Nuevos Problemas || 2

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Katya Petrova

—Alumnos, necesito su atención .—Nos llamo la profesora Egorova y todos les préstamos atención. Verán, luego de la triste, nótese el sarcasmo, muerte de Popov, todos fuimos a nuestras respectivas clases como si nunca hubiera pasado nada ya que aunque no lo crean, estamos bastante acostumbrados a encontrar cadáveres así de la nada en las instalaciones. Volviendo a lo que dice la profesora:—. Hoy le daremos la bienvenida a un nuevo estudiante. —Al terminar de decir eso todos nos quedamos en silencio, viéndola con mucha atención—. Nuestra querida nueva compañera tuvo un par de complicaciones en la mañana y llegó tarde, por esa razón es  ahora que la estoy presentando.

»Espero que le den el mejor trato posible y le enseñen los valores que les estamos implementando en la institución. —Solte un pequeña risa a lo último que dijo y ella me fulminó con la mirada para luego hacerle una seña a la puerta que se encontraba abierta—. Adelante, Gutiérrez.

Al llamar a la tal Gutiérrez, entró una chica un tanto peculiar. Era de baja estatura, su cabello era ondulado de un color rosa chillón que te hacía querer apartar la vista, sus ojos eran de un tono verde oscuro, llevaba puesto el uniforme que todos teníamos y su cuerpo… no estaba mal. Tenía curvas, muslos ligeramente gruesos, pechos de un tamaño considerable y unos cachetes sonrojados que la hacían ver adorable, asquerosamente adorable.

Si la sigo viendo vomitaré arcoiris.

Cómo que se me hace conocida…

—Preséntate. —Le ordenó la profesora a la de cabello rosa chillón que parecía se iba a desmayar de los nervios.

Solo es una presentación, ni que la fueran a matar por eso.

—¡Es un placer conocerlos a todos ustedes! Mi nombre es Cailin Gutiérrez y espero poder llevarnos muy bien…—Cuando abrió la boca note que lo único chillón no era su cabello, si no también su voz.

Qué nombre más horrible, Cailin. De seguro sus padres la odiaron tanto que ese fue el miserable nombre que decidieron colocarle.

¿Éste día no puede ser aún peor?

Todos la ignoramos rotundamente como solíamos hacer cada que llegaba alguien nuevo y dirigimos nuestras miradas a el pizarrón, copiando la tarea que se encontraba en este. Noté por el rabillo del ojo como Cailin bajaba la cabeza seguro apenada porque la hayamos ignorado, que infantil.

—Ah y por cierto. —Hablo nuevamente la profesora—. La  persona que te enseñará las instalaciones será Katya. —Al pronunciar mi nombre todo en mi se heló por completo. ¿Qué yo qué?—. Levanté la mano, señorita Petrova.

Si, el día si puede ser mucho peor.

Levanté la mano con algo de molestia y los ojos verdes de Cailin chocaron contra los míos, al hacerlo ella volvió a agachar la cabeza. Ok, esto va a ser complicado.

A pasos lentos, que me parecieron un siglo, Cailin se acercó y se sentó a mi lado sin subir la mirada ni decir nada, absolutamente nada. La profesora reanudó la clase y siguió escribiendo en la pizarra.

Me tocaría ser yo quién de el primer paso y ser lo más amable posible.

Esto no terminará bien.

Voltee disimuladamente mi cabeza en dirección a la chillona que tenía a el lado y me esforcé por darle una de mis mayores sonrisas, capaz parecía una loca sonriéndole.

—Hola Cailin. —Al decir su nombre la pelirosa se sobresaltó en su puesto. Lentamente su cara dio la vuelta mirándome por fin, dándome una mirada que no logré descifrar por completo. Ella me dió una pequeña sonrisa—. Me llamo Katya Petrova pero me puedes decir Katya.

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