MI INFIERNO PERFECTO

CAPÍTULO 4

Descubriste mis demonios, ¿los amas o te vas?

...

DOS MESES ANTES DEL ATENTADO CONTRA LOS MILLER.

A medida que el tiempo pasaba iba descubriendo lo mucho que me gusta Steve. Los sentimientos que tengo por él me asustan, tenía miedo de volverme enamorar y terminar lastimada nuevamente, por eso prefería ocultarlo.

Desde nuestro pequeño viaje algo había cambiado entre nosotros; nos volvimos más cercanos, mucho más unidos que antes. Tuvimos la oportunidad de conocernos a fondo, de saber lo que nos agradaba la compañía del otro sin nadie más alrededor.

-¿En qué piensas? – iba tomada del brazo de Alonzo caminando a su auto, se había empeñado en llevarme a casa ya que ni mi hermano, ni Steve vendrían por mí.

-En nada – conteste entando ambos dentro del carro, pues sentía que alguien nos observaba, o me observaba, otra vez. Disimuladamente miré a todos lados intentando no parecer alerta - ¡Al fin! – exclamé captando la atención de mi amigo.

-¿Ocurre algo? – frunció el ceño mirando por la ventana.

-No – sonreí tranquilizadora – Sólo conduce – no quería preocuparlo, más tarde averiguaría quién era ese hombre.

(...)

-¿Quieres pasar?

-¿No hay ningún problema? – cuestionó dudoso.

-Para nada, somos amigos – palmee su hombro – Anda, entra - la tarde transcurrió tranquila y Alonzo se quedó conmigo hasta las 9:00 p.m.

Mi hermano envió mensaje diciendo que anda en una fiesta y posiblemente no llegaría a dormir. Al ser viernes no tenía mucho que hacer, aunque era algo popular prefería no salir a enfiestarme.

<< ¿Desde cuándo te volviste tan aburrida, Stone? >>, Preguntó una vocecita en mi cabeza. La verdad es que ni yo misma sabía, supongo que cambié toda mi vida desde mi llegada a Italia.

-¿Qué estará haciendo Steve? – hable en voz alta como esperando respuesta; respuesta que no llegaría por obvias razones. Hace una semana no lo veo, la última vez que nos vimos fue el domingo y hasta ahora solo he recibido dos llamadas suyas.

¿Estoy preocupada?, desde luego. No hay que ser inteligentes para adivinar que tiene una doble vida, después de todo nos conocimos en una fiesta de mafiosos y si no le he dicho nada es porque no me siento con derecho a preguntar.

-Espero algún día me lo confiese él mismo - suspiro frotándome los ojos. Mi teléfono sonando me sacó de mis pensamientos y respondí sin ver quién era.

-¿Diga?

-Hola - mi cuerpo se congeló ante aquella voz; esa voz que reconocería en cualquier parte – Por favor no cuelgues – pidió en un suplicio roto.

-Número equivocado.

-¡Emma, espera por favor! – lo último que escuché antes de colgar fue a Jade gritarle por su celular.

Un nudo se formó en mi garganta ante su tono afligido - ¿Y qué más te da Emma?, Se lo merece por hacerte sufrir - me repetí mentalmente, levantando la coraza anti Liam.

Mi móvil nuevamente comenzó a sonar, seguro era él.

-¡QUÉ QUIERES LIAM!

-No soy Liam – su voz era profunda y seria.

-Steve...

-Estoy afuera – dicho aquello colgó.

La había liado, debí fijarme primero antes de contestar abruptamente.