CAPÍTULO 11

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Dejo mi bolso en el sofá - ¿Podemos hablar? – él se deja caer pesaroso.

-¿Sobre?

-Lo que dijo Liam...

-Honestamente mi enojo sigue latente. No tengo ganas de hablar, o al menos no en este momento.

-Por favor... - supliqué.

-Voy a decirte algo y tenlo presente - asevera escudriñando mis ojos - Eres la única mujer que amo y amaré siempre, pero no voy a competir con nadie por ti. Tú sabes lo que tenemos, será decisión tuya procurarlo o dejar al pasado arrastrarte nuevamente.

-¿Desconfías de mí? - trago pesadamente sintiéndome ofendida. Hasta ahora no he hecho más que demostrarle con actos mi cariño y sale con esto.

-Soy bueno leyendo a las personas - recarga sus brazos en el respaldar - Si pensabas que pasaría desapercibidos tus movimientos corporales al verlo te equivocaste.

-¿Enserio piensas que sigo queriéndolo? - se encoge cerrando los ojos y echa su cabeza atrás - Te estoy hablando – me ignora – Steve – insisto pero vuelve ignorarme. << Ahora vera >>

Lo más silenciosa posible quité mis tacones, vestido y pezoneras, quedando en tanga. Me acerqué subiéndome en su regazó; besé repetitivamente su cuello restregándome contra su pelvis - Nahiara... - gruñó bajando sus manos a mis nalgas apretándome contra su miembro cobrando vida.

-Si hablas - desabotono su camisa y desciendo mis besos a su pecho - Pensé que habías perdido la capacidad de escuchar y hablar.

-Estás provocándome, ¿cómo no reaccionar? – aunando mucha fuerza de voluntad, me levanté desconcertándolo - ¿Qué haces? – no respondí. Le di la espalda yéndome a nuestra habitación como venganza por haberme ignorado - Te estoy hablando - volví a ignorarlo.

<< ¿Qué se siente amor? >>

Corrí lanzándome a la cama - ¡Mierda! - me acomodé con las piernas abiertas hacia la puerta, quedando recargada sobre mis codos. Steve entró en puro bóxer y su protuberante amigo queriendo salir.

-Sigue mirando porque es lo único que obtendrás por ignorarme – relamió sus labios.

-Eso está por verse - sus ojos chispeaban lujuriosos - Juré hacerte el amor toda la noche y eso haré - se lanzó como un tigre hambriento sobre mis senos.

Rompió mis bragas e introdujo dos dedos en mi intimidad – Hey – reclamé retorciéndome del placer.

-Quien las compra puede romperlas - se excusó dándole atención a mi otro pecho.

-Steve...

-No hagas eso preciosa – gruñó excitado.

-AH, STEVE – continúe mi provocación. Necesito sentirlo dentro; quiero que me posea.

Paro de jugar con mis pezones y levantó la cara mirándome directamente a los ojos - Pídelo - ordenó. Me prende ver su excitación e igual amo su lado dominante en la cama - ¿Qué quieres? - susurró roncamente en mi oído.

-A ti... - jadee entrecortadamente - Quiero ser tuya.

-Tus deseos son órdenes – sacó sus dedos y me penetró de una manera muy lenta, casi agonizante. Está torturándome y eso me vuelve loca.

Con mis piernas le di vuelta quedando arriba - Esta vez mando yo - sonrío malicioso. Sus manos en mi cintura me ayudaron a marcar el ritmo perfecto para darnos placer; sus jadeos, su cara disfrutando me extasían.

Seguí otro rato y cuando estábamos a punto del orgasmo retomó el mando. Dio unas cuantas embestidas salvajes y besándome feroz se dejó caer sin recargarme todo su peso, llenándome con su semen caliente.

MI INFIERNO PERFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora