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—Minho.

Se da vuelta murmurando algo incomprensible, dispuesto a continuar durmiendo. Está cansado, su cuerpo se siente de plomo. Además desde hace días le cuesta mucho levantarse por las mañanas para ir a la oficina y tener que aguantar a...

—Minho.

Esa voz.

Definitivamente se está volviendo loco y está alucinando con el alfa despertándolo por la mañana. ¿Qué es lo siguiente? ¿Le dará un beso de buenos días y le preparará el desayuno?

—Minho tenemos que irnos.

Ah, tiene prisa. ¿Por qué tiene prisa? Él siempre llega tarde y no le importa, no tiene derecho a apurarlo. Rueda una vez más y en lugar de sentir la suavidad de su almohada, lo recibe arena colándose por su nariz. Se levanta como resorte por la impresión, golpeando la mejilla del alfa en el proceso y gruñendo por el dolor.

—Mierda... —murmura frotando su cabeza, aún con los ojos cerrados y rastros de arena en su rostro.

—Si, buenos días bella durmiente. Tenemos que irnos. —Dice Hyunjin quitándole un poco de arena de la frente.

Minho abre los ojos y el cegador sol del desierto lo obliga a cerrarlos nuevamente. Hyunjin nota su incomodidad y le coloca un sombrero, Minho no protesta en lo absoluto está vez, en su lugar, asiente mientras trata de procesar en dónde está.

—Lucías muy cansado. Te dejé dormir pero el sol terminará de salir dentro de poco y la temperatura aumentará, debemos irnos.

Minho observa la pañoleta que el alfa le extiende. Es diferente a la que usó la noche anterior en su huida. Es de color rojo con bordados blancos, y huele a sándalo. Es del alfa.

El beta no quiere encontrar el gesto romántico en absoluto, así que solo murmura un gracias y cubre su nariz y boca. Se pone de pie de inmediato y observa al resto del grupo que está esperándolo. Solo conoce a Chris y a Changbin, el resto ha preferido ignorarlo y Minho está de acuerdo con la decisión.

—Bien, nos vamos. —Anuncia Chris con una sonrisa, indicando la ruta que debían seguir.

Minho avanza con Hyunjin a su lado. Ninguno dice nada, uno porque aún no puede creer en la situación en la que está y el otro porque sabe que el uno (Minho) lo tiene que procesar en silencio.

La noche anterior se habían detenido cerca del punto ciego de la torre de vigilancia más cercana. Debían avanzar antes de que el sol estuviera en todo lo alto y fueran visibles a plena luz del día. A Minho le gustaría recordar algo más pero después de la conversación con Hyunjin, el cansancio físico y mental se hicieron presentes y solo cayó sobre la arena. Minutos después, el alfa le dio una manta y se quedó a su lado toda la noche.

Minho no recuerda mucho, pero su beta sí. La calidez del cuerpo del alfa lo mantuvo estable cuando las temperaturas del desierto descendieron abismalmente durante la madrugada. Si hubiera estado en otra situación, Minho se lo agradecería pero al final, el alfa lo había arrastrado con él al desierto, debía mantenerlo a salvo al menos. Y aunque Minho entiende sus razones, a él le hubiera gustado poder escoger.

No fue su elección, por mucho que su beta diga lo contrario.

—¿Tienen sed? —Uno de los alfas, que Minho no había visto antes, les ofrece agua.

Minho acepta la botella y le agradece.

—No hay de qué, soy S. Coups. —Se presenta.

—Minho. —Le responde el beta con el ceño levemente fruncido—. Disculpa la pregunta pero ¿no es muy raro ese nombre?

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora