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—Cada vez que me acerco mas a ti, eres mas feo cada vez.
Si le preguntaban qué estaba haciendo ella ahí, recargando su cuerpo en la celda de Merle mientras lo veía encintarse la "mano", ni ella sabría que responder.
—Vaya, vaya. Miren quien me vino a visitar. —la chica lo fulmino con la mirada. —¿Que trajo a la pulga a visitar al perro?.
—Primero, no soy una pulga. Segundo, creeme que ni yo lo sé. Tengo buenas razones para mantenerme alejada lo más que pueda de ti... —Merle la miró alzando una de sus cejas. —¿El Gobernador es tan peligroso como dices que es?
Dixon apoyó sus manos en el borde de la cama para poder enfrentar a la niña, sin poder evitar sentir curiosidad. —¿Porque preguntas, niña? ¿Irás a matarlo tú sola?
—Solo quiero saber que es lo que mi familia está por enfrentar. —ignoro el comentario burlesco hacia ella, y Merle pareció dejar el papel cómico de lado.
—Bueno, si que quieres mantenerlos a salvo, ¿no?
—Claro que quiero, son la única familia que me queda. Ahora, ¿responderás o tendré que esperar a que derriben los muros?.
—Si que tienes carácter. —murmuró rápidamente. —Depende.
—¿De...? —pregunto, tratando de que siga la oración.
—De los números y la cantidad que tenga de su lado. Si tiene pocos o muchos. Pero si sé una cosa... —pausa. —Cuando tiene un objetivo, es un hombre muy capaz de matar a quien se interponga en su camino para conseguirlo.
Antes de que pudiera decir algo, Hershel apareció detrás de la niña.
—Ram, ¿me dejas hablar a solas con Merel? —revolvió un poco su pelo amistosamente.
—Claro. Adiós. —sin más, se dio media vuelta y caminó hacia el pabellón.
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—Hablé con mi papá.
—¿Qué le dijiste?
Ambos niños estaban en la celda del chico, apoyando sus espaldas contra el borde de la cama y sus cabezas hacia atrás apoyadas en el colchón.
—Que debería parar. —Ramé levantó la cabeza para mirarlo mejor, él no lo hizo. —Que debería tomarse un descanso de ser el líder y que dejara que tu padre y Daryl se encargaran. —al no recibir respuesta de su amiga, levantó la cabeza para mirarla y se sonrojo levemente al encontrar directamente su mirada. —¿Crees... que estuve bien?
—Creo que si, tu padre nos mantuvo unidos desde un principio. Se lo tomó muy a pecho, —se detuvo por unos segundos. —no digo que eso esté mal, al contrario. —dijo rápidamente, tratando que lo que salía de su boca no fuera malinterpretado. — Pero tiene que descansar, ser líder es... duro.
