CAPÍTULO 34

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James Miller.

<< Es increíble >>, suspiro exasperado pasando de largo a mi reina. Mi padre ha cruzado los límites está vez y ni siquiera se pone a pensar que su hija también... ¡Me enoja que piensen que las mujeres tienen la culpa cuando algo malo les ocurre!

-Amor – me sigue hasta el jardín – Intenta comprenderlo un poco.

-¿Comprender? – frunzo el ceño – No es la primera vez que vivimos una situación igual en la familia – paso la mano varias veces por mi cabello – Su reacción fue la misma. Un tanto menos idiota, pero al final es la misma.

-Debe sentirse impotente...

-Como sea – no la dejo continuar – No quiero seguir hablando de ello. Lizeth puede llegar en cualquier momento y escucharnos sería perjudicial – asiente haciendo una mueca.

-Mande a preparar las habitaciones – cambia de tema – Será bueno estar todos reunidos en casa.

-Eso si logras convencer a tu hermano – luego de lo que pasó dudo mucho que quiera convivir con todos. No lo juzgo, yo haría exactamente lo mismo.

-¿Y escuchaste?, ¡Tendremos un nuevo integrante en la familia! - da un brinco emocionada.

-Si - dentro de su enojo nos confesó que Nahiara está embarazada, un motivo más para protegerla a capa y espada. Tengo mis dudas, ese bebé podría no ser del ojiazul. Sin embargo, por los días que estuvo en Italia y sintiéndose mal... Algo me dice que la teoría de Carlos es cierta.

"Cuando una pareja está muy conectada, puede sentir lo que siente el otro. En los embarazos me ha tocado ver a personas sintiendo los malestares (nauseas o antojos) del otro. Son casos contados, pero reales."

Honestamente lo tiré de loco, ahora veo que tenía razón. De todas formas, da igual porque imagino lo emocionado y feliz que debe estar. Él quería formar una familia y lo está consiguiendo, motivo suficiente para alegrarnos por ellos.

-Espera a que los clones e Irisha sepan, ¡se volverán locos!

-Y sí – apoya – Los tres sienten un gran apego y me preocupa un poco. No quiero que se vuelva algo enfermizo de adultos.

-Se puede solucionar – agarro su mano besándole el dorso – Nuestros hijos ni les harán caso de grandes, te lo apuesto.

-¿Cómo estás seguro?

-Porque cuando sean adultos y prueben todos los placeres de la vida, ¿crees que se conformarán? – ladeo una sonrisa restándole preocupación.

-Oh, claro – asiente abrazándome - No se conformarán porque son igual a su padre – le guiño un ojo sintiéndome halagado.

-Dignos hijos de su padre, ¿o no? - asiente pasándome sus brazos por el cuello – Mi reina preciosa – beso sus labios sin premura, ciñiendo mis manos en su delgada cintura. Debo decir que después de cuatro hijos sus caderas se enancharon un poco, pero sigue siendo delgada; sus seños igual crecieron y sus glúteos también aumentaron volumen. No sé si sea por su edad, por los cambios físicos que conlleva ser madre o por todo ello más su entrenamiento duro y riguroso, pero de igual forme me vuelve loco. Aún más loco que antes si es posible.

Luego de la guerra con Chad nuestras vidas se apaciguaron bastante. Volví al trabajo como CEO de nuestras empresas al igual que ella, pero le di un cambio distinto para priorizar a mi familia. Hasta el momento parece ser que tomé la decisión correcta porque no hemos tenido problemas y en casa los niños van creciendo de forma estable, lo cual era mi principal preocupación.

-No someterlos a otra distancia – ladea una mueca poniéndose seria – Sé que no es nuestro problema, pero de alguna forma lo que ocurra con ellos nos afectará.

-Yo tampoco - acaricio su espalda. Concuerdo totalmente con ella, los clones ya estuvieron separados de nosotros durante mucho tiempo y les afectó bastante, pero a Konstantine e Irisha nunca los hemos dejado, así que sería más complicado.

-Conociendo a mi hermano, no querrá ayuda.

-Primero esperemos que nos cuente su historia con Avaline y luego vemos cómo proceder.

-¿Respecto de Liam? - cuestiona molesta. Podrá caerle bien su cuñada y quererla, pero está resentida por haber puesto a su ex novio por encima de su hermano.

-No tenemos opción – me encojo de hombros - Hablaré con Steve, ofreciéndole alojamiento en uno de los departamentos de alta seguridad para esconderlo y cuando todo termine que vuelva a su ciudad.

-Me parece bien.

-¿En qué momento pasaste de ser su chicle a odiarla?

-En el instante que la vi escaparse con él en su moto, dejando a mi hermano como estúpido - espetó entre dientes - Y no la odio - aclara - Me cae bien, sin embargo, creo que actuó mal. No merece a mi hermano...

-Probablemente tengas razón – hago una pausa - ¿Te acuerdas cuando Liz creía que me eras infiel?

-¿Cómo olvidarlo?, quería arrancarme la cabeza.

-¿Y recuerdas la declaración de Evan? – frunce su ceño.

-¿A qué viene eso?

-Son ejemplos – respondo tomando su cara entre mis manos – Así como a mí no me importó y te defendí pese saber que era mentira tu engaño, Steve hace caso omiso a las opiniones de terceros. Igual soy tolerante ante los sentimientos de mi hermano y no porque minimice sus sentimientos, sino porque sé a quién le pertenece tu corazón.

Él está con ella por algo y debemos respetarlo. Su matrimonio solamente se basa en sus decisiones, dejémoslos ser y que duren lo que tengan que durar. Si Nahiara no era la indicada para Steve el tiempo se lo dirá y ahí estaremos para apoyarlo, mientras tanto no hay que meternos. ¿Comprendes?

-Lo que digas – rueda los ojos zafándose de mí. Entra en la casa hecha una furia.

<< Será más difícil de lo que pensé. >>

-¡Señor! – Henderson pega un grito desde adentro y voy corriendo - Tiene que ver esto.

Me entrega un folder con varias fotos de....

-¿Es una maldita broma? - frunzo el entrecejo mirándolo cuestionante.

-Esto venía con un rolex.

Abro el sobre y leo apresuradamente su contenido.

"Espero hayas disfrutado bien de tu familia estos últimos años porque, así como planeo recuperar a mi hombre, pienso cobrarme una deuda contigo.

Avaline. "

-¿El interruptor de señales ajenas está encendido?, ¿Las cámaras están funcionando bien?, ¿Cuántos custodios hay?

-Si patrón, todo está en orden – respondió Henderson.

-¿Mis hijos ya salieron de la escuela? – mis nervios se dispararon. Sabía que sus escoltas los protegerían sin miramientos, pero no me dejaba menos tranquilo.

-Vienen en camino.

-Enciende el auto, los alcanzaremos - ordeno - ¡Alexandra, ahorita regreso! - grité acomodándome mis armas.

-¿A dónde vas?, ¿qué pasa? – bajó preocupada. En ese momento la puerta principal se abrió y los cuatro pares de ojos más resplandecientes de toda la casa iluminaron mi ser, tranquilizándome.

-¡PAPÁS! - gritaron alegres, corriendo hacia nosotros.

-¡Mis príncipes y princesa! – los abracé, pero antes le entregué la carta a mi reina. Al terminar de leerla me miró con la misma preocupación y alivio que yo tenía hace un minuto.

-¿Qué vamos a hacer?

-No sé. Pero esto apenas comienza.

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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