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El día luce gris en Atlas, o quizá solo es la percepción de Felix. Su hermano ha desaparecido junto con su prometido a pocos días de la boda. Al inicio, Felix está enojado, se siente humillado, cree que Minho está encubriendo a Hyunjin para evitar el matrimonio.

Oh, la primera semana fue un caos. No solo por el escándalo, sino porque su celo llegó. Se supone que debía pasar su celo con Hyunjin, quien para entonces sería su esposo, en dónde lo marcaría finalmente, consumando así su matrimonio.

En lugar de eso, Felix vivió el celo más doloroso y angustiante que pudo imaginar: cegado por la lujuria, pero condenado a estar solo.

Durante breves momentos de lucidez, solo atinaba a llorar de preocupación. Mientras el lubricante se escurría entre sus piernas, maldecía a la naturaleza por primera vez en su vida. Tuvo que soportar la angustia de no tener señales de vida de su hermano mientras su omega clamaba por el nudo de su alfa, quien también está desaparecido.

En aquel momento pensó que era la peor semana de su vida, pero no está ni cerca de la verdad. Casi un mes después, la espera de noticias se vuelve cada vez más asfixiante. Las investigaciones avanzan, y cada descubrimiento parece peor que el anterior, pero todas las pistas apuntan al mismo sospechoso: los rebeldes.

Felix teme por ellos.

Se pregunta cada día si estarán bien, si estarán a salvo. Se pregunta qué pasa por sus mentes, si lo recordarán en la oscuridad. Sobre todo, se pregunta si Hyunjin piensa en él.

Felix sabe que Hyunjin no está enamorado de él, sería muy ingenuo de su parte creer lo contrario. Sí, Hyunjin es amable y comprensivo, quizá siente cariño por él, pero no amor, y está casi seguro de que ni siquiera le gusta. No es justo para ninguno de los dos, pero Felix se niega a sentir lástima de sí mismo.

Felix no es un santo. Sabe lo que ha estado haciendo estos meses y, aunque podría evitarlo, simplemente no ha querido. Se pregunta si Hyunjin sabe lo que hace a escondidas. Seguramente sí.

¿Qué pensará el alfa de él? ¿Lo considerará impuro? ¿Inmoral? Y si algún día lo confronta, Felix sabe que no hará nada. Ambos están atrapados en ese matrimonio. Pero por el cariño que le tiene, está dispuesto a comprometerse para hacer feliz a Hyunjin, a pesar de su necesidad de atención.

Felix confía en que Hyunjin nunca le hará daño. Lo conoce desde hace tanto tiempo que no cree que sus principios hayan cambiado. Sin embargo, no quiere tentar su suerte; después de todo, sigue siendo un alfa, y los alfas se convierten en verdaderos animales cuando se trata de su ego.

Suspira y ha perdido la cuenta de las veces en las que lo ha hecho durante la última hora.

Los días avanzan y las pistas son tan escasas que Felix empieza a perder la esperanza de que algún día regresen. Nadie ha solicitado rescate, salvo un par de demandas al gobierno —precisamente al padre de Hyunjin—, pero Jaewon se niega a ceder. Felix se pregunta si el alfa está realmente preocupado por su hijo, su heredero.

—¿Vas a quedarte mirando a la ventana todo el día? —Le pregunta su padre desde la entrada de su habitación.

Felix ni se inmuta, está acostumbrado a la pregunta. Quizá quiere ser dramático, quizá solo no tiene energía, pero prefiere mirar hacia la ventana que da al jardín en lugar de enfrentar las noticias que repiten lo mismo desde hace semanas.

—¿Qué más puedo hacer? Mi hermano y mi prometido están desaparecidos.

—Estarán bien, son fuertes. —Dice su padre con tono despreocupado, acercándose a la ventana—. No puedes deprimirte frente a una ventana toda la vida, aún no te ha marcado para ello.

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora