12. Impedimentos

350 34 6
                                    

—¿Cómo te fue ayer con el joven Chalamet?—
Katherine volteó rápidamente —Uhm, bien, le ayudé a organizar algunas cosas... se irá a Francia—
—¿De nuevo?—
—Sí, pero creo que esta vez será definitivo—la mujer tomó de su té y suspiró —Ayer Charlotte asistió al funeral—
—¿Cómo está?—
—Mal, sigue buscando a su padre... Me preguntó por ti—
—Oh... ¿qué le dijiste?—
—Que estabas con el joven Timothée, ella solo sonrió y dijo que la estabas ayudando— levantó una ceja intrigada y le advirtió —Katherine, no se que estén planeando tu y Charlotte, pero no te metas en nada indebido, por favor—
—No, para nada, tranquila— realmente no estaba haciendo nada de la investigación de su amiga, lo único que ella pensaba es que había sido bastante indecente, ¿Haberse atrevido a besarlo? ¿En serio? Era mejor que nadie se enterase, mucho menos Charlotte, se sentía mal por haber dejado de lado aquella investigación, aunque no había mucho que investigar, no había forma de que Timothée estuviera relacionado a la muerte del detective.
—Confío en ti— interrumpió.
—Gracias tía—

Durante esa semana Katherine estuvo ocupada cuidando de Kenneth y haciendo el aseo de la casa, esperanzada de que Timothée pudiera vender esos cuadros antes de irse para eventualmente seguir pintando, por las noches dibujaba un poco con los grafitos que tenía mientras recordaba una y otra vez aquella cena, aquel beso y lo bien que se sintió tenerlo tan cerca, cada vez que lo recordaba sentía un cosquilleo en el estómago que le provocaba tomar aire hasta que un sentimiento de tristeza inundaba su ser y solo podía imaginar lo mucho que lo extrañaría. Se sentía presionada por su tía, quien hasta ese punto ya le había dado algunas indirectas sobre el matrimonio y que ya estaba en la edad de casarse, y lo comprendía, pero no podía evitar sentirse angustiada de tal deber.


—Buen día señora Wilson—
—Joven Chalamet, buen día—
—¿Está en casa la señorita Wood?—
—Sí, está arriba con Kenneth, adelante, pase—
—Gracias—
—¡Katherine el joven Chalamet está aquí, baja!—
El muchacho tomó asiento en la silla de madera frente al comedor con una bolsa de papel en sus manos, la tía Anna lo notó curiosa y le sonrió.
—¿Cómo se encuentra?—
—Bien, algo ocupado— sonrió metiendo los labios.
—Hola Timothée— dijo Katherine sonriente bajando las escaleras, su tía la miró consternada al ver la confianza con la que le había hablado, decidió subir para dejarlos solos, sabía que había algo.
—¿Cómo está? Estás...— se corrigió. Se levantó de la silla y se acercó a ella.
—Bien, gracias por preguntar ¿Cómo has estado tú?—
—Bien, planificando mucho—
—¿Cuándo... Te irás a Francia?—
—Mañana en la mañana—
La chica lo miró por unos segundos, nerviosa —Por lo de la otra noche... quisiera que nadie supiera, por favor—
—No le he dicho a nadie y no lo haré, no te preocupes—
—Muchas gracias— miró al piso apenada, Timothée pasó la bolsa de papel que tenía en sus manos frente a Katherine —Toma—
Ella lo tomó cuestionandolo con la mirada, él solo le devolvió la mirada en señal de que lo abriera, emocionado. Al desenvolverlo se encontró con un gran fajo de billetes.
—De tus pinturas, se vendieron casi todas—
—¿En verdad?— sus ojos se cristalizaron de la emoción —Dios mío, muchas gracias—
—No agradezcas, faltan solo 2 pinturas, las del camino de tierra, pero las venderé en Francia, seguro allá se venden y quizás las pueda dar en un precio más alto— Timothée sonrió al ver la ilusión de Katherine y continuó —Me preguntaron sobre la pintora, les dije que eran de Katherine Wood y estaban encantados—
—Espere, ¿Las vendió aquí en Lancaster?—Vendí tres aquí, y 4 en Harrisburg—
El semblante de Katherine cambió, tenía mucho miedo de lo que la gente diría, había escuchado mucho sobre la popularidad de su madre en el pueblo y lo mucho que podían llegar a juzgar, no quería ser una versión de su madre. Timothée pudo notar su angustia, tocó su brazo con delicadeza —Todo va a estar bien, de verdad, es mejor que gente cercana sepa lo que pintas, es más fácil que puedan comprar, así, con el tiempo sabrán que hay una talentosa pintora en Lancaster y tendrás pedidos de afuera, confía en mí— algo en la suave voz de Timothée le calmaba, cada vez que lo escuchaba sentía mucha paz, quizás tenía razón, probablemente esos malos pensamientos eran solo eso, solo ideas.
Quería abrazarlo y decirle que se quedara con ella, pero su tía estaba a unos metros arriba.
—Gracias Timothée, gracias por tanto—
—Un placer ayudarte, Katherine. Bueno, vendré a despedirme mañana—
—De acuerdo, lo esperaré—

Sempiterno • Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora