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Mentiría si dijera que su viaje no se había sentido como vacaciones. Hace tanto tiempo que Hyunjin no se permitía viajar a las comunidades aledañas que había olvidado las raíces de su raza. Observar la convivencia de la manada de Mynta fue una experiencia diferente. La comunicación de sus miembros siempre es amena y su trabajo comunitario es inspirador. Durante la noche, mientras Minho estaba en la bruma del alcohol, el alfa pudo conversar con el alfa sobre las costumbres ancestrales, descubriendo que muchas de las que pensaba que aún se conservan, fueron modificadas.

—¿Todos colaboran? —Hyunjin pregunta. Estaban hablando sobre la provisión en los hogares. Las comunidades rurales como Mynta solían ser cazadores, pero con la industrialización, esa actividad dejó de ser necesaria y de alguna manera deben conseguir dinero para comprar los alimentos que no provienen de sus huertos.

—Por supuesto. Todos tenemos un papel dentro de la comunidad. 

—¿Incluso los omegas? —Pregunta con cautela el alfa. Los roles dentro de las jerarquías es un tema delicado incluso en Atlas. Si se lo menciona a la persona equivocada la situación puede ser incómoda o incluso tomarse como ofensa.

El jefe lo mira con una sonrisa. Horas antes, su alfa lo había detectado como amenaza, pero viéndolo en ese momento, Hyunjin encuentra en el alfa de Mynta lo más parecido a un padre. Tiene aquella aura que inspira confianza y sabiduría. En el fondo, Hyunjin sabe que el alfa no lo juzgaría por lo que pregunte desde la ignorancia, y estaría más que dispuesto a ayudarlo con sus dudas. Algo que, con seguridad, no haría Jaewon.

—Los omegas son los miembros más activos de nuestra comunidad. Son los que tejen y fabrican las artesanías que vendemos. Son quienes cosechan la comida que comemos y se encargan de racionarla. Dependemos de ellos tanto como del resto de miembros. No funcionaríamos como comunidad si no contribuyeran todos. ¿No es así en Atlas?

Hyunjin niega con la cabeza ante la mirada curiosa del jefe.

—No realmente. Los alfas y betas son quienes proveen y trabajan. Los omegas pueden trabajar hasta que un alfa los marca, a partir de ese momento deben dedicarse a su hogar. Muy pocos trabajan después, normalmente aquellos que tienen un lazo roto.

—¿Y están bien con ello?

Hyunjin vuelve a negar con una sonrisa, recordando lo agresivo que se pone Jisung cuando alguien le sugiere quedarse en casa y dedicar su vida a cuidar cachorros. 

—Unos pocos trabajan en sus propios negocios, porque ninguna empresa les dejará hacerlo. Muchos otros siguen luchando por ello, junto a alfas y betas que están de su lado.

—¿Tú de qué lado estás? —La voz de la omega de la manada llama la atención de Hyunjin, quien no había notado que ha vuelto a su asiento luego de bailar con sus primas.

El alfa le sonríe antes de responder.

—De aquel que nos ayude a conseguir una sociedad más justa. No lo dice solamente por los omegas, pero ya es un tema delicado como para también mencionar a los nezo y su derecho a vivir en paz. 

La omega le mira de la misma forma en la que lo había hecho el alfa antes y Hyunjin siente que ella sabe perfectamente a lo que se refiere. No dice nada más y asiente de acuerdo en silencio. 

La conversación le permite entender la razón por la que la mayoría de las comunidades rurales prefieren mantenerse así. La influencia de las ciudades es nociva, la avaricia ha destrozado las sociedad y ha modificado las tradiciones que los han mantenido como sociedad durante milenios. Todo lo que las manos avariciosas tocan, lo destruyen. Y en Atlas viven las personas más avaras de Medis, empezando por el alcalde.

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora