CAPÍTULO 25

176 13 0
                                    

Y una vez más estamos de vuelta en la ciudad donde me han ocurrido todas las desgracias que he vivido.

-Si amor, te llamo más tarde - Kyle termina la llamada con su novia. Insistió en venir con nosotros por si requeríamos ayuda, pero yo más bien pienso que es para cuidar a su hermano.

Durante el vuelo Steve cayó en un profundo sueño, parecía como si estuviera en coma y él aprovecho para hacerle bromas; me sorprendió que pese a ello no despertara y ahí me explicó todo lo que ocurrió en mi ausencia. Jamás hubiera imaginado cuánto podría afectarle mi presencia a su lado, de haberlo sabido habría vuelto antes.

-Detente en la penúltima casa Enzo, por favor - pedí al castaño. Estar aquí me pone melancólica; finalmente entendí que no se trata de hacer como si mi vida antes de Steve no existiera, sino de aceptarla y superarla. Sin embargo, es inevitable sentir tristeza por los recuerdos.

-Voy contigo - mi ángel avisa sin dar lugar a negativas, bajando del auto. No replico, si quiero recuperar su confianza debo mostrarle que no existen motivos para desconfiar.

-¿Vienes? - pregunto a mi cuñado.

-Adoraría ver los gestos celosos del gruñón - alardea risueño - Pero esta vez paso. Revisaré el perímetro con los chicos e intervendré señales intrusas - su semblante serio no me gusta. Creo intuir sus pensamientos y temo decir que son iguales a mis suposiciones - ¿Traes el dispositivo?

-Sí - Steve le responde sin despegar la vista de su celular.

<< ¿Con quién estará hablando? >>

-Sean cuidadosos, los vemos en unos minutos - Kyle asiente y Enzo arranca nuevamente. Mientras tanto, nosotros bajamos los escalones que separan la puerta principal del garaje. Toco el timbre parándome frente a la mirilla y casi enseguida abre.

-¡Emma! - suspira aliviado queriendo abrazarme, pero al percatarse del ojiazul se detiene - Él es...

-Mi esposo - respondo su duda.

-Me alegra que no hayas quedado con aquel idiota - espeta desdeñoso - Él se mira mejor tipo - sonrió nerviosa mirando de reojo a Steve, llevándome la sorpresa que sonríe ladino - Pasen - se hace un lado, apenas cierra la puerta extiende su mano - Damián.

-Steve - se saludan amablemente - ¿Puedo preguntarte algo?

-Intuyo qué es - hace un ademán pidiendo seguirlo a la sala - Me disculpo por mi mensaje comprometedor, pero solo así no sería descubierto.

-¿Descubierto? - frunzo el ceño - ¿Quién?, ¿Liam? - Asiente jugando con sus dedos nerviosamente - ¡Habla Damián!

-Emma, estás en peligro.

Liam Davis.

Mis memorias no son lúcidas, sin embargo recuerdo estar en una bodega acondicionada como mini hospital. Murmullos de lo que supuse eran el doctor y un matón trajeado hablaban sobre mi estado.

-Perdió mucha sangre, necesitamos hacerle una trasfusión urgente.

-Yo se la daré, pero no puede dejarlo morir o mi patrón se enojará y usted no desea pagar el castigo de ese engendro, ¿verdad?

Luego de eso quedé inconsciente, no sé qué sucedió mientras dormía pero algo realmente malo debió pasar porque ya no estaba donde antes, ahora me encontraba en una cómoda habitación mientras unos ojos azules me vigilaban locamente.

-Despertaste - su sonrisa psicópata me causó escalofríos - ¿Estás cómodo?, ¿Quieres que llame al médico?

-¿Quién eres? - pronuncié entrecortado, ocultando mi temor.

MI INFIERNO PERFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora