CAPÍTULO 23

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Steve Coleman.

No existen individuos puros e inocentes, absolutamente todos ocultamos secretos.

Verla reaparecer me descolocó, su presencia removió varias emociones pero sobre todo, reavivó momentos desagradables. Hoy finalmente note que quizá congenié perfecto con Nahiara porque yo en algún momento viví una relación asquerosamente tóxica, donde la única manera de salir era muriendo.

(...)

-¿Me dirás quién es?

-Avaline Winter, mi ex novia.

-¿Ex novia? - Cuestiona dudoso – Pensé que tu primera novia era Nahiara.

-Oficialmente - comuniqué mirando un punto fijo en la pared memorando mis días rebeldes - Nos cocimos a los dieciocho, éramos un caos tremendo y las cosas no resultaron bien – explico sin detalles – No imaginé que su toxicidad la volvería loca al grado de quitarse la vida.

-¿Quitarse la vida? - Frunció el ceño sin entender - Si dices que se suicidó, cómo explicas...

-No tengo idea – lo miro sincero – Yo mismo la vi morir, enterré su cadáver; no sé qué rayos está pasando pero que resurgiera de entre los muertos no es bueno.

-¿Qué crees que quiera?

-A mí.

(...)

Mi ex tenía una obsesión peligrosa conmigo, no podía perderme de vista o armaba escándalos. En aquel entonces teníamos dieciocho años, seguía siendo un adulto joven estúpido con hormonas alborotadas, sin embargo tenía claro mis sentimientos; estaba ciegamente enamorado de Avaline que no me importó aguantar peleas, golpes o amenazas, quería estar con ella. No obstante, Alessandro se interpuso quitándome la venda de los ojos y bueno, todo terminó fatal.

Al principio pensaba que iba extrañarla toda la vida, pero cuando el tiempo sana las heridas, superas y sueltas, todo se vuelve insignificante.

-¡SUÉLTENME!

Salgo de mi cavilación escuchando un gran alboroto fuera, me levanto con intención de investigar quién y por qué viene hacer escandalo - Diles que me suelten o se pondrá feo - advierte entrando con Amelie e Irina sosteniéndola.

-Está bien chicas, pueden dejarnos - asienten desconfiadas saliendo - ¿Qué haces aquí? - pregunté una vez cerraron la puerta - No eres bienvenida.

-Oh, vamos cariño - sonríe acercándose coqueta - ¿No soy bienvenida?, si antes no salía de tu cama.

-Eso fue hace años - atajé severo - Además ¿no estabas muerta?

-Digamos que resurgí de entre los muertos y regresé dispuesta a recuperarte - di un paso atrás alejándome de ella - Así que era verdad - frunce el ceño enojada por ser rechazada - Eres el maldito perro fiel de una escuincla - mis músculos se tensan. Odio escuchar insultos hacia mi mujer – O debo decir, eres el cuernudo de una maldita gata.

-Mide tus palabras Avaline - acorto toda distancia sosteniéndola por el cuello -Insúltame cuanto quieras, pero a mi esposa respétala o cortaré tu asquerosa lengua.

-Eres tan sexy cuando te enojas - jadea excitada bajando una mano a mi entrepierna, rápidamente la quito sosteniendo su muñeca con fuerza. << Mala idea >>, pensé recordando el detalle sobre ésta loca.

<< Es sadomasoquista >>

Maldigo el momento en que mandé a Fabrizio por comida, se la hubiera pedido a Irina, sin en cambio deseaba permanecer tranquilo sin sentirme vigilado todo el tiempo - Steve – jadeó empujándome, haciéndome sentar en mi silla – Reavivamos los viejos tiempos amor - deshizo el nudo delantero de su vestido abalanzándose sobre mi cuello. Evité mirarla, mi cuerpo no sentía nada más que repulsión y nervios de estar en una incómoda situación.

MI INFIERNO PERFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora