K.I.B.U.

EL EXTRANJERO

...Mi padre fue para mí un extraño... y creo que incluso para mi madre. Lo conoció una noche en una tetería, en una fiesta de una amiga suya. La Liga Antihumana contra el Alcohol y el Tabaco había conseguido, con una presión social a nivel internacional, que se prohibiera la fabricación y comercialización de las bebidas alcohólicas. Los historiadores recordaron los episodios de hacía siglos, protagonizados por El Capón, los Corleones y demás gángsteres para corregir errores del pasado, y bajo este auspicio, se propagaron las teterías como una plaga benigna dirigida a contener a la masa social alcoholizada.

Después de varias décadas, casi lo consiguieron, aunque había todavía algunos subversivos que, no se sabe con qué medios ancestrales, continuaban destilando alcohol y continuaban emborrachándose a hurtadillas. Cuando eran detenidos en estado de embriaguez, se les incomunicaba y torturaba hasta que confesasen el lugar exacto de la destilería y el nombre del fabricante furtivo; en el caso de que no fuera capaz de dar esos datos, moría irremediablemente como una vaca loca, y si confesaba, probablemente también, aunque eso no está confirmado históricamente.

Con el tabaco, la cosa fue más radical (puesto que aún quedan cultivadores y estancos secretos), ya que se confirmó que éste era el causante del calentamiento de la capa de Ozono que tanto descalabro ocasionó a los científicos becarios que investigaron desde el principio el proceso de desintegración de su masa allá en la estratosfera. Los líderes políticos de los países más industrializados se comprometieron, por primera vez, en una de las Infinitas Cumbres Mundiales, a salvar al mundo del culpable de todos los humos nocivos que destruían el Ozono, y que, presumiblemente, acabarían con el planeta. Así fue como se infiltró en los paquetes de cigarrillos de todas las marcas y todos los países (escalonadamente desde los más subdesarrollados hasta los más desarrollados) una bacteria inocua que tenía la función de crear un efecto vermífugo contra el nicotinismo. El resultado acabó en una gran pandemia que se extendió por los continentes del Tercer y Cuarto Mundo, asolándolos completamente, puesto que, a sus habitantes, después de haber sido esterilizados para la contención mundial de la natalidad siglos atrás, sólo les quedaba el fumar para demostrar su virilidad. Mientras, los políticos de los países ricos se sentían optimistas, pues explicaron que, a pesar de la desgracia humanitaria, había que pensar que la emigración ya no sería un problema social incontrolable, sin contar el éxito de la campaña antihumos, que redujo los niveles de tabaquismo hasta un noventa por ciento. Los que aún continuaban fumando tabaco de estraperlo procedente de plantaciones biológicas fuera del control de los Estados, puesto que obviamente, las oficiales, estaban contaminadas, fueron considerados apestados, perseguidos, analizados, torturados y, finalmente, en caso afirmativo de nicotinismo, sacrificados como medida de prevención.

Así pues, gracias a estos fenómenos sociales que provocaron una reacción social a nivel mundial, puede considerarse que, el alcohol, pero sobre todo el tabaco, salvaron a la Humanidad y al Planeta, respectivamente.

Pero, esto ocurrió siglos atrás. En el momento en que mi madre conoció a mi padre, todo eso estaba olvidado en la memoria social. Cuando se vieron en la tetería por primera vez, comprendieron que sus almas estaban destinadas a permanecer juntas durante toda la vida, a pesar de que dos años después, mi madre, al enterarse mi padre que ella estaba embarazada, comprendió lo que mi abuela ya decía sobre lo insoportable de la eternidad del amor: se casaron. La causa de ello fue la erradicación del divorcio, considerado una lacra contra la familia y la sociedad en sí misma.

-¡Me he perdido, gilipollas¡ ¿Por qué era un extraño su padre, León? -Intervino Fausto, desilusionado de tanta historia. No podía resistirme a su seductora voz-.