La manipulación es solo una manera de sobrevivir || 29

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Cap dedicado para mi fan número uno, te adoro hermosa <3 Aitana_studios

Daniel Colombo

El olor a pastel de chocolate inundaba la cocina, el sonido de mamá tarareando una canción mientras cocinaba me hizo esbozar una pequeña sonrisa.

Ella caminaba de un lado a otro, llena de harina y un poco de mezcla de pastel en su delantal. Eun-jeong la ayudaba, caminaba a su lado con los ingredientes para la torta de chocolate con fresa que estaban preparando.

Entre las cosas que teníamos que hacer para poder cazar a nuestras presas eran hacerlas entrar en confianza, tanto así que ellas mismas crean que son parte de la familia.

Cuando en realidad solo son un juego pasajero.

La pelinegra limpió con un trapo mojado la mesa llena de harina, llevó los utensilios utilizados a el fregadero, se limpió la frente con una mano y esbozó una sonrisa sincera en mi dirección.

Se la devolví.

Algo en mi interior me decía que algo andaba mal, estaba más callada, y eso que estoy hablando de Eun-jeong, alías miss parlanchina.

— Estás algo sucia — murmure limpiando con mi dedo índice su naríz llena de polvo para hornear.

Eun-jeong río, estornudando un poco ante el tacto de mi dedo contra su nariz.

— ¡No toques mi nariz! — chilló como niña berrinchuda —. Me da comezón — murmuró con el ceño fruncído mientras se rascaba.

Un resoplido escapó de mis labios.

— ¿Y eso qué? Estabas sucia, solo te estaba ayudando…

Me ignoró, agarrando una esponja llena de jabón para limpiar los trastes.  Le dí la vuelta a el comedor y me coloqué detrás de ella, haciéndole cosquillas.

Se estremeció mientras estallaba en carcajadas, trataba de librarse de mis cosquillas pero era imposible, yo era más grande que ella y se le dificultaba al ser tan… minúscula.

Tenía el rostro rojo de tantas carcajadas que soltaba, empecé a reír Pero paré al escucharla suplicar entre risas:

— ¡Daniel! ¡Basta! — se quejó aún riendo —. ¡Me voy a morir si sigues así!

Paré, regalando le una mueca.

— Aburrida.

— Fastidioso.

Abrí la boca, fingiendo indignación, mi mano reposó en mi pecho en un gesto de dolor.

— Oh no, ¿Sabes cuánto me duele que me digas así? ¿Yo que te quiero tanto? — hice un ademán de desvanecer me, cayendo al piso en seco.

Los ojos de Eun-jeong se abrieron como platos, la de rasgos asiáticos se agachó junto a mi, tratando de levantarme pero por obvias razones no podía.

— ¡Daniel! ¡Daniel! — chilló con frustración.

Me hice el muerto durante unos minutos hasta que la dulce voz de mi madre me hizo pegar un ligero brinco.

— Aléjate de él JeongJeong, yo lo despertaré con una cachetada.

Me levanté de un solo brinco del suelo, acomodandome en un silla. Sonreí nerviosa mente.

— Estoy bien.

Mamá y la pelinegra compartieron una mirada Cómplice.

— Te dije que funcionaría — le susurró mamá a Eun-jeong, la cual solo negó con la cabeza mientras reía.

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