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Se detienen de nuevo para armar el campamento y pasar la noche. Minho permanece alejado del grupo, no quiere tener más problemas y no es tan tonto para alejarse demasiado. Desde su lugar observa al grupo conversar con tranquilidad, a excepción de Hyunjin que está callado en un extremo. Christopher se levanta y camina con Karina lejos del grupo, hacia el lado opuesto a Minho.

El beta suspira y se gira, evitando mirarlos y en su lugar observa a las estrellas. Recuerda las noches que pasó en el bosque esperando que el invierno pase rápido para volver a casa. Mentiría si dijera que recuerda cada detalle de sus días de iniciación o que la experiencia le quita el sueño, no lo hace. Sin embargo, algunas noches de invierno las pesadillas no lo dejan en paz. 

Está concentrado en sus memorias que no percibe la presencia de Christopher hasta que este está de pie a su lado.

—¿Te importa si te hago compañía? —Pregunta con cautela pero con la sonrisa amable del primer día.

Minho se encoge de hombros y asiente, dejando que el alfa se siente a su lado.

—Quería disculparme. —Dice el alfa luego de un momento de silencio. Minho no lo mira—. Sé que Hyunjin te trajo aquí y debí negarme, pero ya está hecho. Debí incluirte como uno de nosotros y no lo hice esperando que el resto lo hicieran por sí mismos, me equivoqué. Lo siento mucho, Minho, no quería que te sintieras excluido o amenazado por nosotros.

Minho vuelve a asentir a sus palabras.

 —No hace falta incluirme, Christopher. Ellos no quieren y yo tampoco. —Se encoge de hombros—. No soy uno de ustedes.

El alfa suspira y mira el cielo durante otro largo rato antes de volver a hablar.

—Mi madre era nómada de las montañas. —Comienza el alfa. Minho ladea la cabeza, haciéndole saber que está escuchando—. Pertenecía a una manada de lobos que preferían estar lejos de la civilización, eso hasta que se enamoró del hijo del jefe del clan que gobernaba la región. 

Minho lo mira con curiosidad. El alfa continúa mirando las estrellas.

—Cuando era pequeño solía contarme las historias de su manada. Solía mencionar lo mucho que extrañaba las montañas y su vida libre de reglas y edificios. El clan tampoco era muy amable con ella, ni conmigo. —El alfa deja escapar un suspiro nostálgico—. Una vez le pregunté por qué éramos diferente y ella solo me sonrió y dijo "no soy parte del clan de tu padre porque no nací en un rascacielos ni poseo un apellido, pero somos hijos de la luna, Channie. A sus ojos, todos somos exactamente iguales". 

—Parece una madre muy cariñosa.

—Sí, lo era. —Dice con tristeza. 

—¿Qué sucedió? —Pregunta Minho en voz baja.

—La ciudad no era para ella. Enfermó mucho. —Se encoge de hombros, todavía con el semblante nostálgico—. Los doctores dijeron que fue la contaminación. Mi papá no volvió a casarse luego de eso y tampoco volvió a ser un padre.

Minho no dice nada. No tiene que preguntar quién es el padre del alfa para saberlo. En Medis no existen muchos clanes y Minho conoce la historia de todos. En las montañas del Norte, donde solían habitar los nómadas, solo conviven dos clanes y uno de ellos gobierna el distrito.

Minho no pensó nunca estar tan cerca de un Bang; el General no abandona el norte desde que su hijo fue enviado a una misión al desierto y desapareció. Mirándolo una vez más, Minho entiende que esa fue una versión menos vergonzosa que admitir que el heredero de los Bang es un desertor y líder de los rebeldes.

Christopher lo mira con una sonrisa, sabiendo que Minho ha descifrado su identidad por su cuenta.

—No es que no confiamos en ti, Minho. —Admite en voz alta, esta vez con la mirada más seria—. Lo que hacemos es peligroso y muchas personas pueden salir perjudicadas si fallamos. Todos aquí hemos perdido a alguien y tememos perder a más. 

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora