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Minho no quiere crearse escenarios en su mente.

Luego de responder aquel mensaje con un "no hagas una tontería y cuídate, Hwang", volvió a su trabajo con tranquilidad. Pero en la soledad de su departamento, alejar su mente del alfa rubio no es tan sencillo como parecía.

―Es una estupidez. ―Murmura enojado, tratando de cocinar para distraerse.

Cena mientras mira un capítulo de su serie favorita, pero no puede concentrarse en ninguna escena. Luego de veinte minutos se cansa y decide apagar todo, tomar una ducha e ir a dormir.

Tampoco funciona.

Da vueltas en su cama vacía sin poder conciliar el sueño a pesar de estar cansado. Toma su celular revisando la lista de contactos. Piensa en llamar a alguna de sus parejas de cama habituales, pero descarta la idea de inmediato.

Suspira por milésima vez en el día y se levanta de la cama refunfuñando hasta el armario. Rebusca en el fondo de sus cajones y cuando el leve aroma a sándalo llega a él, toma la chaqueta con manos temblorosas.

No debería estar ahí. Minho debió lavarla y devolverla enseguida.

Pero su lobo es terco y le gusta Versace. Es lo que Minho se dice a sí mismo para dormir mejor por las noches.

Acerca la chaqueta a su rostro y toma todo lo que puede de ella, antes de dejarla nuevamente en el fondo de su armario como si le quemara la piel. Cierra las puertas y corre a su cama, se cubre con las sábanas e intenta dormir.

Casi lo consigue.

Una llamada lo despierta y, un poco aturdido y malhumorado, contesta sin fijarse en el nombre.

―¿Hola?

Escucha la respiración irregular del otro lado de la línea, espera unos segundos y nadie contesta. Resopla con molestia y está a punto de colgar cuando la voz del otro lado le eriza la piel.

―Minho.

Reconoce la voz de inmediato a pesar de sonar más grave y ronca, básicamente el sonido que haría un animal que aprendió a hablar.

―Alfa...―Murmura con un hilo de voz y el corazón latiendo cada vez más rápido. Sorprendido por su reacción, aclara su garganta―. ¿Por qué me llamas? ¿Ya pasó tu celo?

―Minho. ―Dice el alfa o es lo que interpreta Minho en medio de los gruñidos.

―¿Qué pasa, Hyunjin? ― Dice tratando de controlar el temblor en su voz.

―Te necesito.

Minho casi se atora con su propia saliva al escucharlo, esta vez mucho más claro. No es algo que debería decirle, ni siquiera debería haberlo llamado a él sino a Felix, quien se supone será su esposo.

―Deberías llamar a tu omega, alfa.

Aquellas palabras no deberían dolerle, pero se siente como si entregara algo suyo a su peor enemigo y su lobo le reclama de inmediato. Decide ignorarlo una vez más.

―Te necesito a ti, beta.

Minho no sabe qué responder a ello.

Escuchar la voz del alfa de Hyunjin no debería afectarle tanto como lo está haciendo. Sus manos temblorosas apenas pueden sostener el teléfono, cierra su garganta a voluntad antes de dejar escapar el gemido que amenaza con escapar, y más importante, puede sentir su propio deseo crecer ante la necesidad de tener a ese alfa entre sus piernas en aquel instante.

Parpadea sorprendido por el rumbo que están tomando sus pensamientos y sacude la cabeza en un intento de disiparlos.

El que está en celo es Hyunjin, no él.

Atlas -  HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora