del piquete. Termino de tirar todo y es cuando lo hago pasar, voy hasta la puerta, se adentra, giro en mis talones y siento su mirada en cierta parte de mi cuerpo que me hace sentir más caliente de la cara.
—¿En qué puedo ayudarle, mi general?
—¿Ya terminaste? ¿O te jodí el orgasmo?
Me quedo de pie, con las manos en el borde del escritorio, repaso mi lengua en el interior de mi labio.
—Estaba inyectándome como de costumbre, no me estaba metiendo mano.
—¿Se droga en la central?
Entorno los ojos, abro la gaveta de mi escritorio, saco la maleta y se la tiendo. Al ver que duda, la abro ante mis ojos y le muestro las inyecciones selladas que están acompañadas de su respectivo medicamento.
—Sufro de muchas cosas, espero que esto no sea un motivo para que me considere una persona deficiente porque no lo soy —recalco, él se mantiene callado y toma las inyecciones para observarlas—. Estoy bastante bien de salud, solo tengo que seguir con mi tratamiento que es de por vida y listo. Un ser humano más y normal.
—Lo de la marca es parte de esto, ¿no? —Analiza toda mi bolsa, siento que está en busca de algo que me incrimine, cosa que me da un poco de risa.
—Sí, mi piel es sensible y si recibo impactos duros, van a dejar marca, nada que no se pueda solucionar con alguna pomada especial. —Eleva la mirada y analiza mi mejilla, ayer tuve que ponerme pomada por la noche para que se borraran los dedos de mi ex prometido—. ¿En qué puedo ayudarle?
—Veo que has venido temprano, cosa que siempre aprecio de la gente que de verdad está interesada en esto, llegaste a las cinco por lo que me hizo saber el registro, estoy aquí desde las cuatro.
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Un paraíso en sangre #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO]
Romance[DISPONIBLE EN FÍSICO POR AMAZON] La guerra no la venía venir la capitana de la tropa. Estaba enamorada, decidida a caminar por el pasillo sin saber la verdadera vergüenza por la que pasaría. Una vida de ensueño, amigos, familia, la boda que desea...